REPORTAJE

El spray pimienta se pone de moda entre las mujeres de Barcelona por miedo a los robos y violaciones

El spray pimienta, el 'accesorio obligado' para los jóvenes barceloneses que salen de noche

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El uso de spray pimienta como método de autodefensa se ha convertido en un fenómeno cada vez más generalizado entre los jóvenes barceloneses, especialmente entre las mujeres, quienes lo consideran un elemento esencial para sentirse seguras al transitar por las calles de la ciudad. «Esto precisamente es lo que usamos todas las chicas para salir de noche o ya por la tarde. Depende de la hora cuando ya anochece para ir seguras por la calle», comenta una de las jóvenes entrevistadas, quien ve en este elemento defensivo la única garantía de protección ante la percepción de inseguridad creciente.

Lo que inicialmente parecía ser una medida de precaución exclusiva para mujeres se ha extendido también entre los hombres jóvenes. «Ya no es cosa de las mujeres», señala uno de los entrevistados, mientras otro añade: «Por la noche no voy solo por Barcelona. Me da miedo».

«Ésta es la nueva realidad de Cataluña, el miedo que se vive al salir a la calle. Esas personas, esos jóvenes chavales como yo, que van a las discotecas y al volver a las 05:00 o 06:00 se encuentran con una turba de inmigrantes que empiezan a amenazar a robar ‘¡Dame el móvil o te pego!’», relata otro joven describiendo su experiencia nocturna.

Ante la pregunta directa sobre qué necesitan los jóvenes para andar con seguridad por Barcelona, una de las entrevistadas responde sin dudarlo: «No sé. Clases de autodefensa». Esta declaración refleja cómo la sensación de vulnerabilidad ha llevado a los jóvenes a considerar el aprendizaje de técnicas defensivas como una necesidad básica para la vida cotidiana en la ciudad.

Lo «anormal», cotidiano

Entre las situaciones que describen los jóvenes están prácticas como «bajar del autobús e ir corriendo a casa» o «tenerme que bajar una parada antes de metro», comportamientos que ellos mismos reconocen deberían ser considerados anómalos pero que han normalizado como mecanismos de supervivencia urbana.

«Es cotidiano, pero no normal. Y lo estamos normalizando. Es una pena», reflexiona una de las entrevistadas sobre esta situación. La sensación de desprotección institucional es otro elemento recurrente en los testimonios. «Lo único que nos asegura que al menos vamos a tener algo con que defendernos, porque ni las leyes nos protegen, ni los políticos, ni la administración, ni nada. Es esto», afirma una joven refiriéndose al spray.

Algunos de los entrevistados vinculan directamente el problema de inseguridad con la inmigración. «En Cataluña, de 2022 a 2023, el 78,8% de las detenciones que se produjeron en Barcelona fueron por parte de extranjeros, cuando en realidad ellos en esa época representaban el 22% de la población», menciona uno de los jóvenes.

Otro entrevistado señala: «El tema aquí es que en Barcelona el 80% de los detenidos son extranjeros. Es una barbaridad», mientras otra persona comenta: «Lo que pasa es que se ha dejado que entre mucha gente».

El fenómeno ha trascendido incluso al ámbito educativo, donde docentes confirman que existen «alumnos y compañeros que en los turnos de tarde, cuando salen muchas chicas, tienen que llevar el spray, porque aquí a las siete de la tarde ya es de noche y salen y se acercan magrebíes y van a acosarles. Y muchas veces también atracan a los alumnos».

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