INVESTIDURA DE SÁNCHEZ

Sánchez esconde su sometimiento al independentismo erigiéndose como «muro frente a la ultraderecha»

El candidato del PSOE ha tardado 75 minutos a hacer referencia alguna a su pacto con Junts y ERC con la amnistía

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Joan Guirado

Pese a estar hablando 102 minutos, el candidato a la investidura, Pedro Sánchez, apenas ha hecho referencia a sus pactos con el separatismo para perpetuarse en el poder cuatro años más. La palabra Cataluña la ha pronunciado por primera vez tras 85 minutos de intervención. Poco después ha verbalizado que «en nombre de España, del interés de España y en defensa de la concordia entre españoles, vamos a conceder una amnistía a las personas encausadas por el procés catalán». Según él, «es una medida que pide una parte muy relevante de la sociedad catalana».

El secretario general del PSOE, en un discurso carente de propuestas firmes y con muchos ataques a la oposición y «a la ultraderecha reaccionaria», contra la que promete ser «un muro», ha tardado una hora a referirse a sus acuerdos con Junts y ERC que, gracias a la Ley de Amnistía, le ceden sus votos para ser investido.

Volviendo a repetir lo de «hacer de la necesidad virtud», bajo la premisa de que «seguir avanzando por la senda de la convivencia y del progreso», Sánchez ha asegurado que el alivio penal al separatismo facilitará afianzar «la unidad» del país. No obstante, ha admitido que la amnistía no se aprobará sólo para «mejorar la convivencia» y «superar la fractura del 1-O». También que la propone «para ganar una legislatura de progreso», ya que «las circunstancias son las que son».

Y es que Sánchez, que ha facilitado al separatismo la gobernabilidad del Estado, se ha presentado ante las Cortes como un «garante del Estado de Derecho». Pese a que el Tribunal Constitucional le tumbó los estados de alarma en el anterior mandato y varios juristas tienen serias dudas de la constitucionalidad de la Ley de Amnistía que ha pactado con el separatismo.

Ahora, haciéndose suya la propuesta de Ley de Amnistía que durante años tachó de inconstitucional, ha criticado «la receta del PP» con Cataluña de «crispación y la confrontación social». Sánchez asegura que «nosotros apostamos por la vía del diálogo, del perdón, de la negociación, del reencuentro a la venganza». «Donde antes hubo quiebra de la Constitución, ahora la Constitución se cumple en todos los territorios de nuestro país», ha defendido.

Pleno Congreso
Sánchez se ha dirigido al pleno del Congreso para pedir la confianza de los diputados.

Con las palabras «Constitución» y «ultraderecha» como términos más repetidos a lo largo de su intervención, la retahíla de mentiras respecto a los gobiernos de coalición autonómicos conservadores que ha verbalizado Pedro Sánchez con el aplauso del separatismo, ha provocado el enfado de la oposición y la intervención de la presidenta Francina Armengol, que se ha visto obligado a parar unos segundos el pleno.

Diferenciación de las protestas

Pedro Sánchez ha iniciado su intervención haciendo referencia a las manifestaciones que, desde hace doce días, se producen frente a las sedes del PSOE y el Congreso de los Diputados como consecuencia de sus pactos con el separatismo. El candidato del PSOE a la investidura ha recordado que «manifestarse en las calles es una de las formas de democracia que reconoce nuestra Constitución» para acto seguido trasladar «mi respeto a todos quienes han ejercido este derecho de forma pacífica».

Manifestaciones Congreso
Un gran dispositivo de seguridad ha impedido a los manifestantes acercarse al Congreso.

El secretario general socialista, que ha ordenado blindar el Congreso ante su debate de investidura y que ha accedido al parlamento por la puerta de atrás, ha manifestado también que «la Constitución sólo contempla una forma de ejercicio democrática, la de votar en las elecciones». Sánchez ha prometido que «vamos a escuchar a los 25 millones de españoles que votaron en las elecciones». «Fuera de la Constitución no hay democracia, sino imposición», ha sentenciado.

En este sentido, el presidente del Gobierno en funciones ha advertido de que «o la democracia responde proporcionando seguridad, o la inseguridad se convertirá en rabia que acabará socavando a la propia democracia». Lo ha dicho para acto seguido referirse «a propuestas reaccionarias de partidos de extrema derecha que cuestionan las democracias y los Derechos Humanos».

Sánchez, que propone «cuatro años más de estabilidad y progreso para decir no a los reaccionarios de la involución», ha asegurado que «hay profetas del odio que quieren encerrar a las mujeres en las cocinas». También ha acusado a la «ultraderecha» de prácticas que su propio Gobierno y su partido, bajo las órdenes de Francesc Vallès y Ion Antolín, hacen a menudo: «amordazar a la prensa» y «al poder judicial».

Sobre los conflictos bélicos

Respecto a los dos conflictos bélicos que hay en el mundo en la actualidad, y para no molestar a sus socios de Sumar, ERC, Bildu y el BNG, más cercanos al movimiento de Hamás, Sánchez ha explicado en su debate de investidura que «mi primer compromiso de legislatura será que el nuevo Gobierno trabajará para reconocer al Estado palestino». Algo que había expresado en otras ocasiones pero que no había convertido en compromiso, forzado por las exigencias de sus socios.

Sánchez también ha expresado que «me comprometo a que haya una paz duradera y estable entre Ucrania y Rusia». Pese a que la resolución del conflicto no depende de él. El candidato socialista a la reelección ha manifestado que «España y Europa debemos seguir apoyando a Ucrania hasta que el último soldado ruso abandone» el territorio ucraniano.

La todavía ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030 y secretaria general de Podemos, Ione Belarra, socia de coalición de Sánchez, rápidamente ha reaccionado a sus palabras en un mensaje emitido a través de sus redes sociales desde el mismo escaño. «Necesitamos mucho más que palabras en una investidura para frenar el genocidio planificado que Israel está perpetrando en Palestina» ha dicho. Belarra le ha exigido a Sánchez que «rompan relaciones diplomáticas, dejen de comprar armas, apliquen sanciones económicas. Es dolorosa la distancia entre esas palabras y la inacción».

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