El Monasterio de El Escorial y mucho más: conoce los planes más fascinantes a menos de una hora de Madrid

La historia, las anécdotas y la belleza lo inundan todo en San Lorenzo de El Escorial. Esta localidad, que está a sólo 40 minutos de Madrid y está situada en el corazón de la Sierra de Guadarrama, era el lugar favorito del rey Felipe II. Allí, el monarca de la dinastía de Los Austrias erigió la obra arquitectónica más importante de su vida en honor a la victoria en la batalla de San Quintín: el Real Monasterio de El Escorial. El prestigio de este espacio es tal que fue catalogado Patrimonio Mundial de la Unesco en noviembre de 1984.

Una distinción que, además, comparte con otros cuatro enclaves de la Comunidad de Madrid, como el Paisaje de la Luz (Paseo del Prado, el Buen Retiro y el Paisaje de las Artes y las Ciencias), Aranjuez (Paisaje Cultural), Alcalá de Henares (Universidad y centro histórico) y el espacio natural del Hayedo de los Montes.

Este Real Monasterio tiene una situación privilegiada al estar situado en la ladera meridional del monte Abantos, está rodeado de naturaleza y, como detalla, con una vista aérea, podemos observar que la planta tiene forma de parrilla, en homenaje al martirio de San Lorenzo.

Este complejo arquitectónico posee aspectos tan importantes como el Panteón Real, el lugar donde descansan los restos de todos los Reyes y Reinas de España –y madres de reyes– desde hace siglos. Tiene también una impresionante biblioteca, conocida como la Biblioteca Escurialense o Laurentina, que es considerada uno de los grandes exponentes del humanismo español. Este espacio atesora también una amplia colección de grabados, con más de 7.000 piezas de los mejores artistas europeos de la época, y de una rica elaboración de catálogos de las colecciones de manuscritos de distinta procedencia (castellanos, latinos, griegos, hebreos…).

Por último, señalar que este Real Monasterio posee una preciosa colección de pintura del S. XVI de artistas españoles e internacionales que venían a esta localidad madrileña con el sueño de convertirse en pintores de cámara del hijo del emperador Carlos V.  En su interior destacan también el Patio de Reyes, la Basílica o las Salas Capitulares. 

El Jardín de los Frailes, a los pies del monasterio

Felipe II era un apasionado de la naturaleza y de los jardines, un gusto que se deja notar en los espacios verdes del Real Monasterio. El monarca se ocupó personalmente de los jardines, concebidos de manera renacentista, para lo que trajo a jardineros especializados.

El Jardín de los Frailes está a los pies del monasterio, como si un anillo natural lo rodeara. Es interesante observarlo porque se conserva casi como el original y porque, además, es de una gran belleza.

Es el lugar de paso entre la construcción monacal y las huertas, otro de los grandes elementos del Real Monasterio. Poseía un espacio con una terraza artificial horadada, conocida como el Muro de los Nichos, que constituía una especie de mirador de los jardines, de la arquitectura y del entorno natural. En El Escorial, jardines y huertas se mezclan en el paisaje con las dehesas y bosques formando una unidad.

José Ortega y Gasset decía de este lugar: «No hay mejor sitio para meditar sobre el paisaje y sobre Castilla». 

Más allá del Real Monasterio

El Real Monasterio de El Escorial es el eje de todas las visitas, pero en esta localidad hay más secretos arquitectónicos que son dignos de descubrir. Es el caso de la Casita del Príncipe, un edificio del S. XVIII que funcionaba como pabellón de recreo de Carlos IV cuando éste aún era Príncipe de Asturias. Su arquitectura, de gusto neoclásico, está ubicada en medio de un bosque de robles y tiene una planta rectangular de 27 metros, tiene dos jardines comunicados por un pórtico de columnas toscanas.

