El primer ministro rumano Victor Ponta dimite tras la tragedia de la discoteca

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Rafael Gallego

Quien se convirtiese en 2012 en el presidente de un país de la Unión Europea más joven de la historia ha puesto fin a su mandato, el de un primer ministro que actualmente está siendo juzgado por corrupción –por hechos sucedidos antes de ser líder político del país, por otro lado-.

Su final ha llegado por ‘aclamación popular’. Tras haber resistido todas las protestas desde que se descubrieran todas las ilegalidades cometidas durante los últimos años, ha tenido que apartarse a un lado tras el clamor en la calle tras la tragedia acaecida el pasado fin de semana por el incendio de una discoteca en pleno centro de Bucarest.

“Puedo ganar cualquier batalla política, pero no puedo luchar con la gente” reconoció el ya ex primer ministro ante los medios. “Espero que mi dimisión, y la de mi gobierno, puedan satisfacer las expectativas de los manifestantes para poder volver a la razón y a que se tomen decisiones razonables para el futuro de Rumanía lo antes posible”. Entre los dimitidos también se encuentra el ministro de Interior, Gabriel Oprea, muy criticado también estas últimas jornadas.

Causa abierta por corrupción

Ponta había llegado al poder en 2012, y actualmente se encuentra a un caso de corrupción siendo acusado de falsificación documental, blanqueo de dinero y evasión fiscal durante sus años trabajando como abogado.

Durante su vida ha sido acusado de varias cosas, como por ejemplo haber plagiado su tesis doctoral, o haber sido un espía para servicios de inteligencia extranjeros durante los años noventa.

Durante su etapa en el poder Victor Ponta, socialdemócrata, se ha destacado por acabar con la severa austeridad impuesta por Bruselas en Rumanía durante la época más oscura de la crisis, al tiempo que ha conseguido bajar los impuestos para impulsar el consumo.

Fue criticado cuando, al poco de llegar al poder, intentó cargarse al presidente del país Traian Basescu –enemigo de su partido- a través de un juicio político –sin éxito-: la Unión Europea y EE UU dudaron del respeto a la legalidad de Ponta.

Rumanía lleva unos años presentando buenas cifras de crecimiento económico, lo que había animado a Ponta a presentar un paquete más ambicioso en cuanto a bajadas de impuestos, ante la preocupación del Fondo Monetario Internacional por un posible pinchazo fiscal.

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