El Rey Juan Carlos se presenta por sorpresa en el partido de su nieto Pablo Urdangarin en Pontevedra
El Rey emérito Juan Carlos I que permanece en visita privada en la localidad gallega de Sangenjo, tras 21 meses residiendo en Abu Dabi, ha visitado por sorpresa, en la tarde de este sábado, a su nieto Pablo Urdangarin, que se ha trasladado a Pontevedra para disputar un partido de balonmano con su equipo, el Barca B, contra el Club Cisne Colegio Los Sauces, que se juega el ascenso a la Liga Asobal, máxima categoría de balonmano.
La llegada del Rey emérito al pabellón, al que se le ha reservado un lugar debajo del palco de autoridades, un lugar accesible para don Juan Carlos I, ha sido, sin duda alguna, otro de los acontecimientos más llamativos para los seguidores de este deporte. Sin embargo, no han podido evitar el resbalón sufrido por el emérito cuando se reincorporaba de su asiento en la segunda parte del partido. Perdió el equilibrio y se abalanzó sobre la primera fila, teniendo que ser ayudado para no caer al suelo.
Pablo Urdangarin es el segundo hijo de la Infanta Cristina e Iñaki Urdangarin y tanto abuelo como nieto se encuentran gracias a este encuentro deportivo a unos 20 kilómetros de distancia, por lo que Juan Carlos I ha decidido trasladarse al pabellón polideportivo de la localidad pontevedresa. En esta ocasión su padre, Iñaki Urdangarin, que suele visitar a su hijo allá donde juega, no lo ha hecho, por lo que no ha habido ninguna otra sorpresa.
Por otra parte, Juan Carlos I abandonó las inmediaciones del puerto deportivo de Sangenjo (Pontevedra) tras navegar este sábado a bordo del Bribón. A su salida se ha detenido a atender a los medios de comunicación y, preguntado por cómo está siendo su estancia a España, el emérito ha comentado: «Muy buena, muy buena, ya lo veis».
Pese a haber navegado, Don Juan Carlos no ha podido disputar este sábado ninguna prueba, ya que las mangas han sido canceladas por las condiciones meteorológicas adversas -falta de viento, principalmente-.
Finalmente, alrededor de las 17:00 horas, la organización ha informado de que la jornada quedaba definitivamente suspendida. Tras casi ocho horas navegando, el ex monarca ha desembarcado en el pantalán sobre las 18:15 horas, ayudado por sus asistentes y tripulación, que le ha colocado una escalera para facilitarle la salida.
Durante el recorrido en coche de los algo más de 300 metros que separan el muelle del club náutico, el emérito ha vuelto a saludar a periodistas y curiosos congregados, asintiendo con la cabeza y sonriendo con la ventanilla ligeramente bajada.
Ha sido en ese momento cuando Juan Carlos I, tras atender a otra periodista que se le ha acercado, ha pedido a Campos que detuviese el coche para saludar a la prensa.
«Todo muy bien»
El vehículo se ha dirigido directamente a la casa de Campos, en la que el exmonarca se aloja este fin de semana durante su estancia en la localidad pontevedresa.
Allí estaban de nuevo los medios de comunicación, que en esta ocasión han podido acercarse hasta la ventanilla del copiloto, donde estaba sentado el emérito con la luna bajada.
Aparte de reconocer que está «muy bien» a pesar de la suspensión de la regata, ha bromeado con subir la ventanilla y quedarse con el micrófono de una de las periodistas que intentaba hacerle una pregunta.
Sin más declaraciones que las ya habituales durante su estancia este fin de semana en Sangenjo, ha vuelto a entrar a la casa del presidente del náutico para descansar