El famoso postre de Madrid que nadie conoce en el resto de España y podría desaparecer muy pronto
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Madrid cuenta con una amplia variedad gastronómica reflejada en restaurantes que cuentan con sabores exóticos de todas partes del mundo. Sin embargo, dentro de esta diversidad culinaria no pueden faltar algunos postres y platos tradicionales de la capital que son emblemáticos y que si bien en antaño eran imprescindibles ahora son quizás más desconocidas para las jóvenes generaciones, aunque nunca está de más recuperarlos. Es el caso por ejemplo del famoso postre de Madrid que nadie conoce en el resto de España y podría desaparecer muy pronto.
Este emblemático postre de Madrid, aunque desconocido para muchos fuera de la capital, es el bartolillo. Se trata de un dulce tradicional y bastante típico de la Semana Santa en la capital, que ha resistido el paso del tiempo, pero que hoy en día corre el riesgo de desaparecer por completo. La llegada de nuevas tendencias en la repostería y la falta de demanda han hecho que cada vez sea más difícil encontrarlo. Sin embargo, en la Antigua Pastelería del Pozo, uno de los pocos lugares donde aún se elabora, hay quienes se resisten a dejar que esta tradición se extinga. El bartolillo es más que un simple dulce; es parte del legado gastronómico madrileño. Su elaboración requiere paciencia y técnica, dos factores que han contribuido a su declive en un mundo donde lo rápido y lo inmediato suelen primar. Pero, ¿qué tiene de especial este postre y por qué su desaparición sería una gran pérdida para la gastronomía madrileña?
El famoso postre de Madrid que podría desaparecer
El bartolillo es un pastel frito relleno de crema pastelera y que por su aspecto recuerda ligeramente a las empanadillas. Sin embargo, cuenta con un forma triangular que se asemeja a un mantón de Manila, motivo por el cual termina en pico y no se cierra por completo como otras masas similares. Aunque su versión más popular es dulce, también existen variantes saladas que permiten disfrutarlo de una manera diferente.
Su textura es crujiente por fuera y cremosa por dentro, convirtiéndolo en una delicia única para los amantes de la repostería artesanal. Antiguamente, este postre era un habitual no sólo en Semana Santa, sino también en las verbenas y fiestas madrileñas como San Isidro, La Almudena y La Paloma, donde se servía acompañado de café, té o incluso un licor. Hoy en día, su presencia en estos eventos es cada vez menor, lo que refleja el cambio en los hábitos de consumo de los madrileños.
¿Dónde se puede encontrar este dulce en Madrid?
A pesar de su desaparición en la mayoría de pastelerías, el bartolillo todavía puede encontrarse en la Antigua Pastelería del Pozo, un establecimiento con más de 180 años de historia y que es de hecho, la pastelería más antigua de España. Allí, Antonio, uno de los pasteleros más comprometidos con la tradición, continúa elaborando bartolillos los sábados y domingos, días en los que los madrileños más nostálgicos pueden darse un capricho.
No obstante, su preparación no es sencilla. Requiere un proceso minucioso de amasado, reposo y fritura que pocos están dispuestos a realizar hoy en día. Además, la tendencia actual de priorizar productos menos calóricos y más ligeros ha hecho que este dulce frito pierda protagonismo frente a opciones más modernas y saludables.
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¿Cómo se hace un bartolillo en casa?
Para aquellos que quieran recuperar esta tradición desde sus propias cocinas, os explicamos a continuación cómo preparar bartolillos madrileños en casa. Es un proceso laborioso, pero el resultado merece la pena.
Ingredientes para la crema pastelera:
- 130 gramos de azúcar
- 4 yemas de huevo
- 1 cucharada de esencia de vainilla
- 500 ml de leche entera
- 35 gramos de maicena
Ingredientes para la masa:
- 225 gramos de harina de trigo de repostería
- 50 gramos de harina de trigo de fuerza
- 60 gramos de manteca de cerdo ibérico
- 75 ml de vino blanco
- 4 gramos de sal
- Aceite de girasol o de oliva suave para freír
- 1 huevo (opcional, para pintar la masa)
Elaboración:
- Preparar la crema pastelera: mezclar el azúcar, las yemas y la esencia de vainilla en un bol hasta que el azúcar se disuelva y las yemas se tornen blanquecinas. En un vaso aparte, disolver la maicena en 100 ml de leche y agregar esta mezcla al bol.
- Calentar los 400 ml de leche restantes en un cazo a fuego medio y, cuando esté caliente, incorporar la mezcla del bol removiendo continuamente hasta que espese. Una vez lista, cubrir con film transparente y dejar enfriar.
- Hacer la masa: en un bol, mezclar ambas harinas con la manteca de cerdo, el vino blanco y la sal. Amasar hasta obtener una masa firme y lisa. Dejar reposar en la nevera tapada con papel film durante 15 minutos.
- Extender la masa con un rodillo y cortarla en porciones alargadas. Rellenarlas con la crema pastelera y cerrarlas con la forma característica del bartolillo, sellando los bordes con un tenedor.
- Freír en abundante aceite caliente (180°C) hasta que estén dorados. Dejar escurrir sobre papel absorbente y servir calientes o templados.
El futuro del bartolillo
A pesar de su historia y su valor cultural, el bartolillo madrileño se enfrenta a la extinción. Las nuevas generaciones apenas lo conocen, y su presencia en la gastronomía de la capital es cada vez más residual. Su escasez en pastelerías y su elaboración laboriosa han hecho que pase desapercibido para muchos madrileños y visitantes.
Sin embargo, aún hay esperanza. La revalorización de la cocina tradicional y el auge del interés por la gastronomía auténtica podrían darle una segunda vida. Sólo el tiempo dirá si este dulce sigue formando parte de la identidad madrileña o si, como tantas otras tradiciones culinarias, quedará relegado a los libros de historia.