El sobornado conductor pide a Villarejo que ayude a Bárcenas: «Tiene la cara hinchada por la cortisona»
Villarejo, a lo largo de la conversación con el chófer de Bárcenas, muestra su preocupación por la situación carcelaria del ex tesorero del PP porque en esas fechas seguían intentando desde La Moncloa aproximarse para sellar un pacto. En la línea de esa estrategia era de vital importancia que la reclusión de Bárcenas en la cárcel, ya más de medio año, no fuera conflictiva. Pero Bárcenas no se mostraba como un preso cómodo porque se hallaba en un bajón por las fiestas navideñas, se encontraba más irascible que nunca. Además, eran sus primeras Navidades entre rejas.
El chófer Eugenio Ríos le relata a Villarejo el incidente de Bárcenas con un funcionario de prisiones:
–Me ha comentado el hijo que lo enganchaba del cuello. Ha salido un tío y le ha dicho: «Se tiene que poner usted estas chanclas». Y le ha dicho al otro: «Esa no me las pongo ni con papel higiénico». Y le ha dicho: «Pues usted verá. Lléveselas».
Al conductor Ríos le sorprende que Luis Bárcenas conteste a los funcionarios de instituciones penitenciarias de una manera tan grosera, algo que nunca había hecho con anterioridad. Incluso, el hijo del recluso le había comentado al chófer que «nunca había sido así», ya que su padre era una persona respetuosa y educada con los funcionarios.
Ríos intenta quitarle importancia a los enfrentamientos:
–Es la presión, las fechas. Luego también, que está muy hinchado en la cara por lo de la cortisona. Está jodido por la comida. Pero, claro, que lo están apretando mucho ahí y algunos presos le han dicho: «Es una putada porque nos arrimamos a ti y nos registran».
Villarejo escucha con atención y muestra comprensión:
–Ya, ya… entiendo.
Y le transmite un mensaje de tranquilidad:
–No te preocupes. Yo voy a hacer las gestiones oportunas.
Y, en ese momento, se corta la conversación.
Cuando hace mención a las “gestiones oportunas” se refiere a que lo gestionaría con sus superiores del Ministerio del Interior, de quien depende el control de las cárceles españolas.
Tras la charla, el topo policial aún siguió al servicio de Rosalía Iglesias hasta el verano de 2014, unos meses antes de que Bárcenas fuera puesto en libertad en enero de 2015. La familia se hartó del chófer.
Un operativo que daba sus frutos
En las fechas de la conversación, enero de 2014, ahora reproducida por OKDIARIO en exclusiva, la operación contra Bárcenas seguía abierta y el chófer, además de su sueldo, cobraba otros dos mil euros en negro de los presupuestos generales del Estado. Los agentes de la Unidad de Asuntos Internos (UAI) sospechan que en esa época los documentos ya habrían sido recuperados.
Las conclusiones policiales de los agentes de la UAI se soportan en las cintas y pendrives que encontraron en el domicilio de Villarejo durante su detención. Algunos de ellos contienen conversaciones del ex comisario con superiores del Ministerio del Interior en las que se hace referencia a la operación contra Bárcenas.
Otras grabaciones contienen encuentros entre Villarejo y el entonces jefe de la Unidad Central de Apoyo Operativo (UCAO), Enrique García Castaño, en las que también se comentan aspectos de la operación contra Bárcenas.
Al margen de la misión secreta contra el tesorero del PP, el comisario García Castaño solicitó hace semanas su comparecencia ante el juez de apoyo del Juzgado Central de Instrucción número 6 de la Audiencia Nacional, Diego de Egea, para aportar su testimonio en la operación Tándem.