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Las mujeres en la Revolución Industrial: de obreras a líderes sindicales

En los albores de la Revolución Industrial, las mujeres eran consideradas mano de obra barata y fácilmente explotable. ¿Qué cambió después?

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Mujeres obreras
Las mujeres en la Revolución Industrial
Francisco María
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Antes de la Revolución Industrial, la mayoría de las mujeres solamente se ocupaban del cuidado de los hijos y del quehacer doméstico porque no eran consideradas políticamente capaces. Si bien había mujeres que se ganaban el sustento como, hilanderas, modistas, orfebres, cerveceras, niñeras, lecheras o criadas, no fue sino hasta que inició este proceso de industrialización que el rol de las mujeres comenzó a cambiar.

Las mujeres se convirtieron en mano de obra muy apreciada por su destreza para muchas tareas, sobre todo en sectores claves de la industrialización.

La mujer trabajadora en el siglo XIX: desigualdad y explotación

En el siglo XIX, las mujeres sólo podían trabajar por periodos cortos, pues una vez que contraían matrimonio o tenían hijos debían retirarse para dedicarse al hogar. Sólo podían volver a trabajar en el caso de que su marido no pudiera mantener a la familia.

Mujer obrera

En aquel entonces, las mujeres obreras tenían las mismas jornadas que los hombres, pero sufrían una clara discriminación, ya que su sueldo se fijaba en el 50% con respecto al de los obreros. En su mayoría, se trataban de empleos mal pagados, no cualificados y con una variación de abusos, que constituían el reflejo de la prioridad de la misión doméstica y maternal de las mujeres respecto a cualquier identificación ocupacional.

A partir del año 1870, se crearon dos clases de trabajos para las mujeres: mecanógrafas o telefonistas, sin embargo, eran puestos de trabajo con un bajo nivel, categoría laboral y salarial. Además, en la etapa escolar, se les enseñaba medicina, por lo tanto, la profesión más vista entre las mujeres era enfermera.

La situación de las mujeres obreras fue realmente dramática, porque además de cumplir con extenuantes jornadas de trabajo de 13 o 14 horas, tenían que atender las labores del hogar y la crianza de los hijos.

Los movimientos obreros y las mujeres

Al igual que en otros países que se industrializaron, el trabajo en España comprendía jornadas laborales extensas y pesadas, en malas condiciones y sin legislación laboral. Debido a ello, nacieron movimientos obreros clandestinos que pretendían luchar contra la explotación laboral. Entre ellos destaca el movimiento del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), la Unión General de Trabajadores (UGT) y de la Confederación Nacional del Trabajo (CNT), los cuales comenzaron a considerar a la mujer también una obrera en condiciones de igualdad con el hombre.

No obstante, luego de que Franco asumiera el poder en 1939, fueron severamente reprimidos y la actividad sindical fue prohibida legalmente.

Algunos nombres

Con el paso del tiempo, muchas mujeres obreras se convirtieron en líderes sindicales y en figuras destacadas en la lucha por la justicia social y la igualdad de género. Destacan figuras como Mary Harris Jones, conocida como «Mother Jones», una activista laboral que luchó incansablemente por los derechos de los trabajadores, especialmente de las mujeres y los niños.

Otra figura relevante fue Clara Zetkin, una destacada líder sindical y feminista alemana que abogó por la unidad de las mujeres trabajadoras en la lucha por sus derechos. Zetkin fue una de las impulsoras del Día Internacional de la Mujer, que se celebra cada 8 de marzo en conmemoración de la lucha de las mujeres por la igualdad de género y los derechos laborales.Mujer obrera

El rol de la mujer sindicalista en España

La participación de las mujeres en el ámbito laboral, por lo general, ha sido obviada y silenciada. De hecho, son muy pocas las mujeres visibles en el movimiento sindical español. A pesar de las políticas de género impulsadas por el régimen para implantar un modelo ideal de mujer (casada, ama de casada, sin derecho a trabajar) las mujeres participaron en paros, protestas y huelgas a principio de la década de 1950, como es el caso de la huelga textil catalana y la huelga en el sector de la naranja de Carcaixent, en 1952.

En la década de 1960, comenzaron a surgir movimientos que tenía como propósito mejorar la condición de la mujer. El Movimiento Democrático de Mujeres encabezó la lista de estos movimientos y en 1968, fundó la Asociación de Amas de Casa Castellanas y Consumidoras para la defensa de sus intereses al amparo de la ley.

Al finalizar la dictadura, nacieron organizaciones como las de “Amas de Casa”, “Mujeres Separadas”, “Mujeres Universitarias” o el “Movimiento Democrático de Mujeres” que juntaron a un gran número de mujeres cuyo rol fue determinante durante los últimos años del franquismo y la transición. Su lucha y agilidad, permitió que los partidos políticos y sindicatos cedieran un espacio para el debate.

La liberación de la mujer tras la muerte de Franco

Tras la muerte de Franco en 1975, se celebraron las primeras jornadas por la Liberación de la Mujer, en las que se exigía la supresión de las discriminaciones laborales para las mujeres, tanto en el acceso a los distintos puestos de trabajo como en el salario, la creación de una formación profesional no discriminatoria, la supresión de leyes proteccionistas para las mujeres, y entre otras cosas, que el movimiento obrero asumiera la problemática específica de la mujer trabajadora como parte de su lucha reivindicativa.

La mujer trabajadora, ciertamente, fue un producto de la Revolución Industrial, pero no porque las fábricas crearan puestos de trabajos específicos para ellas, sino porque, durante la misma, su figura se convirtió en una problemática visible en la que se cuestionaba la compatibilidad entre feminidad, maternidad y trabajo asalariado.

Lecturas recomendadas

La mujer trabajadora en el siglo XIX

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