Código de Conducta

Sánchez obliga por decreto a la Guardia Civil a considerar «el cambio climático» en sus actuaciones

guardias civiles Baleares
Dos agentes de la Guardia Civil
Luz Sela
  • Luz Sela
  • Periodista política. En OKDIARIO desde 2016. Cubriendo la información del Congreso de los Diputados. Licenciada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela. Antes, en COPE, ABC Punto Radio y Libertad Digital.

El Consejo de Ministros aprobó el pasado viernes el real decreto que desarrolla el Código de Conducta de la Guardia Civil. Una guía, en palabras del Gobierno, «que define los valores, los principios y las normas de comportamiento que han de regir la actuación de los miembros del Cuerpo».

Entre los puntos, se establecen los valores fundamentales que deben guiar a los agentes -«Honor, integridad, lealtad, valor, sentido de la Justicia, imparcialidad y neutralidad, responsabilidad, dignidad, espíritu de sacrificio»- pero también se desciende a otros aspectos más concretos, como el uso del uniforme, el saludo militar, el cuidado de la salud, o la «sostenibilidad corporativa». En este artículo, por ejemplo, se insta a los guardias civiles a «ser conscientes del impacto que sus actuaciones pueden tener en los ámbitos económico, social y medioambiental», de manera que «su desempeño profesional se guiará por el compromiso con la protección y sostenibilidad del medio ambiente frente a los efectos del cambio climático».

El reglamento también pide a los guardias civiles que actúen con «serenidad» en el empleo de la fuerza -«Fiel a mi deber, con actitud serena en el peligro, seré prudente sin debilidad y firme sin violencia», se contempla en el decálogo que rige la actuación de los agentes- y que los agentes muestren «respeto y cortesía, además de colaboración, en sus relaciones con las autoridades civiles de las distintas administraciones y poderes del Estado como legítimos representantes de la ciudadanía». También se les indica que deberán «velar por mantener y acrecentar el prestigio del Cuerpo, actuando de forma ejemplar y modélica con el fin de ganarse la confianza de la ciudadanía y de las instituciones».

El decreto regula otros aspectos, como el «trato a personas detenidas o bajo custodia» que «deberá hacerse de la forma más respetuosa con su reputación, imagen y dignidad». O el empleo de la fuerza, «como último recurso», que «deberá restringirse a aquellos supuestos en los que no exista un modo menos coactivo de proteger el libre ejercicio de los derechos y libertades o de garantizar la seguridad ciudadana».

También se pide a los agentes que respeten «la pluralidad cultural de España»: «El amplio despliegue de la Guardia Civil, vertebrando el Estado, y la cercanía al ciudadano y a la sociedad de la que forma parte obligan a que todos los miembros de la institución respeten la pluralidad cultural de la sociedad y las singularidades de cada uno de los territorios que conforman España, mostrando el mayor respeto y consideración hacia los símbolos e instituciones del Estado, de las comunidades autónomas y de las entidades locales».

Antecedente de este Código de Conducta es la Cartilla del Guardia Civil, elaborada por el Duque de Ahumada y aprobada en diciembre de 1845. Interior ha subrayado que esta cartilla supuso «un hito trascendental para determinar cómo debían de ser y comportarse los guardias civiles y constituyó un incipiente código de conducta que se complementaba con las Ordenanzas Militares».

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