Rita Barberá, un cuarto de siglo en la alcaldía de Valencia
Rita Barberá, fallecida hoy en Madrid, una de las políticas españolas con más amplía trayectoria será recordada sobre todo como la «eterna» alcaldesa de Valencia, cuyo ayuntamiento dirigió durante 24 años consecutivos, logrando sucesivas mayorías absolutas.
Barberá, nacida en Valencia el 16 de julio de 1948, era licenciada en Ciencias Políticas, Económicas y Comerciales por la Universidad de Valencia, y en Ciencias de la Información, sección de Periodismo, por la Universidad Complutense de Madrid.
Desde 1983 era miembro del Comité Ejecutivo Nacional del Partido Popular, formación a la que llegó desde Alianza Popular; con anterioridad había militado en el Partido Reforma Democrática, de Manuel Fraga.
En su trayectoria ha ocupado numerosos cargos: diputada en las Cortes Valencianas (1983-2015), alcaldesa de Valencia (1991-2015), y presidenta de la Federación Española de Municipios y Provincias (1995-2003).
Antes de su proyección pública, trabajó como periodista en Radio Valencia y en el diario «Levante», donde ejerció como responsable de una sección semanal de urbanismo, por la que se le concedió el premio Valencia de Prensa.
En 1975 ganó por oposición una plaza en el Cuerpo Especial de Economistas Sindicales. Y tres años después, asumió la Jefatura del Gabinete de Prensa del Gobierno Civil de Valencia, y más tarde la Jefatura del Gabinete de Prensa de la Confederación Empresarial Valenciana, cargo que ocupó hasta mayo de 1983.
En junio de 1991, tras ocho años como diputada autonómica, llegó a la alcaldía de Valencia. Su elección tuvo lugar tras un pacto del PP con Unión Valenciana (UV) y pese a que el PSOE había sido el partido más votado en los comicios locales de mayo de ese año.
Reelegida en las consultas de mayo de 1995, junio de 1999, mayo de 2003, mayo de 2007 y mayo de 2011, todas ellas por mayoría absoluta, durante su gestión se llevó a cabo la construcción de la Ciudad de las Artes y de las Ciencias, con el Oceanográfico y el Palacio de las Artes, diseñada por el arquitecto Santiago Calatrava; así como el Palacio de Congresos, de Norman Foster.
La celebración en 2007 de la trigésimo segunda edición de la Copa América de Vela, y la Fórmula 1 por las calles de la ciudad fueron otros proyectos que vieron la luz esos años.
Su apoyo al dimitido presidente de la Generalitat Francisco Camps tras su implicación en la causa de «los trajes», le valió un notable desgaste. «Todos los políticos de este país, del primero al último, reciben regalos», alegó entonces, coincidiendo con una de las etapas más activas de la instrucción del «caso Gurtel».
La posibilidad de resultar imputada en el «caso Noos», por los contratos firmados para la celebración del Valencia Summit, fue otro episodio en el que su nombre saltó a los medios de comunicación, y del que sin embargo salió indemne, tras la decisión del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana (TSJCV) de no imputarla. No así, el vicealcalde de la ciudad Alfonso Grau, que resultó procesado dentro del mismo caso.
Elegida candidata a la alcaldía de la ciudad en las comicios de mayo de 2015, su lista se alzó como la más votada, sin embargo el acuerdo entre Compromis, PSPV y València en Comú, la desplazó como regidora, siendo sustituida por Joan Ribó.
El 12 de junio, renunció a su acta como concejal, evitando así su presencia en al investidura del nuevo alcalde de Valencia.
El 23 de julio dio el salto a la política nacional y tomó posesión como senadora territorial en la Cámara Alta, tras la propuesta del PPCV en este sentido. Y el 31 de julio renunció a su escaño como diputada en Les Corts.
En enero de 2016, tras la «operación Taula» practicada contra una trama de corrupción infiltrada en varias Administraciones de la Comunitat Valenciana, Barberá negó cualquier relación con ella.
«Ningún contrato del Ayuntamiento de Valencia se ha amañado, ni ha habido ninguna mordida, ni desvío a financiación ilegal», afirmó.
El 8 de febrero, el PP pedía sin embargo a Barberá que diera «un paso atrás» y no presidiera, como estaba previsto, la Comisión Constitucional del Senado.
El asunto se precipitó cuando el juez del «caso Imelsa» solicitó al Senado que acreditara la condición de senadora de Barberá con el fin de determinar si era competente para investigarla.
«No dimito, ni me lo planteo», dijo entonces.
El 15 de marzo, y apenas unas horas después de trascender parte del sumario, la exalcaldesa aceptó sin embargo la invitación del juez instructor de acudir a declarar voluntariamente.
Ese mismo día, el PP abría un expediente informativo a Rita y a los concejales valencianos presuntamente implicados en el caso de corrupción.
El 13 de septiembre de 2016, el Tribunal Supremo decidió investigarla por supuesto blanqueo de capitales.
Un día después, solicitaba la baja en el PP pero se negaba a entregar su acta de senadora porque a su juicio, lo contrario, podría entenderse «como una asunción de responsabilidad».
El 27 de ese mes, Barberá renunció a ser portavoz de turno del Grupo Mixto -donde se integró tras dejar el PP-, quedando como viceportavoz del Grupo Mixto en la Comisión de Incompatibilidades del Senado.
Y el 20 de octubre, el TS la citó para comparecer como imputada, lo que hizo el pasado lunes 21 de noviembre para negar que existiera financiación ilegal en el PP valenciano.
Aunque reconoció haber entregado 1.000 euros al partido, lo calificó de donación desinteresada.
Expresidenta de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP), cargo que ocupó entre 1995 y 2003, ha sido galardonada entre otros con el premio «Women Together», otorgado por el programa de la UNESCO Together in the World (enero 2000); el Teleco «Honoris Causa» (mayo 2002); y el premio Emprendedores con Valores, de la Confederación Española de Directivos y Ejecutivos (noviembre 2004).
En 2005 recibió asimismo la insignia de Oficial en la Orden Nacional del Mérito de la República Francesa en reconocimiento a su «compromiso europeo».
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