Agentes cubanos amenazan al ex presidente colombiano Uribe a pocos días de las presidenciales
Esa frase tan manida y celebrada hace ahora dos años, la de «la paz llega a Colombia», se ha demostrado falsa. Nunca el fin de un terrorismo ha sido fácil, menos aún si la presencia de ese terrorismo ha durado más de medio siglo, y resulta casi imposible si éste se financia a través de un negocio tan lucrativo como la droga —concretamente, la cocaína, cuya planta base halla en la climatología colombiana un hábitat ‘envidiable’— . A falta de menos de tres semanas para las elecciones presidenciales, Álvaro Uribe —ex presidente y líder del partido que cuenta con todas las de ganar— vive señalado. Tras el intento de atentado el pasado abril en Barranquilla, fuentes consultadas confirman que un grupo de agentes cubanos y colombianos amenaza su vida.
No es nada nuevo. Desde que llegó a la Casa de Nariño —sede presidencial en Colombia— en el año 2002, y después de su salida en 2010 ha sido objetivo primordial de toda las narcoguerrillas que han asolado el país desde hace ya más de 52 años. Las autodenominadas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) se convirtieron en partido político por arte de birlibirloque a principios de 2017 tras la firma de unos acuerdos con el presidente ahora saliente, Juan Manuel Santos, que habían sido rechazados por plebiscito popular.
La victoria del NO el 2 de octubre de 2016 fue una sorpresa hasta para sus defensores. El propio Uribe lo ha reconocido en sus entrevistas con OKDIARIO y en otras ocasiones, pues no contaban con soporte económico, y sí con la campaña brutal del Gobierno y el boicot de los medios de comunicación. Su defensa del NO a los acuerdos de La Habana han llevado a Iván Duque, el candidato de su partido, el Centro Democrático (CD), a encabezar todas las encuestas. Incluso hay quien dice que puede alzarse con la victoria en primera vuelta, algo que sería casi tan histórico como el resultado de aquella consulta popular.
Así que los nervios entre el partido FARC y los terroristas aún en activo del autodenominado Ejército de Liberación Nacional (ELN) son hasta cierto punto comprensibles. Los primeros porque verán cómo el nuevo presidente iniciará un plan para reformar esos acuerdos, que «invaden competencias de la Constitución del 91», que «otorgan una impunidad penal injusta a los responsables de delitos de lesa humanidad» y que les «entregan representatividad política que no es admisible tras sus actividades criminales».
Los segundos, porque desde el inicio de su negociación con Santos, hace un año ahora, han aspirado siempre a conquistar al menos las mismas prebendas que las FARC. Duque se ha comprometido a revisar todo el llamado «posconflicto», entre otras cosas porque no lo considera tal.
Quieren muerto al inspirador del «uribismo»
Y así, el líder político y hasta espiritual del CD, que ha inspirado incluso con su apellido un movimiento popular, el «uribismo», ha vuelto a ser objetivo terrorista. En los últimos días, el Ministerio del Interior colombiano ha comunicado públicamente que se le había redoblado la seguridad por una «amenaza cierta» contra su vida, según informó el diario ‘El Tiempo’ de Bogotá.
Ahora, fuentes consultadas por OKDIARIO confirman que un grupo de agentes cubanos y colombianos lo han vuelto a señalar como víctima propiciatoria y principal deseo de los terroristas. Con su amenaza quieren dejar claro que esa pretendida «paz» es reversible, y desafían a la Colombia que surja de las elecciones del 27 de mayo con la intención de doblegarla a la voluntad de los narcoterroristas.
En estas últimas semanas, representantes del uribismo y de su coalición con el partido conservador del otro ex presidente Andrés Pastrana han visitado España para establecer contactos que resulten provechosos en la nueva etapa Y para hacer actos de campaña en uno de los países más influyentes en Iberoamérica, como es España, y residencia de una gran colonia de colombianos.
En contrapunto, la semana que entra será el presidente Juan Manuel Santos quien visite nuestro país. Se entrevistará con el presidente Rajoy y con el Rey, además de con otras autoridades. Un viaje de despedida tras su Premio Nobel de la Paz por la firma del acuerdo con las FARC, que puso un broche internacional de prestigio a una ejecutoria presidencial marcada por la polémica, las acusaciones de corrupción y de mala gestión de la crisis económica global.
España mantiene magníficas relaciones bilaterales con Colombia. Y, a pesar de que el Gobierno popular de Rajoy siempre se ha significado ideológicamente del lado del uribismo, institucionalmente se ha mantenido cerca del proceso iniciado por Santos ya en su primer mandato para acabar con el narcoterrorismo de las FARC y el ELN.
Así, la protección que se le dará a Santos en su visita no será distinta a la que se ha ofrecido siempre a Uribe en sus muy numerosas vistas a España, más desde que sufriera un intento de atentado con un autobús-bomba en Barranquilla, el pasado 15 de abril, en el que fueron asesinadas dos personas.