Los socios de Sánchez en su investidura fallida pedían simultáneamente en el Parlament el fin de la Monarquía

Pedro Sánchez
Pedro Sánchez durante la sesión de investidura fallida en el Congreso.
Carlos Cuesta

Pedro Sánchez se presentó a su fallida investidura con varios pretendidos socios: Podemos y ERC. La falta de un acuerdo en el reparto de sillones impidió in extremis ese Gobierno del que Sánchez afirmó que era el mejor para la estabilidad de España. Y esos mismos socios, simultáneamente exigían en el Parlament Catalán acabar con la Monarquía.

Ni siquiera esperaron 24 horas. Los socios de Sánchez pidieron el fin de la Monarquía al mismo tiempo que el aspirante a presidente del Gobierno respaldaba que lo mejor para España hubiese sido un acuerdo con Podemos y el apoyo de ERC para formar un Ejecutivo y mantenerlo durante cuatro años.

ERC y la marca podemita En Comú Podem impulsaban este pasado jueves en el Parlamento Catalán una resolución para defender la autodeterminación y otra para pedir acabar con la Monarquía. La primera de las propuestas se presentó con el título “Derecho a la autodeterminación, derechos civiles y resolución del conflicto”. Contaba con el aval de JxCat, ERC y la CUP. Y a todos ellos se sumó como apoyo Catalunya en Comú Podem.

Las resoluciones incluían más puntos. También pedían “el fin de la causa general contra el independentismo”, fórmula con la que definieron al juicio –con plenas garantías– que se está llevando a cabo contra los golpistas ante el Tribunal Supremo.

Y también cargaron, con especial dureza, contra la Monarquía. En uno de los puntos, los republicanos exigieron a la cámara catalana que reafirmara su compromiso con “los valores republicanos” y que apostase por «la abolición de una institución caduca y antidemocrática como la Monarquía”.

Republicanos y podemitas se unieron de ese modo para cargar contra la figura y labor del rey Felipe VI «y su intervención en el conflicto catalán, así como su justificación de la violencia por parte de los cuerpos policiales del 1-O”.

Y todo ello ocurría mientras el presidente del Gobierno defendía en el Congreso de los Diputados que lo mejor para España era llegar con unos -Podemos- a formar un Gobierno compartido. Y con los otros -ERC- llegar a tejer un entramado de alianzas del que dependía igualmente la capacidad legislativa y presupuestaria del futuro Ejecutivo nacional.

El propio Gabriel Rufián (ERC) abroncó desde la tribuna del Congreso al PSOE y a Podemos por no haber llegado a un acuerdo que hubiese salvado ese Gobierno. Porque, según el portavoz del mismo partido que de forma simultánea pedía romper España, acabar con la independencia judicial y derrocar la Monarquía, esa fórmula de Gobierno era la mejor a la que podía optar España.

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