Muere el Papa Francisco

1978: el año de los tres Papas en la silla de Pedro

Sólo 13 veces en la historia de la Iglesia católica se ha dado el caso excepcional de tener tres Papas en un mismo año

1978 Papas Pablo VI, Juan Pablo I y Juan Pablo II, Vaticano
Pablo VI, Juan Pablo I y Juan Pablo II.
María Ruiz
  • María Ruiz
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Sólo 13 veces a lo largo de la historia de la Iglesia católica se ha dado el caso excepcional de tener tres Papas en un mismo año, un evento que no es común y que suele estar asociado a momentos extraordinarios, a menudo envueltos en misterio o controversia. Uno de los más recientes ejemplos ocurrió hace 47 años, en 1978, cuando el Trono de San Pedro estuvo ocupado por Pablo VI, Juan Pablo I y San Juan Pablo II.

Era pleno verano, cuando, el 6 de agosto de ese año, falleció Pablo VI, conocido como el Papa del diálogo, quien estableció los viajes internacionales de los pontífices y fundó la Jornada Mundial de la Paz, como recuerda Peter Hebblethwaite en Paul VI: The First Modern Pope.

A él le sucedió, en el año de los tres Papas, 1978, Albino Luciani, el patriarca de Venecia, quien tomó el nombre de Juan Pablo I. Su pontificado fue breve, sólo de 33 días, y su muerte repentina dio lugar a numerosas hipótesis y especulaciones. Luego, el 16 de octubre, el cónclave eligió a Karol Wojtyła, un cardenal polaco, que quiso homenajear a su antecesor y tomó el nombre de Juan Pablo II, el primer obispo no italiano de Roma desde 1523. Fue conocido por sus extensos viajes y su popularidad entre los fieles.

Papado de Pablo VI

Giovanni Battista Montini, o Pablo VI, a pesar de su avanzada edad de 80 años, Montini había expresado su presentimiento sobre su muerte inminente, como se menciona en la biografía de Hebblethwaite, citando su comentario sobre que «el curso natural de nuestra vida llega justo al atardecer». La muerte de Pablo VI en Castel Gandolfo, al sur de Roma, donde había ido a descansar, fue inesperada y sin previo aviso, según relatan numerosos informes de la época.

Papado de Juan Pablo I

A su muerte, la elección de Luciani, visto como un reformista, marcó un cambio en la dirección de la Iglesia, enfrentándose a figuras conservadoras como el cardenal Giuseppe Siri. Sin embargo, su pontificado terminó abruptamente con su fallecimiento el 28 de septiembre de 1978, después de sólo 33 días, dejando infinitas especulaciones por la falta de claridad sobre las circunstancias de su muerte y la ausencia de una autopsia, lo que perpetúa el misterio en torno a su fallecimiento.

Algunos estudiosos sugieren que podría haber muerto debido a la administración de un potente vasodilatador, pero sin pruebas concretas, el misterio persiste, según reseña David A. Yallop en In God’s Name. La falta de una investigación completa y los testimonios contradictorios han hecho que su muerte sea uno de los grandes misterios vaticanos.

Papado de Juan Pablo II

Tras la muerte de Juan Pablo I, conocido como el Papa de la sonrisa, el Cónclave eligió el 16 de octubre de 1978 (no 1972, como se menciona incorrectamente en el texto original) a Karol Wojtyła, quien se convertiría en Juan Pablo II, el primer obispo de Roma no italiano desde 1523 desde 1523. Este Papa es recordado por su primera aparición en el balcón de la Basílica de San Pedro con palabras que aún resuenan: «¡Alabado sea Jesucristo! Queridos hermanos y hermanas, todavía estamos tristes por la muerte del amado Papa Juan Pablo I. Y aquí, los eminentísimos cardenales han nombrado a un nuevo Obispo de Roma. Lo llamaron desde un país lejano; muy lejos, pero siempre tan cerca de la comunión en la fe y en la tradición cristiana».

El pontificado de Juan Pablo II que comenzó en 1978 marcó un cambio significativo en la Iglesia, siendo uno de los Papas más viajeros, con una agenda global que incluía visitas a zonas de conflicto, y manteniendo posiciones conservadoras sobre temas como el aborto, los anticonceptivos y el divorcio, mientras promovía la justicia social y económica en las regiones más desfavorecidas del mundo. Además, su trabajo por la justicia social y económica, especialmente en los países en desarrollo, fue un aspecto destacado de su papado, como se detalla en su encíclica Sollicitudo Rei Socialis de 1987.

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