Muere el ex presidente de Estados Unidos Jimmy Carter a los 100 años
Sus controvertidas políticas apuntalaron el ascenso al poder del republicano Ronald Reagan
Los mayores desastres que Jimmy Carter dejó como legado
El ex presidente de Estados Unidos Jimmy Carter ha muerto este domingo a los 100 años en su domicilio de Plains (Georgia), según ha confirmado su hijo. El también ganador del Premio Nobel de la Paz por los acuerdos entre Egipto e Israel de 1978 se encontraba en su residencia con cuidados paliativos después de recibir tratamiento por un agresivo cáncer de piel, tipo melanoma, que se había extendido al hígado y al cerebro.
Carter era un gobernador de Georgia poco conocido cuando inició su candidatura a la presidencia en las elecciones de 1976. Consiguió derrotar al entonces presidente Gerald R. Ford, aprovechando su condición de rebelde de Washington tras la guerra de Vietnam y el escándalo del Watergate que llevó al presidente Richard Nixon a dimitir en 1974. En España, se le recuerda sobre todo por negarse en 2017 a involucrarse con los independentistas catalanes en el referéndum. Entonces, les dejó claro que ni él ni el centro que lleva su nombre participarían en nada relacionado con el movimiento independentista.
«La intención del Gobierno de Cataluña de promover un referéndum sobre la independencia fue compartido con el presidente Carter, que explicó que ni él ni el Centro Carter pueden estar involucrados en este tema», explicó la organización en su comunicado en 2017. Entonces, el centro del demócrata dejó claro que la reunión fue una «visita recíproca» por la entrega en 2010 en Barcelona del Premio Internacional Catalunya al ex presidente estadounidense. Carter invitó a representantes de Cataluña a visitarlo: «En ese momento, el presidente Carter invitó a representantes de Cataluña a visitarlo a Georgia. La semana pasada, y como invitado del ex embajador estadounidense Ambler Moss, el presidente Puigdemont tuvo una visita recíproca con el presidente Carter en el Centro Carter en Atlanta», aclaró la nota en 2017, explicando el contexto real de la visita.
Jimmy Carter estuvo sólo una legislatura en la Casa Blanca tras ser vencido por el republicano Ronald Reagan en 1980 en una derrota aplastante. Premiado con el Premio Nobel de la Paz en 2002, Carter, que ha pasado la mayor parte de su vida en Plains (Georgia), viajó durante la última etapa de su vida para construir casas con Hábitat para la Humanidad y formar parte del seguimiento electoral del Centro Carter.
Clases en su iglesia
Jimmy Carter destacó por su compromiso con su querida iglesia baptista de Maranatha, donde ha impartido clases en la escuela dominical durante décadas. En agosto de 2015, a Carter le extirparon una pequeña masa cancerosa del hígado. Al año siguiente, Carter anunció que no necesitaba más tratamiento, ya que un fármaco experimental había eliminado cualquier signo de cáncer.
Jimmy Carter nació el 1 de octubre de 1924 en el seno de una familia acaudalada de la zona rural del sur de Georgia. Estudió en la Academia Naval de Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial y desarrolló una carrera como oficial de la Marina durante la Guerra Fría antes de regresar a Plains (Georgia) con Rosalynn y su joven familia para hacerse cargo del negocio familiar de cacahuetes tras la muerte de su padre, Earl Carter en la década de 1950.
Demócrata moderado, ascendió rápidamente desde el consejo escolar local al Senado estatal y luego al cargo de gobernador de Georgia. Comenzó su carrera hacia la Casa Blanca como «perdedor con una amplia sonrisa», costumbres sureñas y planes políticos que reflejaban su formación como ingeniero. Conectó con muchos estadounidenses por su promesa de no engañar al pueblo americano tras la desgracia de Nixon y la derrota de Estados Unidos en el sudeste asiático.
Carter, que alcanzó la mayoría de edad política durante el movimiento por los derechos civiles, fue el último candidato presidencial demócrata que arrasó en el Sur Profundo, antes de que la región se decantara rápidamente por Reagan y los republicanos en elecciones posteriores. Gobernó en medio de las presiones de la Guerra Fría, los turbulentos mercados del petróleo y la agitación social en torno al racismo, los derechos de la mujer y el papel mundial de Estados Unidos.
