Sánchez admite en privado que el Gobierno no resolverá la crisis catalana en esta legislatura
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, dejó este viernes más dudas que certezas sobre la hoja de ruta que quiere seguir su Ejecutivo en Cataluña. Tanto es así que en la larga conversación informal con los periodistas tras su primera rueda de prensa en La Moncloa (dos meses después de llegar al poder), admitió que no hay cabida para ningún referéndum pactado en los dos años que restan de legislatura, por lo que no podrá resolver el conflicto catalán en este mandato pese al diálogo iniciado con los separatistas.
En abierto, Sánchez elogió las palabras de la ministra de Política Territorial y Función Pública, Meritxell Batet, el pasado miércoles al término de la Comisión Bilateral Generalitat-Estado, cuando afirmó que «este Gobierno tiene un proyecto para Cataluña».
Sin embargo, en ese corrillo con la prensa, sin micrófonos, reconoció que el Ejecutivo no tiene nada concretado. Y lo evidenció al señalar que la intención de su Gobierno es que se «vote algo» pactado la Generalitat de Quim Torra, pero rechazó que esto vaya a producirse en la presente legislatura, es decir, antes de 2020. De esta forma, Sánchez dio a entender que no piensa asumir más riesgos que la «normalización de las relaciones» con los separatistas de aquí a las próximas elecciones generales. Teniendo en cuenta que su propósito es el de agotar la legislatura.
Sánchez, que no fue capaz de armar una respuesta concreta al desafío separatista, insistió en que a su juicio debe votarse un «acuerdo político» (que «represente al 80% de los catalanes y no a un 49%») y apuntó a la posibilidad de que sea una consulta sobre si los catalanes quieren volver o no a la versión del Estatut de 2006 que tumbó el Tribunal Constitucional. Sánchez tampoco se inclinó expresamente por reformar el Estatut vigente o negociar uno nuevo y someterlo luego a consulta. Eso sí, dio por hecho que ningún referéndum será posible en los dos años que le restan de mandato.
De momento, el Ejecutivo hará balance de los trabajos de la Comisión Bilateral el próximo diciembre, cuando vuelva a reunirse esta mesa. Y lo hará después de calibrar las consecuencias de los juicios a los que se enfrentarán en otoño los exdirigentes de la Generalitat encarcelados por el golpe, entre ellos el exvicepresidente Oriol Junqueras. Toda una prueba de fuego para la Operación Diálogo de Sánchez.
En barrena
Sin referéndum pactado a la vista, el otro brazo de la estrategia que había mantenido Moncloa hasta la fecha era impulsar en paralelo una reforma de la Constitución para «dar encaje a Cataluña» en un nuevo modelo territorial que fuera aceptado por los soberanistas. Sin embargo, esta vía también ha entrado en barrena tras el portazo que recibió el jueves por parte del presidente del PP, Pablo Casado, en la primera reunión de ambos en La Moncloa.
Con todo, Sánchez reiteró este viernes a los populares que deben arrimar el hombre y actuar con la misma «lealtad» que mostró él en la aplicación del 155 por parte del Ejecutivo de Rajoy. «El PP no es ajeno a la situación en Cataluña y todos debemos aprender de las lecciones de lo que ha ocurrido allí», apuntó Sánchez. En la charla con los periodistas incluso comentó: «Yo me he comido el 155. Algún galón tengo».
Además, el presidente del Gobierno enfatizó en su comparecencia: «Hay que ser coherentes, las consultas (en alusión al 9-N de 2014 y al 1-O de 2017) se hicieron bajo mandato del PP. ¿Por qué?. Les pido que hagan una oposición de Estado», lanzó a los populares reclamando su apoyo.