Trapero ordenó a los Mossos espiar los movimientos de Policía y Guardia Civil el 1-O para anularlos

Trapero
El mayor de los Mossos d'Esquadra, Josep Lluís Trapero. (Foto: AFP)
Carlos Cuesta

El mayor Josep Lluís Trapero dio órdenes a los Mossos de espiar, informar y delatar cada movimiento que realizase la Policía Nacional y la Guardia Civil el 1-O. Las consignas de los agentes autonómicos no eran estar atentos al referéndum ilegal pese a las exigencias del TSJC. Su obsesión era controlar al milímetro cada paso que daban los agentes enviados desde el resto de España para poder informar a su cúpula y evitar la eficacia del operativo nacional que pretendía paralizar el golpe separatista.

Así se desprende de la información recopilada en los informes que los agentes del cuerpo autonómico pretendieron destruir el 26 de octubre justo cuando fueron interceptados por una decena de efectivos de la Policía Nacional que impidieron a los Mossos d’Esquadra destruir las pruebas en una incineradora de Sant Adrià de Besòs (Barcelona).

La Policía española señala en su informe, que será remitido este lunes a la Justicia, que “en el vehículo Ford Transit matrícula 0491-BSV y dentro de la caja nº30, se intervino un documento de comunicación CECOR (Centro de Coordinación) de Mossos d’Esquadra, que incluye varias comunicaciones recogidas entre los días 30 de septiembre y 1 de octubre de 2017”. Esa caja contenía las pruebas de buena parte de las comunicaciones realizadas esos días durante el desarrollo del referéndum ilegal. A las 8:15 de la mañana del día del golpe surge la siguiente comunicación destinada a los mossos de toda Cataluña: “Petición: se transmite a todo el territorio que CECOR solicita que en caso de localizar vehículos y efectivos de CNP (Cuerpo Nacional de Policía) y GC (Guardia Civil), efectuando movimientos, se informe a través del chat”.

La orden fue cumplida de inmediato. A las 10:40 “Hospitalet de Llobregat. […] Guardia Civil entra en el Centro de Telecomunicaciones y Tecnologías de la Información. Ha entrado un coche blanco con cuatro agentes de paisano, era un coche que llevaba rato, que daba vueltas al edificio CTTI”. La transmisión era de la Unidad de Información Metropolitan Sur. Detallan “las horas en las que han permanecido dentro, la presencia de helicópteros, los periodistas que hay en la puerta, los vehículos de Guardia Civil que hay en el lugar”. Todo. Porque las labores que estaban haciendo, como señala la información recabada, mantenían “la prioridad de la Jefatura de Mossos, más que de intervenir o colaborar con el resto de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado para evitar que se conculcara la ley en centros de votación, era el detectar y en algunos casos dificultar los movimientos y la intervención de éstas, llegando a producirse escenas de tensión y algunos enfrentamientos aislados”.

A partir de ahí, los documentos que pretendían quemar los Mossos para evitar su conocimiento recogen como los agentes autonómicos fueron delatando los movimientos desde los barcos en los que se alojaban los policías y guardias: “Parece ser que del barco Piolín están saliendo todas las furgos de CNP y GC”; “habrían obligado a tener todos los accesos al puerto abiertos”. Informaron de los movimientos de los coches: “70 vehículos de la Guardia Civil se encuentran en el aparcamiento de Girona”. O de los desplazamientos generalizados: “Comienza a haber movimientos de Guardia Civil por todo el territorio catalán”.

Porque las ordenes del mayor Trapero eran utilizar sus recursos policiales para espiar a los policías. No para evitar el referéndum.

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