No muy lejos de allí, se ubica la Casita del Infante, una construcción inspirada en las villas italianas que estaba destinada al infante Gabriel de Borbón, hijo de Carlos III. También fue creada por el arquitecto fetiche del momento, Juan de Villanueva, y tiene un jardín ideal del S. XVIII. Llama la atención su estilo neoclásico y el uso de materiales autóctonos, que procedían de las canteras de la zona.

El salón central tiene planta cuadrada y una doble altura, con una cúpula octogonal con frescos de inspiración pompeyana que representan alegorías de la música. Al parecer la acústica se miró con cuidado en esta Casa del Infante, ya que a éste gustaba mucho de la música y celebraba conciertos bajo la dirección artística del compositor Antonio Soler.

En el exterior, los jardines responden a un estilo neoclásico, con setos de boj trazados según un preciso dibujo geométrico, con parterres de rosas y una arboleda de grandes coníferas completan el conjunto.

Un ascenso al monte Abantos

Este ascenso por el monte Abantos es una de las rutas de senderismo más seguidas en la Comunidad de Madrid. Como curiosidad, este monte debe su nombre a la abundante presencia, en tiempos de Felipe II, de buitres y alimoches, también denominados abantos.

Se puede acceder a la ruta desde el pueblo, desde San Lorenzo de El Escorial, y llegar hasta el Centro de Educación Ambiental Arboreto Luis Ceballos, que alberga una gran colección de árboles y arbustos autóctonos de España.

Desde esta altura, se puede observar el Real Monasterio de El Escorial en todo su esplendor, con todo el entorno natural que parece que abrazan el conjunto arquitectónico al completo.

Más cercano a la naturaleza

Destaca en este aspecto el conocido como Bosque de la Herrería, un espacio natural de gran valor histórico y paisajístico de la Comunidad de Madrid, conformado de un entorno botánico increíble en el que, además, están enclavadas las Casitas del Príncipe y del Infante con sus respetivos parques y jardines.

Con 497 hectáreas fue declarado Paisaje Pintoresco en 1961 y forma parte de la Red Natura 2000, tiene una amplia presencia de fauna como corzos, jabalíes, zorros o garduñas, así como pájaros carpinteros o mochuelos, una de las especies favoritas del escritor Miguel Delibes.

Se pueden encontrar algunas especies botánicas muy complicadas de hallar, como un cedro del Líbano o ejemplares de arce de Montpellier, así como castaños o fresnos, todo rodeado de caminos sencillos por los que pasear y disfrutar del aire puro durante una mañana entera en San Lorenzo de El Escorial.

Observar como un rey

En último término, y desde donde podemos observar todo el Bosque de la Herrería, os proponemos visitar la conocida Silla de Felipe II, la cual encierra la teoría de que desde allí el monarca observaba y vigilaba cómo iban las obras del Real Monasterio de El Escorial, que se realizaron desde 1563 hasta 1584.

Es una escapada bonita e íntimamente relacionada con la naturaleza. Eso sí, no esperéis que sea un trono de terciopelo, sino que se trata de una roca de granito que tiene labrados algunos asientos en la parte superior y reposabrazos, para hacer más cómoda. Las fotografías desde aquel punto, con unas vistas privilegiadas, son una estampa preciosa para llevarse de recuerdo.

¿Jugar al golf?

Por supuesto, también. Se puede practicar este deporte en el Real Club de Golf La Herrería inaugurado en 1966. Está ubicado en un entorno natural de especial protección paisajístico, conocida como Finca de La Herrería, propiedad de Patrimonio Nacional, donde predominan los robles, fresnos y encinas.

Es posible que pocas veces puedas jugar al golf en un entorno protagonista de la historia de Europa, ya que está ubicado a apenas 400 metros del Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, y está sumergido en un valiosísimo entorno natural.

Antes de irnos, un toque gastro

Antes de salir a los alrededores de la localidad, os proponemos ir a Montia, un restaurante con una estrella Michelin que está regentado por el chef Dani Ochoa. Un espacio para momentos especiales con una cocina hecha a base de guisos, siempre pegados a los productos de temporada, sin forzar la producción. Tiene menú degustación con diferentes versiones, pero sin duda acudir a Montia es un momento perfecto para probar sus callos a la madrileña que son famosos entre los comensales.

