División en el chavismo: un juez del Supremo rechaza la Constituyente y exige elecciones a Maduro
El régimen dictatorial de Venezuela sigue resquebrajándose por dentro. La división en el chavismo ya es visible y cada vez hay menos temor entre los representantes de las instituciones a desmarcarse del tirano Nicolás Maduro y su deriva definitivamente totalitaria. Este martes, minutos después de que el heredero de Hugo Chávez firmara el decreto de convocatoria de la fraudulenta Asamblea Nacional Constituyente, el magistrado Danilo Mojica ha salido públicamente a rechazar la medida y exigir «elecciones inmediatas».
Mojica forma parte del Tribunal Supremo de Justicia, un órgano controlado directamente por los círculos chavistas, y cuyos miembros firmaron el pasado 30 de marzo un auto por el que usurpaban las funciones del Parlamento, a instancias del propio Maduro, que quería laminar el único resorte de poder que no controla en el país.
«Al igual que señaló la fiscal general de la República», dice Mojica en su intervención ante las cámaras de Telecaribe, «la convocatoria de una Asamblea Constituyente no es la solución a la crisis que sufre el país».
La fiscal, Luisa Ortega Díaz, fue clave para echar atrás el primer «autogolpe» —así fue bautizado por los dirigentes democráticos de Venezuela—. Gracias a su intervención y a la presión internacional, sólo dos días después de que el TS tratara de vaciar de funciones a la Asamblea Nacional —controlada por la oposición con una mayoría de dos tercios—, Maduro tuvo que dar la orden de que se revirtiera la decisión.
Pero ya no había marcha atrás en el hartazgo de los venezolanos. A pesar de la terrible represión de las fuerzas maduristas y de sus colectivos armados —unas milicias irregulares motorizadas que siembran el caos y la muerte en las calles—, millones de ciudadanos han salido día tras día a las calles a exigir libertad, pan, comida y democracia.
El magistrado lamenta la muerte de más de 50 personas, en su mayoría estudiantes y menores de edad, en este mes y medio de movilizaciones. Disparos en el cuello, atropellos con tanquetas y coches blindados, heridas mortales provocadas por el tiro a bocajarro de botes lacrimógenos como proyectiles a la cabeza de los manifestantes… «Señor presidente», añade Mojica, «reflexiónelo bien. Las tumbas de nuestra juventud circundan a Venezuela. Basta ya de pérdidas de más vidas inocentes».
Además de este medio centenar de asesinatos, son más de 200 los heridos y de 2.000 los detenidos. Muchos de ellos, están siendo juzgados en tribunales militares, a pesar de su condición de civiles, porque la Fiscalía se niega a formular acusaciones contra ellos y el régimen se salta sus propias leyes para encarcelarlos.
«La historia no nos perdonará a quienes no actuemos en función del interés nacional», advierte el magistrado chavista. «Nos hallamos ante una crisis de tal magnitud que no se puede solucionar con la referida Constituyente ni tampoco con medidas de represión policial ni militar contra las manifestaciones en las calles».
En estas semanas, Maduro ha dado orden de inhabilitar y retirar el pasaporte a Henrique Capriles, gobernador del estado de Miranda; ha mantenido más de un mes aislado a su preso político más famoso, Leopoldo López; ha ordenado el arresto de María Corina Machado inventando falsas acusaciones contra ella… Todos estos líderes opositores son sólo la cabeza visible del más de 80% de venezolanos que rechazan la gestión del dictador.
Su presidencia, que ha cercenando las libertades, se ha dedicado a perseguir a los medios de comunicación —los pocos que quedan libres en Venezuela— y ha hundido al país más rico en reservas de petróleo del planeta en la mayor crisis económica imaginable —no hay comida en las tiendas ni medicinas en los hospitales—, ya no es apoyada más que por las pequeñas minorías poderosas del país y una porción de población subvencionada.
«Es un momento de grandes decisiones», conmina el jurista Mojica, sugiriendo una salida inmediata de Maduro del poder. «Y es su obligación alcanzar el consenso definitivo que requiere el país para unas elecciones inmediatas».
Finalmente, el juez del Supremo exhorta al dictador y a su «espíritu republicano y de apego constitucional» para que muestre su amor por «la patria grande que todos queremos construir».
Dos corrientes
Tanto Mojica como Ortega Díaz forman parte del bloque original del chavismo. Y es que, según los expertos consultados por OKDIARIO, ya hay claramente dos corrientes distintas en el régimen: el chavismo y el madurismo.
El chavismo originario está ya muy lejos de creer en la actual cúpula del régimen, «una banda que busca el poder como escudo ante la Justicia y que les importa poco o nada el legado de Chávez», apuntan las fuentes. De hecho, la defensa de la Constitución chavista es una de las armas de legitimidad de la oposición democrática… y de deslegitimación de la dictadura de Maduro.
«Podemos estar a favor o en contra del chavismo, pero ciertamente lo que vemos hoy en día es otra cosa», comenta Francisco Poleo, vicepresidente de El Nuevo País, uno de los pocos medios impresos que permanecen libres en Venezuela.
Marea Socialista es una organización en la que se han ido agrupando los chavistas disidentes de Maduro, algunos de ellos ex ministros e incluso numerosos militares. Nicmer Evans es su fundador. Este politólogo asegura que es de esperar que haya nuevos pronunciamientos de pesos pesados del régimen que están en contra de la deriva asesina de Maduro. ¿Decrece el miedo a rebelarse o crece el temor a caer con el dictador? Lo que está claro, es que es la decidida presencia del pueblo en las calles la que está debilitando la tiranía.