Sánchez piensa en Zapatero como su relevo si dimite
Zapatero se ha convertido en los últimos meses en una de las voces que más influyen en Sánchez
Pedro Sánchez piensa en José Luis Rodríguez Zapatero para relevarle en la presidencia del Gobierno si finalmente decide dar un paso al lado. El jefe del Ejecutivo, que se ha cogido cinco días de reflexión para decidir si le merece la pena continuar en el cargo, tras la apertura de una investigación judicial que afecta directamente a su esposa, comunicará su decisión el próximo lunes.
La elección de Zapatero, que podría asumir la presidencia antes de finalizar el mes de mayo sin necesidad de pasar por las urnas, responde a varios intereses del secretario general del PSOE. Los dos principales son la necesidad de encontrar a un candidato que sus socios, principalmente ERC y Junts, puedan investir, y el ganar tiempo de cara a una sucesión orgánica en el partido y que pueda medirse en las urnas con Alberto Núñez Feijóo.
La Constitución recoge que en el caso de la dimisión el presidente del Gobierno, algo que no ocurre desde la época de Adolfo Suárez, cesa todo su gabinete de forma automática. A partir de ahí se abre el mismo proceso que tras unas elecciones tradicionales. El Rey debe convocar a todos los grupos parlamentarios a una ronda de consultas en el Palacio de La Zarzuela y, tras escuchas a los portavoces, decidir cuál de los nombres propuestos reúne más apoyos para ser investido.
A diferencia de otros sistemas electorales, como el catalán que obliga a que el candidato sea diputado, en este caso no es necesario. De hecho, Sánchez llegó al poder en el año 2018 con una moción de censura y sin tener escaño en la Carrera de San Jerónimo. Tampoco lo tenía el candidato que propuso Vox en la moción de censura contra el líder socialista, Ramón Tamames.
De esta forma, si el Rey considerase que una eventual candidatura del PSOE con Zapatero tendría los votos necesarios para fructificar, le propondría y el ex presidente pediría su confianza al Congreso con la lectura de un discurso de investidura -como ya ha hecho en dos ocasiones anteriores-. Por lo que sabe de qué va. Si lograse la mayoría absoluta, como le ocurrió a Sánchez el pasado mes de noviembre, sería elegido de forma inmediata y si no requeriría de una segunda votación 48 horas más tarde.
Sánchez, al pensar en Zapatero en lugar de en cualquiera de sus ministros, lo hace por su conocimiento de cómo funciona el cargo que ya desempeñó y consciente de que sus socios catalanes, ERC y Junts, avalarían sin problemas al ex presidente socialista. Pues José Luis Rodríguez Zapatero, ahora reconvertido en asesor áulico de Pedro Sánchez y de Nicolás Maduro, ha sido el principal defensor de las principales cesiones al independentismo como los indultos o la amnistía. El último Estatuto de Cataluña, el que está vigente, también lleva su firma.
Además es uno de los negociadores de la investidura del actual presidente y uno de los emisarios en las reuniones en el extranjero con el mediador.
Pero de cumplirse estos planes, la de Zapatero sería una presidencia temporal e instrumental. Pues asumiría las funciones que durante unas semanas tendría encomendadas de forma interina María Jesús Montero, vicepresidenta primera, y su tarea sería asegurar la gobernabilidad hasta final del mandato con el mismo equipo que gobierna en la actualidad. Sánchez es un gran defensor de los cambios quirúrgicos cuando hay alguna baja en su gabinete.
En el plazo de tiempo en el que José Luis Rodríguez Zapatero estuviera por tercera vez al frente del Ejecutivo, en plenas facultades y con potestad de todo lo que comporta el cargo, también la de prerrogativa de convocar elecciones, Sánchez y su núcleo duro encaminarían su relevo a nivel orgánico. Con un híper liderazgo como el que ha ejercido durante todos estos años, a día de hoy no hay ningún dirigente socialista que se vislumbre como un futuro líder. Y eso es lo más importante para asegurar la continuidad del proyecto y evitar caer en una depresión electoral.
El jefe del Ejecutivo, que en las últimas semanas ha reconocido «estar cansado» de «los ataques, la falta de reconocimiento, la ingratitud hacia su trabajo y el odio hacia su persona», tiene dudas respecto a quién debe confiar el futuro del PSOE. María Jesús Montero, Pilar Alegría, Félix Bolaños, Óscar Puente, Diana Morant, Adrián Barbón o alguna alcaldesa más desconocida, son algunos de los perfiles que desde hace meses rondan por su cabeza. Pero como nunca había visto su final político tan pronto, decisión que maduró en cuestión de horas y que podría ejecutar el próximo lunes, ahora le entran las prisas.
En todo caso, según señalan fuentes del partido consultadas por este periódico, en caso de que Zapatero asumiera el cargo nunca disolvería las Cortes y convocaría unas elecciones anticipadas hasta tener resulta la sucesión definitiva de Pedro Sánchez.