Ni chorizo ni lomo: uno de los embutidos más sabrosos del mundo sólo lo hacen en Castilla y León y Extremadura
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La gastronomía española cuenta con sabores únicos y, entre ellos, sus embutidos ocupan un lugar especial en la tradición culinaria. Más allá del chorizo y el lomo, existen delicias menos conocidas que han sido elaboradas durante siglos con recetas ancestrales.
En Castilla y León y Extremadura se produce un embutido excepcional que destaca por su sabor intenso y su cuidada preparación. Nacido de la necesidad de aprovechar al máximo el cerdo, este manjar se ha convertido en un símbolo de la cocina rural. ¿Quieres saber cuál es?
Éste es el embutido exclusivo de Castilla y León y Extremadura
El botillo, joya culinaria de la comarca leonesa de El Bierzo, tiene sus raíces en la época de los monjes eremitas de la montaña. Su origen se remonta a la necesidad de aprovechar al máximo cada parte del cerdo, un animal básico en la economía doméstica rural de la región.
Este embutido, también conocido como «butelo» o «botelo», es un alimento contundente, perfecto para los duros trabajos físicos y los inviernos fríos. Se cree que la palabra «botillo» proviene del latín «botellus», que significa intestino, la envoltura natural de este embutido.
Por otra parte, en Zamora hay una variedad de botillo llamada «Pastor», y en Portugal, en la zona de Tras-os-Montes, éste recibe el nombre de «bulho» o «butielho».
Curiosamente, este embutido tiene un pariente cercano en Extremadura, el «buche». Aunque se llama de forma distinta, el buche comparte similitudes con el botillo en cuanto a su origen y elaboración.
El buche, típico de la comunidad autónoma de Extremadura, es un embutido elaborado con el estómago del cerdo relleno de costillas, oreja, rabo y otras partes adobadas. Se cree que este alimento llegó a esta región en tiempos de la Reconquista, con gentes provenientes de las mismas tierras que el botillo.
¿Cómo elaborar el botillo y el buche?
Mientras que el botillo es característico de El Bierzo, el buche es típico de Extremadura. Ambos, aunque con matices en sus ingredientes y preparación, comparten esa herencia de aprovechamiento del cerdo y la pasión por los sabores intensos y reconfortantes.
La elaboración del botillo es un proceso que toma varios días. Se inicia con la selección y troceado de las mejores piezas del cerdo, principalmente costilla y rabo, aunque también se puede añadir lengua, carrillera, paleta y espinazo.
Estas piezas se adoban con sal, pimentón del Bierzo, ajo y especias naturales como el orégano. Una vez adobadas, las carnes se embuten en la tripa del cerdo y se ahúman con leña de roble o encina. Finalmente, el botillo se seca durante al menos 48 horas para que adquiera su consistencia característica.
En el caso del buche , se elabora con el estómago del cerdo relleno de diversos cortes adobados. Cada familia o pueblo tiene su propia receta, lo que resulta en una gran variedad de buches.
La cocción es esencial para disfrutar plenamente de estos embutidos. El botillo se cocina a fuego lento en una olla hasta que esté tierno, acompañado de patatas y verduras. Luego, se sirve en una fuente, con la guarnición rodeando el embutido.
Por otro lado, el buche es tradición disfrutarlo en tres vuelcos: sopa de arroz, berzas rehogadas y finalmente, el buche acompañado de otras carnes. Hay que destacar que este plato se sirve abriéndolo para mostrar todo lo que lleva dentro.
En ambos casos, el resultado es un plato contundente, lleno de sabor y tradición. Estos embutidos son perfectos para los amantes de la gastronomía que disfrutan de sabores auténticos y elaboraciones con historia.