Historia negra

Dorothea Puente, la adorable anciana de «la casa de la muerte»

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Dorothea Puente

La imagen angelical de Dorothea Puente contrasta con el nivel de maldad de esta mujer que fue condenada a cadena perpetua en el año 1993 después de que se demostrara su participación en tres de los nueve crímenes de los que se le acusaba. Puente murió en prisión en 2011 con 82 años de edad y sin admitir en ningún momento sus crímenes. 

Dorothea Puente siempre fue una mujer extraña, que había tenido problemas con la justicia a lo largo de su vida. Se casó cuatro veces, la primera con 16 años. Llego a dar en adopción a varios de sus hijos y fue detenida en varias ocasiones por delitos fiscales y regentar un burdel ilegal.

Una infancia dura

Dorothea Helen Gray nació en 1929 en California. A la corta edad de nueve años se quedó huérfana cuando su madre murió en un accidente de tráfico. Un año antes, su padre moría de tuberculosis. Con esta edad, la joven estuvo recorriendo orfanatos hasta que acabó en casa de unos familiares en Fresno, con los que vivió hasta los 16 años.

Según el psicólogo que trató con ella durante el juicio, Dorothea habría sufrido abusos en los orfanatos y en la casa de sus familiares, lo que marcarían su personalidad para siempre.

Pudo salir del hogar familiar a los 16 años cuando se casó con Fred McFaul con el que tuvo tres hijos. Uno lo mandó para Fresno, al otro lo dio en adopción y el tercero acabó en aborto. Al cabo de unos años, McFaul la abandonó para siempre, otro momento que marcó irremediablemente la vida de Dorothea que jamás llegó a asumir que su marido se había marchado y contaba a todos que había muerto por un ataque al corazón.

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Durante la década de los 50 y 60 pasó varias veces por la cárcel, primero por falsificar cheques y después por administrar un burdel ilegal. Después de salir de la cárcel, encontró su vocación en un geriátrico donde conocería a su segundo esposo, Roberto Puente.

Instinto asesino

Los primeros crímenes de esta anciana se datan de los años 80. Dorothea abrió una casa de huéspedes en Sacramento, donde recibía personas personas mayores a los que supuestamente cuidaba.

Aunque su primer crimen se produjo en 1982 cuando mató a su socia, Ruth Monroe, que se había mudad a la casa para convivir con ella. Puente la drogó con codeína y Tylenol, y aludió que la mujer había muerto por una sobredosis debido a una depresión.

Comenzaron así los oscuros planes de esta mujer que mataba por dinero. En los años posteriores, Dorothea Puente se dedicó a matar a varias personas en su propia casa, enterrándolas sin que nadie sospechara nada. A las familias de sus inquilinos, casi siempre mayores, les contaba que estaban enfermos y se quedaba con la pensión y sus ahorros mientras ellos no podían salir de allí.

El 11 de noviembre de 1988, la policía acudió a su casa por una denuncia que una trabajadora social había puesto por al desaparición de Álvaro Montoya. Una vez en el hogar de Dorothea los agente se encontraron con la auténtica «casa del terror» tal y como denominaron el lugar los medios de la época.

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Se encontraron un total de siete cuerpos enterrados en la casa de Dorothea Puente, que siempre actuaba de la misma manera: drogaba a sus víctimas para después matarlas y quedarse con su dinero.

Fue acusada de dos asesinatos más, pero no pudieron ser demostrados ya que no se encontraron los cuerpos en su casa.

Juicio largo

El caso de esta anciana que había creado una auténtica casa del terror bajo el suelo de su hogar, se llevó a juicio en 1992. este juicio duró más de un año, y es que los miembros del jurado popular que debían juzgarla no llegaron a ponerse nunca de acuerdo sobre la actuación y culpabilidad de Dorothea.

El juez inhabilitó al jurado popular, y él mismo cito la sentencia: cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional.

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