Los kurdos denuncian que Erdogan mantiene «aislado en una celda hace 40 días» a su líder Demirtas

selahattin-demirtas-hdp-kurdos-kurdistan-turquia
Selahattin Demirtas, copresidente del partido turco prokurdo HDP. (Getty)

La reacción de Recep Tayyip Erdogan al golpe de Estado fallido que amenazó supuestamente su régimen el pasado mes de julio fue furibunda. Decenas de miles de detenidos y purgados en el sector público y privado, entrada definitiva en la guerra de siria, reanudación del enfrentamiento con e Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), considerado una facción terrorista… e incluso la detención del copresidente del Partido Democrático de los Pueblos (HDP), el kurdo Selahattin Demirtas.

El crecimiento de esa formación, que abandonó su filiación exclusivamente prokurda para convertirse en la esperanza izquierdista de las diferentes minorías políticas, sociales y étnicas del país –desde los movimientos LGTB hasta los jóvenes urbanos con intereses prooccidentales–, fue el que impidió que el partido de Erdogan, Justicia y Desarrollo (AKP), ganara las elecciones en junio de 2015 con la mayoría suficiente para impulsar la reforma constitucional que lo podía convertir en ‘califa’ plenipotenciario.

Los comicios se repitieron, el AKP creció hasta rozar ese dominio del Legislativo –tanto que esta misma semana ya ha podido presentar su reforma constitucional–, Erdogan se deshizo de su primer ministro Davutoglu, y el golpe de estado terminó de fortalecerlo. Al punto de que muchos dudan de que no fuera un autogolpe orquestado para justificar toda la regresión democrática ocurrida desde el verano en Turquía.

Hoy, los kurdos denuncian que su líder sigue encarcelado en condiciones infrahumanas desde hace ya más de 40 días. «Está en régimen de aislamiento, solo en una celda, y no puede comunicarse con sus compañeros», describen fuentes del movimiento kurdo en España. «Se le prohíbe, asimismo, escribirnos o recibir cartas nuestras. Tememos, de hecho, por su salud y por su seguridad».

La policía turca detuvo el pasado 4 de noviembre a Selahattin Demirtas y a Figen Yüksekdag, copresidentes del HDP, junto a otros nueve diputados del partido, según anunció el ministro del Interior turco, Süleyman Soylu. Demirtas fue arrestado en la ciudad de Diyarbakir, ‘capital’ de la región kurda de Turquía.

La justificación de la operación por parte del Gobierno de Erdogan era poco menos que lejana a la realidad. El HDP no tiene una relación cercana con el PKK, y sin embargo los 11 diputados fueron arrestados en el marco de una investigación sobre terrorismo relacionada con la formación liderada desde prisión –condenado a perpetua– por el proscrito Abdulá Ocalan. «Él es la voz de la libertad encarcelada. Es la voz de la paz en cautiverio», denuncian las citadas fuentes.

El pueblo kurdo es uno de los pocos en el mundo que siguen sin contar con un Estado que lo ampare. Está dividido en grandes concentraciones poblacionales entre Turquía, Siria, Irak e Irán. Y en ninguno de estos países ha gozado nunca de un régimen establecido de respeto a sus derechos como pueblo. «Mientras Turquía se afana en destruir el Kurdistán del norte, pone sus ojos en los kurdos de Rojava [cantones sirios autónomos desde el inicio de la guerra], y también en el Kurdistán del sur [Irak]».

Los representantes del pueblo kurdo en España denuncian que Ankara, socio de España en la OTAN y aspirante a entrar en la Unión Eruropea, conculca sus derechos y busca dominar la región arrasando el Kurdistán, interviniendo en la guerra de Siria y bombardeando las posiciones de los peshmergas –combatientes kurdos– en Irak. «Es como si se tratara de las tres comidas del día: quiere comer el Kurdistán del norte en el desayuno, Rojava en el almuerzo, y la región Kurda del sur en la cena».

Lo último en Internacional

Últimas noticias