Venezuela: la oposición rechaza que sus gobernadores electos juren su cargo ante la Constituyente
La oposición venezolana ha descartado que sus cinco gobernadores electos en las los recientes comicios regionales vayan a prestar juramento este miércoles ante la Asamblea Nacional Constituyente, pese a que el gobierno amenazó con destituirlos si no se subordinan a esa instancia oficialista.
La Mesa de la Unidad Democrática (MUD), «ante el chantaje de la fraudulenta Constituyente, reitera ante el pueblo de Venezuela y la comunidad internacional que los gobernadores electos solo se someterán al mandato establecido en la Constitución y las leyes», subrayó la coalición en un comunicado.
Desde la convocatoria de estas elecciones, con más de un año de retraso sobre lo que marcaba la legalidad, la oposición discutió en sus órganos internos si debía presentarse o no. Después del autogolpe que supuso la fraudulenta elección de la Constituyente, saltándose todos los preceptos legales de la Carta Magna venezolana, la MUD —que integra a más de una veintena de partidos democráticos de todo el espectro ideológico— no tenía una opinión unitaria al respecto.
Este martes, la ex diputada y líder de Vente Venezuela, María Corina Machado, demostró su hastío con el régimen dictatorial con un único tuit en el que dejaba muy claro por qué no cree en la vía pactista con el régiumen chavista: «Lo que pasó el domingo fue un fraude cantado, descarado y TOTAL. Mientras el régimen controle al CNE no hay salida por la vía electoral».
1. Lo que pasó el domingo fue un fraude cantado,descarado y TOTAL. Mientras el régimen controle al CNE no hay salida por la vía electoral.
— María Corina Machado (@MariaCorinaYA) October 18, 2017
El CNE (Consejo Nacional Electoral) es sólo uno más de los órganos ocupados por miembros designados a dedo por la tiranía bolivariana. La única sede institucional que quedaba fuera del control del dictador Maduro, la Asamblea Nacional, fue disuelta fraudulentamente con la convocatoria de la Constituyente el pasado mes de julio.
Hasta entonces, y desde el 30 de marzo, cientos de miles de venezolanos salieron cada día a la calle a exigir pacíficamente una salida a la dictadura. Sus reivindicaciones eran cuatro básicamente: el respeto a la Asamblea Nacional y a sus atribuciones, la convocatoria inmediata de elecciones presidenciales, la liberación de todos los presos políticos y la apertura de una canal humanitario para paliar la profundísima crisis de abastecimiento de alimentos y medicinas básicas en Venezuela.
La respuesta del régimen fue una: la represión y el asesinato de más de 160 personas en cuatro meses de marchas democráticas.
Y respecto a las demandas, la laminación de la Asamblea, primero intentado la usurpación de sus poderes a través de la Corte Suprema —cuyos miembros fueron elegidos por el régimen entre sus adeptos de la judicatura—, y después eliminándola con la Constituyente. Se cortó el vuelo ilegalmente a la iniciativa de convocar un referéndum revocatorio del presidente —previsto en la Constitución— para forzar esas elecciones.
Se cambió casa por cárcel a algunos de los presos políticos —entre ellos, al más famoso de todos, Leopoldo López— «para dar imagen de apertura ante el mundo», como denunció Machado, pero se les volvió a detener para violar su libertad de expresión. Y nunca se ha iniciado nada parecido a una petición de ayuda humanitaria, al contrario, el régimen ha vendido cada vez más porciones —a China y a Rusia— de la única riqueza del país, las reservas petrolíferas.
Venezuela es el país del mundo con una mayor cantidad de crudo bajo sus pies. Sin embargo, los años de bonanza en los precios del petróleo, en lugar de haber sido aprovechados para modernizar el país y sus industrias —por ejemplo, desarrollando un sector secundario de refinerías que eviten la dependencia del exterior para aprovechar la propia riqueza natural del país—, se gastaron en subvenciones y prebendas para los afectos al régimen y para mantener un voto cautivo entre los desfavorecidos. Hoy, eso es imposible, porque no hay ingresos, la deuda no deja de crecer, el país está en bancarrota, y no queda industria ni sector primario.
Así, la oposición no ceja en su empeño de que el mundo escuche, y los países con mayor capacidad de presión —Estados Unidos y España— mantengan sus sanciones al régimen. «No hay diálogo posible con quien no tiene voluntad de acordar nada, como ha demostrado Maduro», ha insistido Machado. «Ya nos engañaron una vez, no volverán a hacerlo», ha dicho refiriéndose a la ronda de diálogo auspiciada por UNASUR, de la mano del ex presidente español José Luis Rodríguez Zapatero. «No es un mediador», han dicho de él Machado y la esposa de Leopoldo López, Lilian Tintori, «es un portavoz de la dictadura y cada vez que viene a Venezuela aumenta la represión».
Con todo, Venezuela regresa una vez más a la casilla de salida en su crisis económica, social, institucional y de libertades. Una dictadura represora dispuesta a todo por sobrevivir y una oposición que resiste, vela a sus muertos y promete lucha democrática por su libertad, su pan y su futuro.