Irán tiene suficiente uranio para fabricar una bomba nuclear a finales de 2021, según espías de Israel

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Según las estimaciones de los servicios de espionaje del Ejército israelí, Irán tendrá una cantidad suficiente de uranio enriquecido para producir una bomba nuclear a finales de 2021.

Tomaría un tiempo para acumular los materiales necesarios. Según el acuerdo multilateral de 2015, Irán perdió alrededor del 97 por ciento de su uranio enriquecido, que puede alimentar un arma nuclear, y redujo las tres cuartas partes de las centrifugadoras necesarias para refinar el metal pesado.

Cuando se negoció el acuerdo, los funcionarios estadounidenses estimaron que si Irán abandonaba sus disposiciones, el país necesitaría un año para restaurar el material necesario para una bomba. Las violaciones y la promesa de Irán de 2019 de poner en línea una nueva capacidad de enriquecimiento acortarán el período.

Según David Albright, físico que dirige el Instituto para la Ciencia y la Seguridad Internacional (ISIS), una organización sin ánimo de lucro con sede en Washington, esta conclusión sugiere que si Irán se retira del acuerdo nuclear multilateral de 2015, el país tendrá los conocimientos necesarios para construir una bomba con bastante rapidez, quizás en menos de dos años.

Si Irán acumulara suficiente material fisionable, necesitaría ensamblar una bomba y probablemente una lo suficientemente pequeña para ser transportada por sus misiles balísticos. No está claro cuánto tiempo tomaría exactamente, pero acumular suficiente material fisionable es ampliamente visto como el mayor obstáculo para producir un arma.

«En su situación actual, Irán considera que un acuerdo nuclear es la única forma de salir de la crisis, y de ahí que intente volver al acuerdo que firmó en 2015», según dijo la semana pasada el general de División de Inteligencia de las FDI Tamir Heiman en una rueda de prensa.

Las infracciones alargaron el «punto de ruptura» para Irán, pero las estimaciones aún varían. Muchos diplomáticos y expertos nucleares dicen que el punto de partida de un año es conservador e Irán necesitaría más tiempo.

Fuera del JCPOA, Israel ya ha alertado, una vez más, del riesgo de que Irán desarrolle su programa nuclear. Aviv Kochavi, un alto cargo del Ejército israelí, ha pedido a Joe Biden que mantenga la posición adoptada por su predecesor respecto a Irán. Es decir, ejercer la «máxima presión posible para disuadir a Teherán de dar más pasos hacia la obtención de armamento nuclear».

Kochavi ha señalado la alianza que existe entre su país y otros países del Golfo, además de Egipto, en la lucha contra la influencia iraní y sus capacidades. El israelí ha mostrado su preocupación por que se pueda producir una escalada nuclear en la región de Oriente Medio si el programa iraní continúa. Kochavi ha añadido que seguirá actuando en su entorno cercano, como Siria, para seguir atacando los apoyos que Irán mantiene en estos países y minar su influencia regional, muy presente no sólo en Siria, sino también en Irak, Líbano o Yemen. «Irán no es sólo un problema para Israel, sino para el mundo en general», subrayó.

Los Estados europeos han tratado de salvar el acuerdo nuclear, presionando a Teherán para que cumpla incluso cuando Washington ha endurecido las sanciones y manteniendo la esperanza de un cambio en la política estadounidense con la llegada de Joe Biden a la presidencia.

Las agencias de inteligencia de Estados Unidos y la AIEA creen que Irán alguna vez tuvo un programa de armas nucleares que detuvo. Existe evidencia que sugiere que Irán obtuvo un diseño para un arma nuclear y llevó a cabo varios tipos de trabajo relevantes para fabricar una.

Por otra parte, desde Irán continúan esperando el regreso de Estados Unidos al Plan Integral de Acción Conjunta (JCPOA por sus siglas en inglés), del que los norteamericanos salieron de forma unilateral. Y, además, piden que esa vuelta se haga sin condiciones y que vaya acompañada del cese de las restricciones en contra de su país. El JCPOA también cuenta con la membresía de otras potencias mundiales; Rusia, China Francia, Alemania y Reino Unido completan el acuerdo firmado en 2015, creado precisamente para limitar el programa atómico de Irán a cambio de proporcionarles cierto margen en cuanto a sanciones internacionales se refiere.

Por el momento, el país persa no tiene intención de frenar el enriquecimiento de uranio que está llevando a cabo y afirman que debe ser Estados Unidos la que dé el paso hacia una vuelta al Pacto Integral de Acción Conjunta, algo que, a pesar de verse con más optimismo a raíz de la llegada de Joe Biden a la Casa Blanca, parece no ser cercano. De hecho, el recién nombrado secretario de Estado, Antony Blinken tendió la mano a la reconciliación. Eso sí, poniendo por delante que sean los iraníes los que den marcha atrás y vuelvan al pacto nuclear: “Irán debe anunciar el cumplimiento de sus obligaciones y el fin de las amenazas y, después, Estados Unidos comprobará el cumplimiento antes de volver”.

Irán ha infringido muchas de las restricciones del acuerdo, pero sigue cooperando con el OIEA y concediendo acceso a los inspectores bajo uno de los regímenes de verificación nuclear más intrusivos impuestos a cualquier nación.

Teherán, por su parte, ha abandonado gradualmente las restricciones impuestas por el acuerdo. En las últimas semanas, Irán elevó su tasa de enriquecimiento de uranio al 20%. Además, las maniobras ya mencionadas no han sido las únicas organizadas por la República Islámica, lo que socava aún más aún el proceso diplomático para que EE.UU. vuelva al pacto.

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