Para los más clásicos, os recomendamos el Charolés, situado en pleno casco histórico abrió sus puertas en 1977 y tiene todo tipo de comidas, aunque el cocido madrileño es uno de los platos más famosos de su carta. Destacan también el cogote de merluza de pincho a la bilbaína o los judiones de La Bañeza con almejas de Carril.

En sus alrededores

Cercano a San Lorenzo de El Escorial hay, además, otras localidades que encierran una belleza donde se fusiona la historia con la naturaleza y la cultura, como es el caso del Castillo de Manzanares el Real, uno de los favoritos de los madrileños y de todo el que visita la localidad.

Declarado Monumento Histórico-Artístico y Bien de Interés Cultural, se construye en el S. XV sobre una antigua iglesia románica mudéjar y fue residencia de la Casa de los Mendoza. Lo que más llama la atención de esta atracción turística es su fantástico estado de conservación, lo que permite que se puedan llevar a cabo en su interior programación de talleres infantiles o visitas teatralizadas.

Nos vamos ahora hasta el Valle de Cuelgamuros, antes conocido como Valle de los Caídos, que es otra de las visitas cercanas que se pueden hacer. Se trata de un monumento concebido por Francisco Franco para conmemorar su victoria militar en la Guerra Civil con proyecto de los arquitectos Pedro Muguruza y Diego Méndez.

La construcción, conformada por trabajos en su mayoría por presos republicanos, está rodeada de un rico espacio natural que constituye una importante reserva ecológica. El bosque que rodea el monumento con la gran cruz tiene diferentes especies botánicas procedentes de diversos puntos de España, pero sobre todo pinos.

Desde el punto de vista sacro, además de la monumental cruz de 150 metros de altura, tiene una basílica católica (y su cripta) que está excavada en el interior de la roca, tiene un crucero abierto con cúpula decorada con mosaicos de Santiago Padrós, hecho al estilo bizantino. Se representa a un Pantócrator sobre un fondo dorado rodeado de serafines que conforman una almendra mística.

Para los aficionados a la escultura, llaman la atención algunos medio-relieves en la base de la basílica hechos por Juan de Ávalos que representan a los Evangelistas (San Juan, San Lucas, San Marcos y San Mateo) y a las cuatro Virtudes Cardinales (Justicia, Fortaleza, Prudencia y Templanza). El altar mayor tiene un Cristo crucificado del escultor Julio Beovide y policromado por Ignacio Zuloaga, uno de los grandes pintores de la época.

Una paradita para las compras

De vuelta a Madrid desde San Lorenzo de El Escorial se puede hacer una parada para disfrutar de un día de compras de las primeras marcas a precios estupendos en Las Rozas Village. 

Este outlet de marcas de lujo cercano a Madrid tiene un encanto especial, ya que está concebido como una calle comercial muy coqueta por la que pasear al aire libre. Alberga alrededor de 100 boutiques con algunas de las primeras marcas premium y de lujo como Levi’s, Swarovski, Tommy Hilfiger, Burberry, Lottusse, Scalpers, Carolina Herrera, Loewe, Hugo Boss, Diesel o Jesús del Pozo, entre otros.

Una gran variedad de moda y accesorios con un 60% de descuento, y espacios para tomarse un respiro antes de seguir comprando o, simplemente, tomando ideas para futuras compras. Abre desde las 10 horas hasta las 21 horas, menos los sábados que lo amplía una hora más.

Cómo llegar

A San Lorenzo de El Escorial se puede llegar en coche, en tren de Cercanías (línea C-3a) desde Atocha o en el tren histórico, conocido como el Tren de Felipe II, que nos lleva hasta allí de una forma divertida. 

Cultura, gastronomía, arte e historia se unen en San Lorenzo de El Escorial para hacer de esta localidad un destino estupendo y ¡a menos de una hora de Madrid!