Sánchez y Díaz ‘firman’ un pacto de «no injerencia» para mantener el poder
Pedro Sánchez y Susana Díaz están decididos a mantener las distancias lo suficiente para no incomodarse y, al mismo tiempo, mantener intactas sus cuotas de poder.
Ambos dirigentes-que mantuvieron su primera conversación el pasado viernes-han ‘sucrito’ un acuerdo implícito de «no agresión», conscientes de que, interferir en las decisiones de uno y de otro, podría desestabilizar de nuevo el partido.
Por ahora, el nuevo secretario general ya ha avanzado que no piensa presentar un candidato crítico que dispute a Susana Díaz el liderazgo del partido en Andalucía. Díaz decidió adelantar dos meses la celebración del congreso-que tendrá lugar el último fin de semana de julio-a la vista del relevante peso que los partidarios de Sánchez tienen en la comunidad, donde el líder socialista registró un apoyo superior al 31 por ciento.
En la breve conversación telefónica-apenas seis minutos-, la presidenta de la Junta reclamó a su secretario general respeto por los dirigentes territoriales y los expresidentes del Gobierno, Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero, que en campaña se posicionaron con la andaluza. Sánchez le correspondió con un mensaje conciliador, y, en fuentes de su entorno se corrobora la intención de enterrar el hacha de guerra, siempre que se constate la «lealtad» a la nueva dirección.
En cualquier caso, el nuevo secretario general es consciente de la importancia de mantener a salvo el feudo andaluz, y de los riesgos de que el PSOE se pueda ver afectado por una batalla interna, de cara a las próximas autonómicas, en 2019.
La situación de los socialistas en la región es complicada. Díaz, que gobierna gracias al acuerdo de investidura con Ciudadanos, podría ver amenazado su poder si no consigue reeditar ese pacto, y los de Rivera eligen como socio al PP, algo que ya ocurre en la Comunidad de Madrid.
El peso del sector ‘alternativo’ a la actual dirección andaluza es significativo. Y lo indica no solo el respaldo a Sánchez en las primarias. La comunidad encabeza el número de enmiendas presentadas a la ponencia marco que se debatirá en el próximo Congreso Federal, y que cuestionan el modelo orgánico y el proyecto político propuesto en su día por la dirección provisional. La mayoría de esas enmiendas enfrentan dos modelos radicalmente opuestos: el de Sánchez propugna un partido ‘de bases’ con un poder decisivo a los militantes en detrimento de órganos internos, como el Comité Federal, y propuestas muy cuestionadas como el ‘Estado plurinacional’.
Centrada en la Junta
Díaz se centrará ahora en la gestión de la Junta de Andalucía para ir preparando el camino a las elecciones regionales. La presidenta andaluza pretende replicar a quienes le criticaron que su candidatura a la Secretaría General habría supuesto un abandono de sus responsabilidades al frente del Gobierno autonómico. Y así, en los próximos meses prepara una batería de medidas, orientadas fundamentalmente a lo social.
El Gobierno andaluz destaca además los buenos datos en la creación de empleo en la región. Desde su llegada a la presidencia, el desempleo ha descendido en un 17,63 por ciento. La presidenta andaluza quiere reforzar el diálogo con los agentes sociales y ya ha avanzado una próxima reunión con la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA) y las líderes de UGT-A y CCOO-A, Carmen Castilla y Nuria López para abordar la precariedad de los contratos y salarios.
Además, está dispuesta a encabezar el ‘frente’ de las comunidades socialistas contra el modelo de financiación del Gobierno. Díaz ha criticado que la comunidad esta mal financiada, y ha considerado también que los próximos Presupuestos Generales son los «más dañinos» para la región.
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