Dinamarca supera a la República Checa y sigue soñando en la Eurocopa

Dinamarca quiere repetir la gesta de 1992 y cada vez está más cerca. El combinado vikingo se clasificó para las semifinales de la Eurocopa después de superar a la República Checa (1-2) en un trepidante duelo de modestas, con alternativas, goles y espectáculo asegurado. Los tantos de Delaney y Dolberg en la primera mitad supusieron una losa demasiado pesada para los checos, que se despiden con honores del torneo mientras hacen pasillo a la revelación, que está a dos encuentros de volver a escribir la historia… en el nombre de Eriksen.

El Estadio Olímpico de Bakú albergaba un duelo de máxima igualdad, aunque posiblemente el más descafeinado de cuantos se disputan en cuartos de final de la Eurocopa. Dos selecciones que a priori no deberían estar ya ahí, Dinamarca y República Checa, batallarían de poder a poder por confirmarse como la gran sorpresa del campeonato y, de paso, seguir soñando con la machada que ya completaron la propia selección danesa en 1992 y Grecia en 2004.

Un cetro europeo es posible incluso para una modesta, así lo dicta la historia, y Dinamarca se conoce el guión a la perfección. Sin su estrella Eriksen pero sí en su nombre, el combinado dirigido por Kasper Hjulmand comenzó golpeando antes de cumplirse el minuto 6. Un centro al área era rematado con contundencia y brillantez por uno de los futbolistas de mayor nivel del plantel danés, Thomas Delaney, que llevaba el delirio al sector de la grada de Bakú correspondiente a la afición de su país.

Dinamarca tomaba ventaja y complementaba su ligero favoritismo previo al partido. Confirmados como una selección peligrosísima y con individualidades en plena forma en el torneo, caso de Hoijberg, Dolberg o Maehle, los daneses dominaban el partido con la tranquilidad que otorga mandar en el marcador, mientras la República Checa trataba, sin éxito, de encontrar a Patrick Schick, su goleador y referencia ofensiva en esta Eurocopa.

Dolberg y Maehle valen unas semis

El plan idílico de cualquier selección podría representar un gol en los primeros minutos y el de la tranquilidad, antes del descanso. Después de que Schmeichel interviniera con la experiencia y el nivel que se le presupone, Dolberg volvía hacer las veces de goleador, y ya van tres en el torneo, a pase de un Maehle que apunta a firmar un gran contrato este verano o, al menos hacerse con un puesto en el once de su actual club, el Atalanta. Un todoterreno, versátil, rápido y con gol. Las direcciones deportivas deben apuntar su nombre.

Llegaba el descanso y con él cierta euforia en la parroquia danesa, fruto de un resultado que les colocaba con un pie en semifinales. Todo tras empezar el torneo con el desplome de Eriksen y dos derrotas que les dejaban con pie y medio fuera de octavos. Sin embargo, la República Checa no había dicho su última palabra.

Aparición insuficiente de Schick

Se pedía la presencia de Schick y la estrella apareció a los pocos minutos de reanudación del partido. En racha y con calidad contrastada, el ariete recortaba distancias con un remate con la menos buena, la derecha, que se fue alejando de Schmeichel hasta entrar pegado a la cepa del palo. El partido volvía a apretarse con muchos, muchos minutos aún por jugarse.

Dos combinados sin miedo a la derrota y los deberes hechos que querían alargar su sueño. El toma y daca de transiciones y oportunidades deparó un escenario divertido para el espectador, pero nada agradable para los aficionados de ambos equipos. Los porteros, obligados a intervenir, demostraron su condición de élite y se impusieron una y otra vez a los delanteros.

El cuadro danés ya no corría tanto, pero a los puntos seguía siendo mejor que la República Checa a escasos minutos del final. Kuipers otorgó seis minutos de descuento a un partido ya en el alambre y en el que, pese a la garra y el tesón de los checos, proclamó vencedor a la Dinamarca de Eriksen, que continúa soñando en la Eurocopa.