Crisis del coronavirus

Sanidad admite en un documento que los sanitarios son foco de contagio y exige tener en secreto esos datos

El informe establece que "los resultados deben ser confidenciales, dentro del plan de salud laboral de cada centro hospitalario"

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Carlos Cuesta

Sanidad sabe que los médicos, enfermeros, celadores y demás profesiones sanitarias siguen albergando focos de contagio del coronavirus en los hospitales, porque lo cierto es que no se ha hecho todo lo posible por cortar esos focos. Sanidad sabe igualmente que, pese a que afirmen oficialmente que ya están cribadas las profesiones sanitarias con test, no es cierto que se hayan efectuado los test necesarios: la sabe y lo reconoce internamente.

El Gobierno sabe también que no quiere ni oír hablar de que se conozca públicamente toda la realidad de esta situación. Por ello, en un documento oficial del pasado 16 de mayo, admite todo lo mencionado y exige «la elaboración de informes para conocer la situación de cada servicio y detectar exposiciones no controladas». Pero, eso sí, también exige que «los resultados deben ser confidenciales». Que no trasciendan.

El informe donde se plasma esta realidad -negada por los cargos políticos, pero admitida por los técnicos- es precisamente un «Documento técnico» titulado «Recomendaciones para la programación de cirugía en condiciones de seguridad durante el periodo de transición de la pandemia COVID-19».

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Informe de Sanidad que puntualiza que «los resultados deben ser confidenciales, dentro del plan de salud laboral de cada centro hospitalario»

El título es ya descriptivo de la incertidumbre que aún rodea a la seguridad en los hospitales frente al riesgo de contagio, algo, por otra parte normal, cuando resulta que más de 20.000 sanitarios se han contagiado por la falta de medios de protección personales para todos los profesionales de la salud.

En ese documento se encuentra un apartado denominado «Reducción del riesgo del profesional como foco de contagio». Ahí se señala la necesidad de abordar la «detección precoz de infección activa entre los profesionales. Detección sistemática de infección activa por SARS-CoV-2 en trabajadores sanitarios asintomáticos: Con el objetivo de la creación y mantenimiento de una atención segura para los pacientes evitando que los profesionales puedan ser vectores del SARS-CoV-2».

Exposición de riesgo

Por todo ello, se señala expresamente que «el personal sanitario tiene una exposición de riesgo repetida a pacientes con COVID-19 o a muestras positivas para SARS-CoV-2 por lo que la realización de despistaje mediante test serológicos nos podrá aportar información sobre el estado inmunológico en relación al SARS-CoV-2».

Lo más llamativo de esta frase es que lo expone como un reto a futuro, porque, efectivamente, y lejos de lo que se afirma públicamente, aún no se ha realizado ese cribado con tests.

El documento, de hecho, señala, también a futuro, que «se podrá valorar la repetición del despistaje en función de la evolución de los escenarios y el conocimiento de la respuesta inmune al SARS-CoV-2, sin perjuicio de mantener las medidas recomendadas y protocolizadas por el Ministerio de Sanidad».

Pero es en otro de los puntos del informe donde esta improvisación y tardanza en adoptar medidas que se suponía que estaban ya realizadas en los hospitales, se convierte directamente en ocultismo. Porque se reclama «la elaboración de informes para conocer la situación de cada servicio y detectar exposiciones no controladas» y se puntualiza que «los resultados deben ser confidenciales, dentro del plan de salud laboral de cada centro hospitalario». Nunca públicos.

Actividad asistencial vital

De hecho, a raíz de la existencia de esas «exposiciones no controladas” al coronavirus, el documento reclama una reforma en la «Organización del Personal Sanitario», porque «el objetivo es proteger a los pacientes ingresados y al personal sanitario de los riesgos de la infección por SARS-CoV-2 y asegurar la actividad asistencial vital de los pacientes afectos de patologías propias de la especialidad quirúrgica en cuestión».

Así, respecto a la organización del personal sanitario, «recomendamos: Organización estructural: […] Valorar repartir los profesionales sanitarios en grupos que no coincidan entre sí para la atención independiente de pacientes Covid-19 y No Covid-19. Si la dimensión del hospital lo permite, sería recomendable diferenciar turnos, quirófanos, salas de descanso y dependencias del hospital. Los grupos deben ser equilibrados en cuanto a competencias y pertenencia a unidades funcionales (cada grupo debe ser capaz de ofertar una cartera de servicios lo más amplia posible). […] Cambio de guardia: Realizar los pases de turno/guardia entre profesionales (entrantes y salientes) extremando todas las precauciones recomendadas para minimizar el contagio entre profesionales. Valorar realizar el pase por vía no presencial con todos los miembros del servicio presentes para conocer la evolución del servicio».

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