Correa se siente ‘traicionado’ por Iglesias tras la entrega a Ecuador de su ex jefe del espionaje

Rafael Correa
Ecuador Rafael Correa, el 'espía' Pablo Romero Quezada y el líder de Podemos, Pablo Iglesias.
Manuel Cerdán

Rafael Correa, el ex presidente de Ecuador, se siente traicionado por Pablo Iglesias y los abogados de Podemos por la entrega a la Justicia ecuatoriana de su ex jefe de los servicios secretos, Pablo Romero Quezada. El que fuera durante dos años (2012-2014) director de la Secretaría Nacional de Inteligencia (SENAIN), con categoría de ministro, fue trasladado por Interpol el pasado viernes en un vuelo de Iberia a Quito.

Romero Quezada había sido detenido en Madrid en junio de 2018 tras huir de la Justicia ecuatoriana, que había dictado una orden de busca y captura internacional por los delitos de secuestro y malversación de fondos reservados. La sección tercera de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional había aprobado en dos ocasiones su extradición y estaba a la espera de la aprobación del Consejo de Ministros. El Gobierno de Sánchez e Iglesias decretó el 4 de febrero su extradición a Ecuador, después de que el Ministerio del Interior rechazara su solicitud de Asilo.

Rafael Correa, que durante años financió a Iglesias, personalmente, y a Podemos con varias decenas de millones de euros del programa Prometeo, se siente traicionado por el actual vicepresidente del Gobierno, según ha comentado a los colaboradores que le acompañan este fin de semana en un acto político en Cancún (México).

Según las mismas fuentes del entorno de Correa, que tras exiliarse de Ecuador tiene su residencia en Bruselas, Pablo Iglesias no ha cumplido el pacto que había suscrito con él en junio de 2019 cuando la Audiencia Nacional ya había decretado su extradición a Ecuador. El dirigente de Podemos le aseguró que paralizarían su expulsión por medio de la solicitud de asilo y que el nuevo Gobierno de Sánchez lo asumiría.

Las pruebas de Correa

El ex presidente bolivariano ha comentado que existen pruebas para demostrar que Iglesias le dio su palabra para frenar la extradición de Pablo Romero. También verbalizó de manera histriónica que esos rastros documentales pueden ver la luz en cualquier momento. OKDIARIO preguntó si Correa había hablado por teléfono con Iglesias para transmitirle sus quejas tras la entrega de Romero, pero la fuente se negó a contestar.

Meses después, con Iglesias y otros cuatro ministros de Podemos en el Ejecutivo, Correa ha comprobado cómo se han quitado de en medio a uno de sus hombres de confianza. Al ex presidente le preocupa principalmente que, una vez en Quito, Romero llegue a un acuerdo con la Fiscalía y “tire para arriba” en el caso del secuestro del diputado de la oposición Fernando Balda. Sería algo demoledor para él ya que podría frenas sus aspiraciones de convertirse nuevamente en el inquilino del Palacio de Carondelet, sede de la Presidencia, en Quito.

La jueza Daniella Camacho ya acusó a Correa de participar junto a Romero en el secuestro del diputado de la oposición en Bogotá (Colombia), en agosto de 2012. La entrega de Romero a Ecuador provocará una reactivación de la causa, quedando el ex presidente en manos de su colaborador. Correa sospecha que, ante una situación de callejón sin salida, el encausado opte por llegar a un acuerdo con la Fiscalía para rebajar su condena. De ahí que Correa en estos dos últimos años haya luchado hasta la extenuación para que el ex jefe de los servicios secretos de quedara en Madrid.

Presiones a los familiares de Romero

El ex presidente ya se ha puesto en contacto con los familiares de Romero Quezada para que le hagan llegar el siguiente mensaje: “El próximo año habrán elecciones y puedo ganarlas. Aguanta que ya te sacaré yo de la cárcel con todas las garantías y honores”, según ha desvelado a OKDIARIO uno de los periodistas más prestigiosos de Ecuador.

Correa ha comentado a su gente: “Podemos me la jugó y el abogado de Izquierda Unida se rindió”. El ex presidente basa la traición de Podemos en el hecho de que el Consejo de Ministros aprobara la extradición el 4 de febrero y que él no se enterara de esa decisión hasta el 13 del mismo mes. En ese día, el Ministerio del Interior rechazaba definitivamente la solicitud de asilo, lo que dejaba expedita la vía de la extradición.

Las mismas fuentes del entorno de Correa en Cancún declararon a OKDIARIO por teléfono que Correa es una persona vengativa, pero que ahora no podrá actuar porque carece de poder: “Eso sí, como recupere la Presidencia de la República en unas futuras elecciones, Iglesias y sus compinches no encontrarán un agujero donde esconderse”.

El ex jefe del SENAIN, Pablo Romero Quezada estaba tan convencido de que el Gobierno de Sánchez iba a aprobar su solicitud de asilo y rechazar su entrega a Ecuador que el lunes pasado, en un acto político con miembros de la oposición ecuatoriana en España, aseguró: ““Aspiramos a poder llegar a tocar las puertas del PSOE, porque a sus partidos aliados hemos podido tocar las puertas y hemos tenido una buena receptividad. Tanto es así que, en el caso de mi solicitud de asilo, por ejemplo, hemos logrado que oficialmente IU y Podemos por escrito nos hayan brindado el respaldo”.

Pero la euforia le duró poco tiempo al ex jefe de espías. Treinta horas después era detenido de madrugada por la Policía en su domicilio de Torrelodones, en una zona residencial próxima a Madrid. La orden de detención partió de la sección tercera de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, que aprobaba su inmediata expulsión a Ecuador. Los jueces querían evitar un nuevo escándalo como el de la huida del Pollo Carvajal, el ex jefe de los servicios secretos venezolanos que se fugó tras ser aprobada su extradición a Estados Unido. Romero ingresó en prisión y no la abandonó hasta que fue conducido a Ecuador.

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