ELECCIONES PRESIDENCIALES EN TURQUÍA

Los turcos elegirán el 28 de mayo entre susto o muerte

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Los turcos deberán elegir en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales del 28 de mayo entre dos opciones políticas antagónicas: una conservadora, que no gusta en Occidente, la de Recep Tayyip Erdogan, y otro de izquierdas, representada por Kemal Kiliçdaroglu. Si bien la última candidatura cuenta con el apoyo de los medios de comunicación de izquierdas, la maquinaria de propaganda de organizaciones internacionales como la OTAN o la UE también han jugado su baza a favor de Kiliçdaroglu.

Sin embargo, un día después de las votaciones del pasado domingo, un sentimiento de decepción se apoderó de las filas de socialistas en oposición, liderada por Kemal Kiliçdaroglu.

Erdogan se impuso a Kiliçdaroglu por cinco puntos y logró una victoria con casi un 50% de los votos que ya quisieran para ellos muchos líderes occidentales. Los dos contendientes volverán a enfrentarse en una segunda vuelta el próximo 28 de mayo, si bien la mayoría de los expertos piensa que la victoria de Erdogan está cantada. 

Los activistas de derechos humanos acusan a Erdogan de haber impuesto un sistema de gobierno alrededor de su persona tras el controvertido referéndum de 2018, que le confirió más poder, ejerciendo un mayor control sobre los medios de comunicación y ocupando el poder judicial, así como otras instituciones clave con personas de su confianza. También le acusan de haber manipulado los medios de comunicación a su favor. Por ejemplo, en abril Erdogan apareció 32 horas en la televisión estatal en comparación con los 32 minutos de su rival.

Apoyo de los comunistas

El futuro hipotético de Turquía bajo el liderazgo de Kemal Kiliçdaroglu del Partido Republicano del Pueblo (CHP) es incierto. Como en España hace Podemos con Pedro Sánchez, allí el Partido Comunista y el Partido de la Izquierda aunaron también apoyos alrededor de la figura del rival de Erdogan. En estas elecciones, Kamal Kiliçdaroglu se presentó como el líder de la Alianza Nacional compuesta de seis partidos, la llamada Mesa de los Seis. 

Las formaciones que lo integran representan facciones seculares, religiosas y nacionalistas, cuyo único deseo es poner fin a la era de Erdogan. Sin embargo, no hay que obviar que uno de ellos, el Partido de la Felicidad, es un partido islamista -cuya simiente fue otro partido islamista prohibido por el Tribunal Constitucional turco por sus ideas radicales- que está en contra de las relaciones turcas con Israel, Estados Unidos y la Unión Europea. De hecho, propone adaptar la política exterior turca a las crecientes amenazas procedentes según ellos de Occidente contra los países musulmanes.

La ola de apoyo existente alrededor de Kiliçdaroglu es más bien fruto de la posición actual turca en la guerra de Ucrania, la cuestión de los refugiados y por la negativa de Erdogan a la entrada de Suecia en la OTAN. En el caso de Rusia, Turquía se ha opuesto a la imposición de sanciones al régimen de Putin. Sin embargo, Kiliçdaroglu ha declarado que él también está en contra de las sanciones a Rusia y de ampliar los lazos con Occidente. También se ha mostrado favorable a retornar los casi 4 millones de migrantes sirios actualmente en Turquía a su país tan pronto como sea posible tras más de diez años de una guerra sangrienta entre el régimen de Al Assad y los islamistas radicales.

Curiosamente en estas elecciones, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, no ha querido tomar partido directamente a favor del candidato socialista. La explicación es bien sencilla: Turquía es muy importante para las exportaciones españolas, especialmente la de la industria armamentística, donde el gobierno turco ha sido uno de los principales clientes.

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