«Si alguna vez os miento, si alguna vez hago una declaración engañosa, no me votéis. No merecería ser vuestro presidente», decía Carter a menudo mientras hacía campaña.
Su presidencia se recuerda como un fracaso. Con luces y sombras, logró los acuerdos de paz de Camp David entre Egipto e Israel, el acuerdo de control de armamentos SALT II, la normalización de las relaciones diplomáticas y comerciales con China y la reforma de la inmigración. Convirtió el principio de los derechos humanos en piedra angular de la política exterior de Estados Unidos y sembró las semillas de la Guerra Fría en Europa del Este y Rusia.
Desreguló el sector aéreo, allanando el camino para que los estadounidenses de clase media pudieran volar por primera vez en masa, y reguló el gas natural, sentando las bases de la actual independencia energética. Trabajó para exigir cinturones de seguridad o airbags, que salvarían 9.000 vidas estadounidenses cada año. Inauguró la inversión nacional en investigación sobre energía solar y fue uno de los primeros presidentes en advertirnos de los peligros del cambio climático. Impulsó la Ley de Tierras de Alaska, que triplicaba el tamaño de los espacios naturales protegidos del país. Su desregulación de la industria cervecera casera abrió la puerta a la floreciente industria de la cerveza artesanal. Nombró a más afroamericanos, hispanos y mujeres para los tribunales federales, aumentando sustancialmente su número.
Visita a España
En junio de 1980, viajó a España entrevistándose con el entonces Rey Juan Carlos y el presidente del Gobierno español, Adolfo Suárez. La visita de Jimmy Carter fue la primera de un presidente estadounidense a España tras la recuperación de la democracia y la primera de un mandatario del Partido Demócrata de Estados Unidos.
En los últimos años, destacó por dar la espalda a los independentistas catalanes al negar en 2017 al entonces presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, su apoyo en su referéndum ilegal del 1-O. «Ni él ni el Carter Center pueden estar involucrados» en la convocatoria de un eventual referéndum de independencia, según se publicó entonces en un comunicado después de una reunión.
Entonces, Puigdemont compartió con él su intención de convocar un referéndum sobre la independencia de Cataluña, a lo que le respondió que no se involucrarían en este tema ni él ni el Centro Carter, que se dedica a mediar en conflictos, observar procesos electorales e impulsar la democracia.
Entre sus controvertidas decisiones, destacó que sacase a Egipto del campo de batalla en favor de Israel, aunque siempre insistió en que Tel-Aviv también estaba obligado a suspender la construcción de nuevos asentamientos en Cisjordania y a permitir a los palestinos cierto grado de autogobierno. Criticado como antiisraelí durante décadas, sostuvo que los asentamientos se habían convertido en un obstáculo para una solución de dos Estados y una resolución pacífica del conflicto.
Tras la revolución iraní, Carter se resistió a las presiones de Henry Kissinger, David Rockefeller y su propio asesor de seguridad nacional, Zbigniew Brzezinski, de conceder asilo político al depuesto sha. Carter temía que exacerbase las pasiones iraníes poniendo en peligro la embajada de Estados Unidos en Teherán. Pocos días después de que el sha ingresara en un hospital de Nueva York, la legación estadounidense en Teherán fue asaltada, comenzando la crisis de los 444 días de rehenes, que hirió gravemente su presidencia.
En la reelección, la mayoría del país le rechazó: demasiado yanqui georgiano para el Nuevo Sur y demasiado populista para el norte del país. La derrota de Carter en la reelección le sumió temporalmente en la depresión. Pero una noche, en enero de 1982, su mujer se sobresaltó al verle sentado en la cama, completamente despierto. Le preguntó si se encontraba mal. «Sé lo que podemos hacer», respondió él. «Podemos crear un lugar para ayudar a la gente que quiere resolver disputas». Así nació el Centro Carter, una institución dedicada a la resolución de conflictos, iniciativas de salud pública y supervisión de elecciones en todo el mundo.