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Hezbolá ataca a Israel con 150 cohetes tras la explosión de los buscas

Los terroristas han lanzado decenas de proyectiles tras acusar a Israel de "declarar la guerra"

Israel ha reaccionado con el bombardeo de Beirut, donde ha muerto el comandante de Hezbolá Ibrahim Aquil

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Un comando de Hezbolá. (FOTO: E.P.)
Paula M. Gonzálvez

Hezbolá ha lanzado este viernes una ofensiva contra Israel: una oleada de ataques para los que los terroristas han utilizado cerca de 150 cohetes. Las decenas de proyectiles tenían como objetivo las instalaciones militares de la zona, según la versión de la organización terrorista. El ataque Hezbolá llega en pleno repunte de las tensiones entre Israel y El Líbano tras dos días de explosiones coordinadas de dispositivos de comunicación utilizados por los terroristas. Ambos se saldaron con 40 muertos 3.000 heridos entre el martes y el miércoles. El líder terrorista Hassan Nasrallah acusó a Israel de «declarar la guerra» por estos sucesos.

Además, la milicia chií ha indicado que también ha atacado con «un misil guiado» una «posición de soldados enemigos» en Matla. Tras ello, ha lanzado las decenas de proyectiles tipo Katyusha «contra la sede de una Brigada Blindada y la 36ª División en Al Aliqa», según la cadena Al Manar, vinculada a Hezbolá.

Israel reacciona y bombardea Beirut

Israel ha reaccionado este mismo viernes al ataque de los 150 cohetes y el misil: ha bombardeado la capital de Líbano, Beirut, donde han muerto al menos 8 personas. El enfrentamiento entre el estado israelí y los terroristas está en plena escalada de tensión, lo que ha incrementado el temor a una guerra en Oriente Medio. Más tarde, el Ejército israelí ha confirmado un «ataque selectivo» en Beirut, mientras que fuentes cercanas a Hezbolá han confirmado la muerte del comandante de la Al Radwan, Ibrahim Aquil. Era uno de los altos mandos buscado por Estados Unidos, que indica en la web oficial del Gobierno que «servía en el cuerpo militar más alto de Hezbolá, el Consejo Yihad», y se le conocía como Tahsin.

El presidente de Israel Isaac Herzog ha subrayado que su país «no quería esta guerra» con el partido-milicia chií libanés Hezbolá, pero eso no quita que los israelíes tengan derecho a «vivir como cualquier otro pueblo, en paz, seguridad y tranquilidad».

Por otro lado, también el Ejército de Israel ha indicado que los terroristas han disparado más de un centenar de proyectiles durante las últimas horas, y han añadido que «algunos han sido interceptados por los sistemas de defensa aérea», mientras que los que han impactado en el norte del país han causado incendios en «múltiples zonas».

Dada la situación, las fuerzas israelíes han pedido a los civiles que residen en las zonas atacadas que se queden en casa o que, en caso de no hacerlo, reduzcan sus movimientos y eviten lugares concurridos.

Asimismo, han afirmado que se han producido nuevos bombardeos en el sur de Líbano. Entre los objetivos, detallan, han alcanzado un edificio en el que se encontraba un terrorista de Hezbolá. De la misma forma han sido atacados «edificios militares» de la milicia terrorista chií en varios puntos al otro lado de la frontera. El Ejército israelí llevó a cabo uno de sus mayores ataques en un año este jueves, al bombardear un centenar de objetivos vinculados a Hezbolá.

Por su parte, Hezbolá ha confirmado la muerte de Muhamad Alí Hasán al Zein y Yusef Muhamad al Sayid, dos de los miembros de la organización terrorista, a consecuencia de los ataques que atribuyen a Israel, aunque no han especificado en cuál de ellos.

Los terroristas de Hezbolá se vieron sorprendidos el martes por las explosiones de los buscas que usaban para comunicarse (beepers) y, menos de 24 horas después, se produjo una nueva oleada de explosiones, en esa ocasión en los walkie-talkies y en algunos sistemas domésticos de energía solar. Murieron casi 40 personas entre el martes y el miércoles y más de 3.000 resultaron heridas.

Tras ello, el líder terrorista Hassan Nasrallah declaró en un discurso al pueblo que entendía el «acto terrorista de Israel» como «una declaración de guerra» con la que el estado ha pasado «todas las líneas rojas y restricciones». Tildó las explosiones de ataque «sin precedentes» que causó «una masacre» y que fue un «duro y severo golpe» para la seguridad. Advirtió que los terroristas de Hezbolá se habían «preparado para lo peor» y organizado en comités de investigación para «examinar varios escenarios». Así, prometió «severas represalias y castigos justos».

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