Juegos Olímpicos: Baloncesto

Mejor imposible para España

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Durant entra a canasta en el partido contra España. (AFP)

La selección española de baloncesto no para de acumular buenas noticias. Juancho Hernangómez ha llegado a tiempo para disputar los Juegos Olímpicos cuando hace apenas 10 días parecía imposible. El equipo se encuentra pletórico de forma con los hermanos Gasol viviendo una segunda juventud, mientras que los resultados han acompañado tras vencer dos veces a Francia en la preparación y dejar una muy buena imagen ante Estados Unidos. El clima de optimismo se ha disparado dentro del equipo.

España, si estuviésemos en 2012, sería clara favorita al oro ante unos norteamericanos que parecen descentrados y que van a incorporar a un tercio de su equipo a 24 horas del comienzo del torneo. Devin Booker, Khris Middleton, Jrue Holiday y Zach Lavine llegarán a última hora después de que los tres primeros disputasen las finales de la NBA y el último se reincorporase a estas alturas por protocolo Covid.

Nunca se había visto a un equipo de Estados Unidos en esta situación desde que en 2004 hicieron ‘el cabra’ en los Juegos de Atenas alojándose en un barco fuera de la Villa Olímpica y cayendo hasta la medalla de bronce. Aquel golpe, unido a otro bronce en el Mundial 2006, hizo que los norteamericanos se empezasen a tomar más en serio las competiciones internacionales llevando a todas sus estrellas sin excepción completando una década invictos en todo. Los mejores años de España coincidieron con esos ‘Dream Team’ inexpugnables hasta que en estos Juegos el panorama ha cambiado diametralmente.

Kevin Durant es la única superestrella en un equipo completamente cambiado respecto al que ganó en 2016. Jugadores referencia como Kyrie Irving, Jimmy Butler, Carmelo Anthony, Paul George o Klay Thompson están fuera y el único que repite con Durant es Draymond Green. El equipo es bastante inexperto en baloncesto internacional y ya ha perdido dos de los amistosos de preparación.

España cuenta con toda la experiencia del mundo a su favor para este campeonato, pero también sabe que por el camino hay rivales durísimos como Eslovenia y Argentina en la fase de grupos. Los nuestros saben que este último baile –tras el que se retirará Pau Gasol– tiene bastantes más visos de salir bien de lo que la gente se espera. Hablamos de un torneo corto con seis partidos –realmente cinco de nivel si descartamos el estreno contra Japón– dejando la puerta a que todo pueda suceder.

El equipo de Scariolo sorprendió al mundo entero ganando la Copa del Mundo de China en 2019 cuando nadie confiaba en sus opciones. La virtud del conjunto español reside en saber aprovechar las oportunidades, y más cuando Estados Unidos parece débil, para ganar el título como aconteció en esa cita y en este mismo Saitama Arena donde salieron campeones en 2006.

Los repetidores

Los hermanos Gasol, Rudy Fernández y Sergio Rodríguez aparecerán con una sonrisa más que especial en el debut contra Japón el próximo lunes. La última vez que pisaron la cancha olímpica celebraron el título mundial de 2006 con unas cintas tradicionales japonesas sobre la cabeza. Los cuatro siguen siendo piezas fundamentales en un equipo de leyenda que se conoce mejor que nadie y que apostará por ir de menos a más en el campeonato.

El equipo tiene motivos para soñar viendo cómo Estados Unidos ha prestado más atención al final de la NBA que a su propio equipo nacional. España, como buen cazador, está agazapado esperando que aparezca su oportunidad. Siempre que los norteamericanos cayeron eliminados en los últimos dos Mundiales resultaron campeones. Las estadísticas no mienten.

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