La verdadera importancia de la operación «sin importancia» a la que se ha sometido Felipe VI
Veinticuatro días después de que el jefe del Estado español fuera intervenido en el Hospital Ruber Internacional de Madrid por un problema en la espalda, la noticia de esa intervención ha trascendido a la opinión pública de una fuente sin identificar y no facilitada por parte del Palacio de la Zarzuela. Una vez que la información ha trascendido a los medios de comunicación, fuentes de la Casa del Rey han admitido de forma selectiva la práctica de lo que en lenguaje médico se conoce como una rizólisis, una técnica que consiste en aplicar radiofrecuencia con aguja en la zona de la columna que duele al paciente, al que se le aplica anestesia local para que sienta dolor. La intervención precisa, después de ser realizada, que el paciente, en este caso el Rey Felipe, permanezca unas tres horas en el centro hospitalario donde se le ha practicado la operación.
Cuando la información de esta pequeña intervención quirúrgica, que se ha practicado en quirófano como es preceptivo, se ha conocido públicamente, fuentes del Palacio de la Zarzuela han argumentado para justificar la ausencia de información a la opinión pública que la operación ha sido una práctica “sin importancia” que no ha influido en la agenda oficial del Rey. Y que por esa razón no se ha informado oficialmente de la misma por parte del departamento de Comunicación de la Casa de S.M. el Rey.
No hay duda alguna de que la intervención era de poca envergadura y que la lesión de columna que se ha atajado con la rizólisis no revestía gravedad, dado que don Felipe siguió con su agenda dos días más tarde y lo hemos visto participar en la Copa del Rey de vela en Mallorca la semana pasada. Pero lo que no se puede entender es la opacidad informativa con la que se ha tratado esta lesión “sin importancia” por parte del Palacio de la Zarzuela. Se trata, por pequeña o leve que sea la intervención quirúrgica, de la salud del jefe del Estado y ese es un asunto que se debe tratar siempre con total transparencia.
No es muy apropiado que los ciudadanos españoles se hayan enterado de forma casual de que el monarca ha pasado por un quirófano para tratarse de un problema de columna que le estaba causando molestias y dolor. Aunque ese tipo de dolencia sea muy frecuente entre la población y casi todo el mundo tenga que pasar en algún momento de su vida por sufrirla, bien en la zona cervical o en la lumbar, como parece haber sido en el caso de don Felipe. La salud del Rey es un asunto de Estado y como tal debe ser tratado sea cual sea la dolencia con o «sin importancia».