LEY TRANS

Un preso que acosó a una interna en la zona mixta pide ir al módulo femenino porque se siente mujer

El interno es canario y cumple condena por tráfico de drogas en la cárcel de Topas (Salamanca)

preso mujer

Un preso que acosó a una interna y fue expulsado del módulo mixto por conflictividad pide el cambio al módulo femenino porque se siente mujer gracias a la Ley Trans. El recluso es de origen canario y fue condenado por tráfico de drogas. Desde entonces, cumple pena de cárcel en la prisión de Topas (Salamanca), donde no es el primer caso de reos que solicitan ingresar en la cárcel de mujeres. Dos internos con prótesis mamarias han manifestado su intención de entrar en el módulo de mujeres e Instituciones Penitenciarias ha acogido la petición. El Gobierno no proporciona datos sobre estas solicitudes que están empezando a causar descontrol en cárceles de toda España.

Las consecuencias de la Ley Trans están empezando a aflorar. Las prisiones están siendo uno de los lugares donde la situación es más acuciante, puesto que hay presos que han manifestado sentirse mujeres solicitando su ingreso en los módulos femeninos teniendo que ser acatada su petición por los funcionarios de prisiones. Uno de estos casos ha tenido lugar en la cárcel salamantina de Topas, en cuyas celdas han dormido etarras hasta su acercamiento masivo a las prisiones del País Vasco que autorizó el Ejecutivo de Sánchez. Se trata de un reo corpulento, de más de 1,80 de estatura, que lleva tan sólo unos meses entre rejas.

Fuentes internas de Topas aseguran a OKDIARIO que, antes de manifestar que se sentía mujer, alteró la convivencia en el módulo mixto de la cárcel. «Desde que metieron a este hombre aquello se había desmadrado, provocaba que el ambiente no fuera el más adecuado, estaba enrarecido, no se adaptaba bien, tuvo encontronazos con una interna», aseguran las mencionadas voces.

Los funcionarios alertaron de su comportamiento conflictivo e Instituciones Penitenciaras acordó que debía salir de la zona mixta. «Era mejor sacarlo de ahí para no ir en contra de los internos que están en el módulo mixto, lo llevan bien y no dan problemas, era un elemento distorsionador y no daba el perfil para estar realmente en un módulo de esas características, donde hay unas normas bastante estrictas para estar en ellos», señalan fuentes de la prisión en una conversación con OKDIARIO. 

Protocolo

La Ley Trans ha provocado que los protocolos de los presos que dicen sentirse mujer se hayan cuestionado. Fuentes expertas en estos procedimientos señalan que, de acuerdo con el protocolo de 2006, cuando un reo se declara de un género distinto al que aparentemente muestra, tiene que ser visto por el médico y por el psicólogo del centro para ver exactamente cuál es el módulo más indicado.

«El protocolo funcionaba bien hasta que llegó la Ley Trans, porque el protocolo choca en cierta medida con la propia ley, ya que elimina todo tipo de informes para realizar el cambio registral de género», explica el funcionario de prisiones y portavoz sindical de Acaip-UGT, Joaquín Leyva. Y prosigue: «Presentamos quejas, queríamos seguridad jurídica y aún no han cambiado los protocolos, tenemos dudas de cómo actuar si hubiera una denuncia por parte de algún interno de que se están vulnerando sus derechos y cómo defendernos jurídicamente».

Pese al silencio sobre cómo deben actuar los funcionarios de prisiones cuando un preso manifiesta que se siente mujer, lo normal es que se traslade al módulo que primeramente se entienda más adecuado por la dirección. En caso de que el recluso no tenga un comportamiento adecuado, se le aplican limitaciones en el régimen penitenciario hasta que se vea cuál es el módulo más adecuado a sus características en base al género declarado y su comportamiento. «Por un lado, se trata de respetar la petición que ha realizado el interno y por otro el de asegurar la convivencia más normalizada posible dentro del centro», explican fuentes expertas.

Más casos

El narcotraficante expulsado del módulo mixto no es el único preso que se siente mujer en la cárcel de Topas. Hace sólo unas semanas ha entrado un recluso sin cambio de nombre, ni de apariencia física, pero sí operado del pecho. Su ingreso causó dilema entre los funcionarios, puesto que no tienen instrucciones sobre como cachearle y tuvieron que utilizar una mujer para explorarle de cintura para arriba y a un hombre para investigar la parte de abajo. Finalmente, la dirección del centro ordenó que ingresara en el módulo de mujeres.

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Patio interior de la cárcel de Topas (Salamanca).

Otro preso de la misma cárcel que también se sentía mujer se puso prótesis en el pecho, pero no cambió su nombre, ni tampoco su apariencia masculina. Este recluso ha sido trasladado a una cárcel del sur en la que Instituciones Penitenciarias tendrá que decidir en qué módulo debe ingresar finalmente.

Descontrol en los datos

Las consecuencias de la Ley Trans no sólo se están produciendo en la cárcel de Topas. Otras prisiones repartidas por la geografía española como la de Fuerteventura, Segovia, El Dueso (Cantabria) y Foncalent (Alicante) ya han tenido que hacer frente a situaciones de este tipo. En el caso de la cárcel alicantina, un preso reincidente se autodeterminó mujer y embarazó a una interna tras ser enviado al módulo femenino.

Aunque se conozcan estos determinados casos, no hay transparencia sobre las cifras totales e Instituciones Penitenciaras no difunde estos datos. «La población reclusa puede mantener comunicaciones formales con otras administraciones para el trámite que considere oportuno, sin que haya un registro específico del contenido de las mismas», señala el Gobierno en una respuesta parlamentaria consultada por este periódico.

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