Cómo limpiar un peine de manera correcta
La higiene y la limpieza son muy importantes en nuestra vida diaria, tanto en nosotros mismos como en todos los elementos que utilizamos cada día. El pelo nos lo cuidamos a diario, por lo que todo lo relacionado con él debe estar perfecto. ¿Quieres saber cómo limpiar un peine? Sigue leyendo y descubre cómo hacerlo para que esté siempre impecable.
Higiene capilar
La higiene capilar es muy importante, no solo en el propio cabello, también en todos los accesorios que utilizamos para su cuidado. Los peines y cepillos entran en contacto con nuestro pelo todos los días, por lo que hay que intentar que estén siempre en las mejores condiciones.
Al limpiar un peine, y también un cepillo, lo estarás liberando de suciedad, restos e impurezas que se acumulan con el paso del tiempo. Introduce en tu rutina la limpieza de tus artículos para el cuidado capilar y verás que te duran más y será mucho más saludable utilizarlos.
Pasos para limpiar un peine:
- El peine es el utensilio más recomendado para desenredar el pelo después de cada lavado. Es recomendable limpiarlo como mucho cada 15 días, siendo lo recomendable una vez a la semana. Eso sí, cada vez que lo utilices échale al menos un agua para quitar los cabellos que se hayan podido quedar pegados.
- Para poder limpiar un peine con eficacia, lo primero que debes hacer es quitarle todos los pelos que estén pegados/atascados.
- Una vez eliminados todos los cabellos, sumérgelo en agua tibia con lejía. Esto lo desinfectará totalmente y es recomendable tanto si es un peine de cerámica como de carbono o plástico.
Pasos para limpiar un cepillo del pelo:
- Si también quieres saber cómo limpiar cepillos, tanto planos como redondos, hay un método muy eficaz. Al igual que con el peine, empieza quitando los cabellos o cualquier suciedad que haya en el cepillo.
- Si hay cabellos atascados que te cuesta retirar, un buen truco es utilizar un peine para quitarlos. Lógicamente, después deberás limpiar el peine como en los pasos anteriores.
- Lava el cepillo con jabón emulsionado con agua y aclara con mucha agua tibia, pero sobre todo que no esté caliente.
- Seca después con un secador de pelo pero con mucho cuidado para no quemar las púas del cepillo. No lo acerques mucho.