Joe Biden a la hija de 12 años de una periodista liberada por Rusia: «Nada de hombres hasta los 30»

«Mañana es un gran día», ha dicho Biden sobre la pequeña Miriam, la hija de Alsu Kurmasheva, periodista canjeada entre Moscú y Washington. «Cumple 13 años. Miriam, ¿dónde estás? Ven aquí», ha llamado el presidente de 81 a la niña de 12.

«Todos ustedes saben que tenemos una tradición en la familia Biden. Cantamos el cumpleaños feliz. No cualquier cumpleaños. ¿Están listos? Todos. Cumpleaños feliz. Cumpleaños feliz. Feliz cumpleaños, querida Miriam. Que los cumplas feliz. Recuerda, nada de chicos serios hasta los 30», ha insisto Biden, mientras, como se ve en el vídeo, la niña ha intentado alejarse de él.

«Dios te ama. Ahora puede celebrarlo con su madre. De eso se trata todo esto», ha insistido Biden con este comportamiento, que le ha hecho ganarse el apodo de Creepy Joe.

Los demócratas siempre han preferido mirar hacia otro lado hasta que el desastre estalló a pocos meses de las elecciones presidenciales con el debate contra Donald Trump en Atlanta (Georgia) el pasado 27 de junio. Entonces, se pusieron de manifiesto sus problemas cognitivos y mentales, que además sacaron a la luz otra serie de conductas inapropiadas que la Casa Blanca ha encubierto.

En otra ocasión, Biden mordisqueó la oreja de una niña en una visita en Helsinki y también suele preguntarle a las niñas su edad. Mientras, el comentario de los novios suele ser recurrente cuando Biden se encuentra con una adolescente.

Sin embargo, en esta ocasión, Biden ha exhibido este comportamiento justo antes de que la pequeña se encontrase con su madre, una reportera de una cadena de radio de Europa, que el mes pasado fue encarcelada durante seis años y medio por «difundir información falsa» sobre el ejército ruso.

Hace días tribunal declaró culpable a Alsu Kurmasheva, periodista ruso-estadounidense de Radio Free Europe/Radio Liberty, por difundir información falsa sobre el ejército ruso. Fue condenada a seis años y medio de prisión tras un juicio secreto.

Después del final feliz tras el canje de prisioneros, en el que también se ha liberado al periodista español Pablo González, sospechoso de ser un espía ruso, la Casa Blanca suele orquestar este tipo de actos.

En cambio, los lapsus recurrentes de Joe Biden, como se ha demostrado en las últimas semanas, suelen echar por tierra todos los esfuerzos de su equipo de rehabilitar su imagen, como ha ocurrido en este caso con el mayor intercambio entre Washington y Moscú desde la Guerra Fría.

Entre los estadounidenses, destaca el periodista del Wall Street Journal, Evan Gershkovich, detenido en la ciudad rusa de Ekaterimburgo en marzo de 2023. Sin aportar pruebas, las autoridades le acusaron de «recopilar información secreta» a instancias de la CIA sobre una fábrica de material militar. También, se encuentra Paul Whelan, un ejecutivo de seguridad corporativa de Michigan, detenido en 2018 en Moscú, donde asistía a la boda de un amigo. Fue acusado de espionaje, declarado culpable en 2020 y condenado a 16 años de prisión.