La inteligencia de EEUU confirma la tesis de Trump: el Covid salió de un laboratorio de China
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Las evidencias de que el origen del coronavirus responde a una fuga, intencionada o no, de un laboratorio de Wuhan (China) cada vez cobran más fuerza. Ésta es la última teoría del Departamento de Energía de EEUU, en un informe de inteligencia remitido a la Casa Blanca y a los representantes más destacados del Congreso, que ha salido a la luz este domingo.
La conclusión de este departamento del Gobierno de EEUU no es baladí dada la experiencia científica que tiene en su trabajo y la red de laboratorios de los que dispone en todo el país que, entre otras actividades, efectúa investigaciones biológicas avanzadas. Una aseveración que coincide con las del ex presidente de EEUU, Donald Trump, que desde los primeros momentos del coronavirus, aseguró que todo había empezado en un laboratorio de Wuhan. Llegó incluso a amenazar con sanciones económicas a China por ello.
Sin embargo, esa teoría era discordante con el discurso único salido de la Organización Mundial de la Salud y toda la red de altavoces mediáticos de la izquierda internacional que cargaron contra Trump, al que llamaron «conspiranoico» por acusar sin pruebas a China, adelantándose al último hallazgo del Departamento de Energía que recoge este domingo el periódico The Wall Street Journal. Lo curioso de todo es que todo ello se producía mientras el gigante asiático no sólo escondía la realidad de la enfermedad en su país, hecho que sigue realizando en el día de hoy, según han denunciado distintos expertos, sino que impidió durante meses la entrada en su territorio de un equipo de investigadores de la OMS.
Pero no importaba. Para los adversarios de Trump, era más creíble el argumento defendido por una dictadura comunista enemiga de la transparencia y de la libertad de expresión que el del dirigente mejor informado del mundo, con informes matinales de la inteligencia de su país cada día sobre la mesa. No sólo los adversarios políticos de Trump como Joe Biden alimentaron esa actitud frente a él, sino que la siguieron otros como el asesor número 1 de Salud del Gobierno de EEUU, Anthony Faucci, los medios de comunicación afines y otros expertos internacionales.
En España, el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón, conocido por sus análisis equivocados del impacto de la pandemia en España y sus desacertados pronósticos realizados durante dos años, dijo cuando morían en España un millar de personas al día que el origen del virus era «claramente animal y que otras hipótesis son de ciencia ficción». Pero no sólo Simón hizo esta clase de afirmaciones: el 20 de abril de 2020 el Gobierno de Pedro Sánchez, a través del Ministerio de Sanidad, habló de murciélagos como el origen de la enfermedad, poniendo sólo en cuestión si el animal intermediario hasta llegar a los humanos había sido el pangolín u otros.
Mientras que en EEUU los organismos científicos siempre hablan de «confianza baja», «confianza media» o «confianza alta» a la hora de defender una tesis, Fernando Simón y el Gobierno de Sánchez, dieron por sentada una teoría sin reserva alguna, alentando la desinformación entre la ciudadanía. A fecha de hoy, mientras que el Gobierno de Joe Biden anunció una investigación tras detectar incoherencias en las hipótesis del origen animal, el Ejecutivo español sigue anclado en las mismas posiciones de hace tres años. Otra de las teorías esgrimidas en un principio fue la aparición del brote vírico en un mercado de mariscos en Wuhan, pero algunos científicos lo descartaron porque llamativamente tres de los primeros afectados por el covid-19 fueron precisamente tres investigadores del laboratorio de la ciudad china.
Consenso estadounidense
La hipótesis del Departamento de Energía ya fue avalada anteriormente por el FBI, que sigue manteniendo que un accidente de laboratorio pudo desencadenar la fuga del virus con «confianza moderada». El FBI cuenta con un equipo de científicos y con el apoyo del Centro Nacional de Análisis Biológico en Fort Detrick (Maryland) para estudiar el ántrax y otras potenciales amenazas biológicas.
El Consejo Nacional de Inteligencia y cuatro de las agencias que lo componen aseguran actualmente que ven con «baja confianza» el hecho de que el virus se originase a través de la transmisión natural de un animal infectado. Precisamente esta es la tesis defendida aquí en España desde el Gobierno y por Fernando Simón.
David Relman, un microbiólogo de la Universidad de Stanford, que siempre ha sido partidario de realizar una investigación desapasionada sobre los primeros momentos de la pandemia afirmó que «felicidades a aquellos que están dispuestos a dejar de lado sus ideas preconcebidas y reexaminar objetivamente lo que sabemos y lo que no sabemos sobre el origen del covid». Añadió, «mi petición es que no aceptemos una respuesta incompleta o nos rindamos por conveniencia política», precisamente algo que sí se promovió en España.
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