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‘First Dates’: Lina, una rusa de Granada, asegura que los madrileños son “unos catetos”

First Dates.
First Dates.
Natalia Díaz
  • Natalia Díaz
  • Periodista y comunicadora audiovisual. Actualmente redactora en Happy FM. Interesada sobre todo en la música y adentrándome en el mundo de la televisión.

Como cada noche un nuevo grupo de solteros ha acudido a First Dates para encontrar a su media naranja. Estos dos comensales han comenzado su cita con mal pie a pesar de haberse gustado físicamente y al final han acabado desconfiando, aunque la cena les ha ido bien.

El primero en llegar al restaurante ha sido Atila, un joven de 22 años de Madrid. Es mecánico y está especializado en coches clásicos, tanto que hace rodajes con coches americanos. Su prototipo de mujer son las nórdicas de piel clara y a ser posible que tengan tatuajes: “Le dan el toque”. Su cita ha sido Lina, una chica rusa afincada en Granada. Sin embargo, lleva cuatro meses viviendo en Madrid. Ella se considera muy echada para adelante y cabezota, pero que también tiene un lado sensible. El madrileño la ha visto muy de su tipo y le ha gustado su forma de vestir.

Al joven le ha llamado la atención el acento granadino de su cita siendo nórdica y ella le ha explicado que ha estado nueve años viviendo en un pueblo costero de Granada y por eso se le ha pegado tanto. Ella en cambio ha aprovechado la conversación para quejarse de la forma de hablar de los madrileños. “Yo lo siento mucho, pero odio el laísmo”, afirmaba la chica. “Sois unos catetos los madrileños, ¿vale?”, ha señalado sin ningún tipo de miramiento.

El joven ha decidido mantenerse en silencio, aunque por su gesto se veía claramente que estaba alucinando con estas palabras. “Yo llegué aquí y dije: ‘pero ¿cómo puede ser esto?’”, ha explicado la joven rusa sobre cuando fue por primera vez a Madrid. Ella era de las primeras de la clase cuando estudió castellano y le sorprendió mucho la forma incorrecta de hablar de los madrileños. Él por su parte confesaba a las cámaras de First Dates sobre la gente del sur que ellos “se comen las palabras, pero no vamos a entrar nosotros en ese debate”.

Por lo demás, han tenido muchas cosas en común. Ambos preferían escuchar techno a la hora de salir, a Lina no le gusta el campo, pero sí que le gustaría tener una casita con huerto y en cuanto a las relaciones buscaban lo mismo. Los dos se consideraban tradicionales y no querían tener hijos. Atila estaba encantado y quería una segunda cita, pero Lina ha comenzado a desconfiar. Le ha resultado demasiado sospechoso tener tanto en común y ha creído que él la estaba engañando diciéndole solo lo que quería escuchar, no podían ser tan parecidos. Por lo tanto, no ha querido una segunda cita con él.

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