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Israel pone de nuevo en jaque a Hezbolá: lanzan códigos QR en Líbano y los terroristas piden destruirlos

Los terroristas de la milicia chií advierten a la población para que no los escaneen por temor al "peligro" del "enemigo sionista"

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Milicianos de Hezbolá en Beirut. (FOTO: E.P.)
Paula M. Gonzálvez

Hezbolá teme que Israel pueda amenazar de nuevo su seguridad -tras el ataque de los buscas y los walkie-talkies- con los códigos QR de los panfletos lanzados en el este de Líbano por el país del primer ministro Benjamín Netanyahu. Los terroristas han advertido este martes a la población del valle de la Becá, donde están cayendo las octavillas, del peligro y les han pedido que no los escaneen. Lo han hecho a través de la televisión Al Manar, vinculada a los terroristas de la milicia chií.

«El enemigo sionista está lanzando panfletos con un código QR en el valle de la Becá y podría lanzarlos en otras zonas. Por favor, no lo abran o lo hagan circular», han solicitado.

Hezbolá entiende que los impresos suponen «un gran peligro» para su seguridad, razón por la que, indica, «deben destruirlo inmediatamente». Alerta de que «es muy peligroso y retira toda la información que tengan en el teléfono móvil» los propietarios de los dispositivos que los escaneen. Se trataría de octavillas en las que Israel aporta información útil a los ciudadanos para evacuar la zona. Los códigos QR aportarían una ampliación de esa información.

Israel ha lanzado los panfletos en cuestión en medio de una nueva oleada de bombardeos desatada este martes. El Ejército israelí ha llevado a cabo un «bombardeo selectivo» para el que ha hecho uso de «unas 2.000 municiones» contra «cerca de 1.500 infraestructuras terroristas» en la capital de Líbano, Beirut, «para eliminar la amenaza que suponen las capacidades de Hezbolá». Han muerto al menos seis personas, cifra que asciende a más de 550 desde el lunes, con más de 1.800 heridos. Son datos facilitados por las autoridades libanesas.

Este código «dañino para su seguridad» pone en jaque a los terroristas de nuevo en este aspecto, tras los ataques coordinados de miles de dispositivos de comunicación hace una semana. Concretamente, el 17 de septiembre estallaron los buscas (también conocidos como beepers) con los que se comunicaban los miembros de Hezbolá, una explosión que se saldó con 12 muertos, entre ellos terroristas. El ataque supuso un duro golpe para Hezbolá al percatarse de su vulnerabilidad ante el servicio de Inteligencia israelí, el Mossad, a quien atribuyeron la autoría.

No habían pasado ni 24 horas cuando se produjo una nueva oleada de explosiones, esta vez en los walkie-talkies de los terroristas y algunos sistemas domésticos de energía solar. Las explosiones dejaron 20 muertos y 450 heridos.

Ya con el comienzo de la guerra en Gaza, los altos mandos de Hezbolá habían advertido a los terroristas de que no hicieran uso de los teléfonos móviles, precisamente por miedo a que fueran rastreados o manipulados por los espías israelíes. Esa fue la razón por la que estaban utilizando los buscas y los walkie-talkies.

Los enfrentamientos estallaron con el atentado terrorista de Hamás y otras facciones palestinas -llamado Inundación de Al Aqsa por los terroristas- contra Israel el pasado 7 de octubre. Mataron a casi 1.200 personas y apresaron a más de 250 rehenes. La escalada de tensión desembocó, entre otras cosas, en la apertura del frente en la frontera entre Israel y Líbano, en el que desde hace más de 11 meses hay combates constantes. Además, los hutíes y milicias proiraníes de Irak han lanzado misiles y drones contra Israel, en apoyo a los palestinos.

El pasado viernes, la tensión en la zona se desató con el lanzamiento de 150 misiles de Hezbolá a Israel, a lo que éste respondía con otro ataque en el que murió el nº2 de los terroristas, el comandante Ibrahim Aqil. Era uno de los altos mandos buscado por Estados Unidos, que indica en la web oficial del Gobierno que «servía en el cuerpo militar más alto de Hezbolá, el Consejo Yihad», y se le conocía como Tahsin.

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