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‘First Dates’: la drástica reacción de una soltera tras las calabazas de su cita

Aquilina y Agustín se convirtieron en dos de los protagonistas de la noche

Aquilina y Agustín, participantes de First Dates. (Mediaset)
Aquilina y Agustín, participantes de First Dates. (Mediaset)
Idania Monzón
  • Idania Monzón
  • Graduada en Periodismo y Comunicación Audiovisual. Escribo sobre la actualidad televisiva y musical. Además, me gusta investigar y hablar sobre todo lo relacionado con las ficciones del momento, tanto de la pequeña como gran pantalla.

Las emociones están siempre presentes en First Dates, de eso no cabe duda. El popular show de citas a ciegas se ha convertido en la opción favorita de muchos solteros a la hora de encontrar el amor. ¿El motivo? Los participantes se someten a test de compatibilidad y son emparejados con su posible cita perfecta. Sin embargo, y como los seguidores del formato saben muy bien, este paso no es un indicador fiel de que la conexión entre los solteros vaya a surgir. Una situación que se pudo presenciar, recientemente, durante la cita de Aquilina y Agustín. De esta manera, el público tuvo la oportunidad de conocer a la soltera, una cuidadora jubilada de 72 años, afincada en Reus y que se consideraba el «alma de la fiesta».

Acudió al programa con el objetivo de conocer a su hombre ideal. Eso sí, este tenía que ser una persona que haya visto mundo y que físicamente tuviese un parecido con Carlos Sobera. «Más alto que yo y en forma», señalaba. Una serie de requisitos que provocaron que el equipo del programa le presentase, minutos después, a Agustín, un asturiano de 76 años que alardeaba de físico. «Mis amigos me preguntan qué hago para mantener mi tipo», dijo en su presentación. Eso sí, su llegada al local no fue la más acertada, al menos a ojos de Aquilina.

Aquilina y Agustín, participantes de 'First Dates', con Carlos Sobera. (Mediaset)
Aquilina y Agustín, participantes de ‘First Dates’, con Carlos Sobera. (Mediaset)

Agustín llegó a First Dates y lo hizo con regalos y recados parra todos los miembros del programa, menos para su cita. De hecho, fue a la soltera a la última que saludó. «No me entró mucho», opinó ella. Pero, lo primeros minutos entre los participantes no estuvieron exentos de tensión. Pues, el comensal, en lugar de preguntarle su nombre, le contó que tenía la cicatriz del marcapasos que le habían puesto hace poco.

«A mí no me importa, yo también tengo cicatrices. En vez de preguntarme el nombre, me dice lo de la cicatriz», señaló la participante. Además, Aquilina no pudo evitar mostrarse muy desilusionada con el hecho de que Agustín no haya tenido ningún detalle con ella. «Pensaba que el regalo era para mí», dijo sobre el gesto que tuvo con el equipo de Cuatro.

A pesar de todo, los participantes aceptaron seguir conociéndose en el restaurante. De esta manera, y entre tema y tema, el soltero le contó que no bebía alcohol. «Tomar un vino, sin abusar…», recalcaba ella sorprendida. «Le falta algo, no me llena. Le faltan kikos», aseveraba él. Un conjunto de diferencias entre ambos que no paraban de crecer con el transcurso de la cita.

Aquilina y Agustín, participantes de 'First Dates'. (Mediaset)
Aquilina y Agustín, participantes de ‘First Dates’. (Mediaset)

El soltero le explicó a Aquilina que no era muy activo sexualmente a raíz de su operación. «Son más bonitas una caricias, que tanta cama. Yo la cama la uso para dormir», advertía Agustín. «Él lo que quiere es alguien que esté como una monja con él», opinaba ella en privado.

Aquilina en First Dates: «¿Tan fea soy? Es que no me miras»

Lejos de quedar ahí, posteriormente, Agustín le confesó como era su prototipo ideal de mujer. «Te veo bastante bien, pero solo un poco menos de lo que quiero. Me gustan las mujeres rellenas, fuertes. Es una obsesión», le dijo. «A mí no me gusta estar gorda (…) No voy a gastar dinero para ponerme peso porque un tío quiera», afirmaba la participante.

Después de volver a vivir un tenso momento a la hora de pagar la cuenta, llegó la hora de la decisión final de First Dates. De esta manera, y sin dudarlo demasiado, los solteros se rechazaron mutuamente. Pero, la ira de Aquilina brotó al ver que su cita no la rechazaba mirándola a los ojos. «¿Tan fea soy? Es que no me miras», le dijo. «No te ofendas, tienes carácter, otro punto en contra», sentenció él.

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