Bush pasa al ataque en un tercer debate republicano con Carson de favorito
Donald Trump y Ben Carson han centrado la atención en un nuevo debate entre los precandidatos republicanos, por primera vez con el magnate en apuros en los principales sondeos. Aunque los dos temas previstos para la noche eran economía y programas fiscales, la discusión ha llevado a otros asuntos y a un tono que hace indicar que los dos principales contendientes están muy parejos y que el resto lo tiene todo perdido si no hay reacción.
Así, por ejemplo, Jeb Bush ha invitado a Marco Rubio a «presentarse al trabajo», criticando sus constantes ausencias en las votaciones en el Congreso, a lo que Rubio ha respondido: «Mi campaña va a ser sobre el futuro de América. No será sobre atacar a los que están en este escenario». Otro momento áspero se ha dado cuando Trump ha afeado al moderador la forma en que estaba haciendo las preguntas.
El tercero de los debates, organizado por la cadena CNBC y celebrado en la Universidad de Boulder, en Colorado, ha sido por tanto el de menor trascendencia del gran protagonista de la campaña conservadora y en el que Bush ha tratado de sobresalir para colarse en la pugna por la victoria. El resto de aspirantes (Carly Fiorina, Chris Christie, John Kasich, Rand Paul, Mike Huckabee y Ted Cruz) se han volcado contra los favoritos.
Trump modera el tono sobre los inmigrantes
Tan diferente ha sido la ‘pelea’ respecto a las anteriores que incluso Trump, en un tramo sobre inmigración, ha reculado y afirmado que mantendría en el país a aquellos expertos en tecnología, valorando la aportación que pueden hacer a la economía y el progreso. Para compensar, ha calificado las zonas sin armas de fuego como una «catástrofe» y se ha comprometido a revisar la legislación para que se puedan portar en más lugares.
Trump ha llegado incluso a rogar el voto, cosa que no había hecho hasta ahora, mostrándose sobrado, mientras que Carson se ha presentado calmado, cumpliendo su compromiso de no dejarse «arrastrar al lodo», estrategia que descoloca a su oponente, que se mueve bien en él. Bush, con gran respaldo económico, ha tratado de sacar sus aspiraciones del punto muerto, pero aún es pronto para conocer si su actuación ha dado resultado.