Historia

Norton I: el único emperador de los Estados Unidos

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Joshua Abraham Norton, emperador de los Estados Unidos

A pesar de ser una nación con relativamente, pocos años de historia, Estados Unidos cuenta con un legado político y cultural más que curioso e interesante. Se trata de una nación que se creó siendo un país presidencialista, alejado de las concepciones llegadas desde Europa donde el rey era la máxima autoridad y ejercía el poder.

Pero hubo un hombre que pasó a la historia del país por proclamarse como Emperador de los Estados Unidos y defensor de México en pleno siglo XIX. Joshua A. Norton era un ciudadano de San Francisco del que poco se sabe hasta que llegó a América, cargado de sueños y con una herencia de 40.000 dólares que pronto invertiría para sacar tajada.

Empresario del arroz

Lo único que se sabe de Joshua Norton es que llegó a Estados Unidos desde Inglaterra, probablemente nació en Londres alrededor de 1815, según la placa de su tumba. Cuando sus padres murieron se embarcó hasta el Nuevo Mundo con muchos sueños y dinero para gastara.

Esto fue lo primero que hizo. Norton era un empresario que especulaba en el negocio de inmobiliario convirtiéndose en un ciudadano próspero en 1852. Vio la gran oportunidad de su vida cuando se informó sobre la tremenda hambruna que pasaban en China, por lo que se paralizó la exportación de arroz a Estados Unidos.

Ante esto, Norton compró grandes cantidades de producto en el país además de hacerse, por 25.000 dólares, con un carguero cargado de arroz que regresaba de Perú. Norton esperaba que el arroz subiera de precio y ser de los pocos empresarios en tener género.

Esto no ocurrió, y en las semanas siguientes llegaron muchos cargueros llenos de arroz que dieron al traste con el negocio de Joshua Norton.

Esto lo llevó a la bancarrota después de demandar al proveedor en un intento desesperado de recuperar el dinero. En 1858, Joshua Norton estaba endeudado y sin nada, por lo que se marchó de San Francisco por un tiempo.

Emperador de Estados Unidos

Regresó muy pronto, en 1959, pero ya enfurecido y con sus facultades mentales no demasiado lucidas cuando decidió enviar una carta a los periódicos proclamándose como el I Emperador de los Estados Unidos.

Fue tan insólito que nadie hizo nada por detenerlo y duró hasta 21 años. Sin ningún efecto concreto, lo primero que hizo al mes de proclamarse emperador fue abolir el Congreso de los Estados Unidos, acusándolo de fraude y corrupción. Después los destituyó a todos cuando ninguno de los miembros del congreso se presentó a una cita que él había pedido para discutir sobre su nombramiento.

Lo cierto es que con los años, Norton I se hizo muy popular en San Francisco, incluso se preocupó por los problemas de sus vecinos, aunque en la mayoría de los casos poco pudo hacer. Tanto fue así, que hasta los propios comerciantes validaban en sus establecimientos la moneda que emitió, al igual que impuestos ridículos que pedía a los ciudadanos.

Murió el 8 de enero de 1880, fruto de un ataque de apoplejía. En su nota necrológica rezaba la frase: «El Emperador Norton no mató a nadie, no robó a nadie, no se apoderó de la patria de nadie. De la mayoría de sus colegas no se puede decir lo mismo».

 

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