Dilma Rousseff es suspendida como presidenta de Brasil
El Senado de Brasil ha suspendido este jueves a Dilma Rousseff, que deberá someterse a un juicio político o impeachment acusada de utilizar préstamos de bancos estatales para tapar agujeros del presupuesto durante la campaña para la reelección en 2004 y 2015, confirmando la decisión por amplia mayoría de la Cámara de Diputados a mediados de abril.
La presidenta, en la que podría ser su última jornada en el poder, es apartada del cargo mientras dure el proceso y por un máximo de 180 días, es decir, seis meses. «Voy a luchar con todas mis fuerzas, usando todos los medios disponibles, legales, de lucha», defendió recientemente ante seguidores la política, de 68 años y cuyo mandato concluiría en diciembre de 2018.
El país ha vivido estas últimas semanas altamente polarizado, con numerosas movilizaciones callejeras en distintas ciudades. Lo ha hecho en un clima enrarecido, a escasas fechas de la celebración de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro (del 5 al 21 de agosto) y sin embargo con este fenomenal jaleo en el gobierno de la nación, primera economía de Latinoamérica.
Su sustituto también está en problemas
Además, decenas de políticos de diferente signo y grandes empresarios están en el punto de mira por corrupción, con la mayor investigación judicial en curso, como es la de Petrobras, que salpica incluso al antecesor de Rousseff, Luiz Inacio Lula da Silva, que como ella ve en esta historia un «golpe» a la democracia y una «cacería» contra su partido.
¿Quién se pone al frente entretanto? El encargado es Michel Temer, dirigente que ha permanecido décadas en la sombra y ahora encuentra su oportunidad. Abogado constitucionalista de 75 años y de perfil bajo, tiene fama de buen negociador. Pero él tampoco está limpio. De hecho, aunque puede asumir esta responsabilidad de forma interina, se juega una condena por violar las reglas de financiación que acabaría con su carrera.