Rusia recluta bajo engaño a 200 jóvenes mercenarios en Cuba para luchar en Ucrania
Les ofrecieron ganar en un mes lo que ganarían en dos años en su país, aunque no sabían que iban a ser enviados a una zona de guerra
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Un grupo de hackers ucranianos filtró los pasaportes de 189 cubanos que fueron engañados para alistarse al ejército ruso y combatir en las zonas ocupadas de Ucrania. Según los testimonios de algunos de ellos, les prometieron altos salarios y les hicieron firmar un contrato en ruso sin explicarles las condiciones.
La gran mayoría de los jóvenes cubanos son inmigrantes económicos que buscaban una oportunidad de mejorar sus ingresos. Un buen número de ellos trabajaba en el campo o la construcción y percibían los salarios más bajos de la isla. Cuando les ofrecieron ganar en un mes lo que ganarían en dos años en su país, aceptaron sin dudar. Sin embargo, no sabían que iban a ser enviados a una zona de guerra.
El grupo de hackers que opera para el ejército ucraniano bajo el nombre de «Resistencia Cibernética» logró infiltrarse en la red de enrolamiento y obtener las copias de los pasaportes de los jóvenes cubanos. Se trata del grupo más numeroso que viajó entre los pasados meses de julio y agosto, pero no son los únicos. Según el gobierno ucraniano, hay muchos más cubanos que fueron reclutados desde el inicio del conflicto. «Los usan como carne de cañón», denunciaron.
La red de reclutadores estaba formada por una mujer cubana, un traductor ruso y empleados del gobierno cubano, según ha sido confirmado. También contaba con la colaboración de la coronel del ejército cubano Mónica Milián Gómez, la agregada militar de Cuba en Moscú. Según fuentes de la inteligencia ucraniana, el gobierno ruso coordinó con ella el envío de los mercenarios cubanos a las zonas ocupadas.
Les hicieron firmar un documento en ruso que los comprometía a combatir en Ucrania por un año. Les entregaron sus pasaportes en pocos días, un trámite que suele demorar meses para cualquier cubano medio. Posteriormente los trasladaron a Moscú y de ahí a las zonas ocupadas por Rusia desde la invasión de febrero de 2022.
Contratos firmados
Los jóvenes cubanos que fueron reclutados por Rusia para combatir en las zonas ocupadas de Ucrania recibieron una oferta tentadora: casi 2.000 dólares al mes, más beneficios sociales y familiares, y la posibilidad de acceder a una vivienda y una pensión elevada si renovaban el contrato. Estas condiciones eran las mismas que se ofrecían a otros mercenarios de etnias y zonas aisladas de Rusia. Sin embargo, los cubanos no sabían que estaban firmando su propia sentencia de muerte.
Las autoridades rusas les advirtieron que si desertaban o revelaban información confidencial, serían castigados con la cárcel o la muerte. Los contratos estaban redactados en ruso y los cubanos no tenían forma de entenderlos.
Un funcionario ucraniano dijo a The Intercept que el gobierno ruso estaba desesperado por conseguir mano de obra barata para evitar un nuevo reclutamiento obligatorio en Rusia. Además, dijo que el gobierno ruso no se hacía responsable por las lesiones o muertes de los mercenarios cubanos.
Entre los mercenarios registrados por la red rusa hay uno de nacionalidad colombiana y varios cubanos de diferentes edades y provincias. Algunos compartieron fotos suyas en las redes sociales desde Tula, una ciudad cerca del centro de entrenamiento.
En las filas rusas, además de los cubanos, hay sirios, iraníes, serbios y africanos entrenados por el Grupo Wagner.
Dos jóvenes cubanos de 19 años, Andorf Velázquez García y Alex Vegas Díaz, denunciaron en un video en Facebook que fueron engañados por una red de reclutamiento rusa para luchar en Ucrania. Dijeron que les habían prometido trabajar en la construcción, pero que cuando llegaron a Rusia les quitaron el pasaporte y los obligaron a firmar un contrato militar. Al negarse a combatir, los enviaron a la retaguardia con la condición de «enfermo» y sin dinero para volver a Cuba.
Varios de los jóvenes cubanos publicaron fotos en las redes sociales en el centro de reclutamiento del mayor Perevozchikov, en la ciudad de Tula. Otros se hicieron fotos frente a un supermercado ruso.