El tejo más grande de España está en Andalucía y bajo él desfiló el Imperio Romano: puede tener 2.000 años

En España crecen cerca de 7.000 millones de árboles. La encina domina en número, seguida por el pino albar y el pino carrasco. Sin embargo, hay una especie que no lidera en cantidad, pero sí en longevidad: el tejo.
En el país se contabilizan 1.586 ejemplares, entre 949 adultos y 638 jóvenes. Aparecen sobre todo en Asturias, Cantabria y Castilla y León, aunque el más grande de todos está en Andalucía y la tradición dice que bajo él llegó a desfilar el Imperio Romano.
Este es el tejo más grande y antiguo de España y está en Andalucía
En pleno Parque Natural de las Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas, en Jaén, está el que muchos consideran el tejo más viejo y monumental de España. Crece en el Valle de los Tejos Milenarios, un paraje sombrío y húmedo que mantiene intacto su aire primitivo.
Este ejemplar, que supera en tamaño a la mayoría de sus parientes, ronda los 2.000 años de edad. Dos milenios en pie, viendo pasar civilizaciones, fronteras y generaciones.
La memoria popular cuenta que en tiempos de la provincia Bética, soldados y mercaderes romanos pasaban junto a él. Algunos lo habrían usado como referencia en sus rutas por la sierra; otros, como sombra reparadora en las horas más duras del día. Y ahí sigue, igual de firme, con un tronco áspero que parece esculpido por el viento y la lluvia, hojas verde oscuro y bayas rojas.
El entorno que rodea al tejo está formado por pinos salgareños, majuelos, helechos y musgos que prosperan gracias a la humedad de la zona. La proximidad del nacimiento del río Guadalquivir mantiene un ambiente fresco incluso en verano, lo que favorece una vegetación más densa y verde de lo habitual en el interior de Andalucía.
Cómo se diferencia un tejo de otros árboles
El tejo (Taxus baccata) puede crecer hasta los 20 metros, aunque a veces lo encontramos más bajo, con forma de arbusto. Tiene una copa compacta, casi cerrada, y hojas estrechas, planas y puntiagudas, de verde intenso por arriba y un tono más amarillento en la parte inferior.
El tronco, grueso y en muchos casos retorcido, luce una corteza que puede ir del naranja al rosado, con placas que se desprenden. Hay ejemplares masculinos y femeninos; los primeros producen conos de polen, los segundos, unas pequeñas estructuras rojas (arilos) que envuelven la semilla.
Salvo la parte carnosa del arilo, todo en el tejo es venenoso, incluidas las hojas y la corteza. Su madera es dura y muy valorada, aunque el lento crecimiento de la especie limita su uso. Y, más allá de lo botánico, es un árbol cargado de historia y de simbolismo, vinculado durante siglos a la vida, la muerte y la resistencia.
Cómo se puede visitar el tejo más antiguo del país
La Ruta de los Tejos Milenarios empieza a pocos pasos del nacimiento del Guadalquivir. Son apenas 2,7 kilómetros de recorrido circular, con un desnivel moderado que no exige demasiado.
A ritmo tranquilo se hace en torno a una hora, pero es de esos caminos en los que uno se para más de la cuenta para escuchar, fotografiar un tronco retorcido o simplemente mirar hacia arriba.
Desde Cazorla, el acceso es sencillo: se toma la carretera local hacia La Iruela, luego en dirección a Riogazas, y de ahí una pista de montaña que lleva directo al nacimiento del río. A partir de ese punto, la señalización marca el sendero hasta el tejo.
Temas:
- Árboles
- Naturaleza
- Plantas