El recado del Rey a Sánchez ante la investidura: «La Constitución preserva la unidad que nos da fuerza»
En un contexto marcado por la inestabilidad política y la negociación de Pedro Sánchez con el separatismo, el Rey ha enfatizado la defensa de la Constitución y el Estado de Derecho como guía para el futuro de España
Frente a la total incertidumbre, los egos, el enfrentamiento partidista, y en plena negociación de Pedro Sánchez con quienes quieren romper España en su empeño por permanecer en La Moncloa, el Rey se ha erigido, un año más, en el garante de la unidad y de la concordia.
En su mensaje de Navidad, el monarca no ha ocultado su preocupación por Cataluña (a la que, al contrario de en otras ocasiones, ha mencionado expresamente) y también «por el deterioro de la confianza de muchos ciudadanos en las instituciones».
El discurso, el sexto de su reinado, resulta sin duda especial este año por el futuro que arroja el abrazo de Sánchez con el separatismo.
En ese contexto de vaivenes y crispación, el monarca ha convertido sus reflexiones en un homenaje rotundo a la sociedad española y sus valores- «la responsabilidad y generosidad, la determinación»- que, a lo largo de la historia, han permitido afrontar y superar las dificultades.
«No vivimos tiempos fáciles», ha admitido el Rey, esperanzado sin embargo en que «por eso precisamente, debemos tener más que nunca una confianza firme en nosotros mismos y en España». Esa España «que siempre ha sabido abrirse camino cuando hemos afrontado el futuro con responsabilidad, con generosidad y rigor; con determinación, pero también con reflexión y serenidad».
En este punto, no resulta nada casual que Felipe VI haya recordado, casi como anécdota, la condecoración con la Orden del Mérito Civil, el pasado junio, a 41 ciudadanos de toda España. Ciudadanos capaces, ha dicho, de «anteponer el bien común a los intereses particulares».
Con la sociedad española como guía y ejemplo, Felipe VI ha vertebrado su alocución advirtiendo que «el progreso de un país depende, en gran medida, del carácter de sus ciudadanos, de la fortaleza de su sociedad y del adecuado funcionamiento de su Estado».
Y, ante la realidad de una negociación de Gobierno con el separatismo, ha marcado el carril por el que debe transitar el devenir de España. Un futuro siempre ligado a la defensa del marco constitucional.
«Vivimos en un Estado Social y Democrático de Derecho que asegura nuestra convivencia en libertad y que ha convertido a España en un país moderno», ha destacado Don Felipe, vinculando así, ineludiblemente, la defensa de los servicios públicos, de la seguridad, en definitiva, del bienestar y progreso de los ciudadanos, con la Constitución.
A continuación, y en una alusión velada a quienes quieren ver más naciones que la española, ha colocado a España como Nación única. «Una Nación», ha dicho el jefe del Estado, «con una posición privilegiada para las relaciones internacionales, gracias a su clara vocación universal, a su historia y a su cultura».
Valores y Constitución
En este contexto, el Rey se ha mostrado «muy orgulloso» de la «solidez» del Estado, «no por una autoestima mal entendida, sino porque es una realidad contrastada que debemos poner en valor». Pero, más allá de esa defensa, ha alertado también de los riesgos de «caer en los extremos», en «una autocomplacencia que silencie nuestras carencias o errores» o en una «autocrítica destructiva».
«Todo cuanto hemos logrado no se ha generado de manera espontánea», ha resuelto Don Felipe. «Es el resultado, en última instancia, de que millones de españoles, gracias a nuestra Constitución, hemos compartido a lo largo de los años unos mismos valores sobre los que fundamentar nuestra convivencia, nuestros grandes proyectos comunes, nuestros sentimientos e ideas», ha celebrado, como ya hiciera en anteriores discursos.
De esos valores, el monarca ha destacado tres: la concordia, la voluntad de entendimiento y el impulso de la solidaridad, la igualdad y la libertad «como principios vertebradores de nuestra sociedad».
Diálogo dentro de la legalidad
En tiempos convulsos, el Rey se ha esforzado en transmitir un mensaje de entendimiento, de diálogo entre diferentes, pero siempre, y así lo ha destacado en varios momentos, dentro de la legalidad.
Ha recordado que el «diálogo y el respeto entre personas de ideologías diferentes derribó muros de intolerancia, de rencor y de incomprensión, que habían narcado muchos episodios de nuestra historia». Pero ha avisado también que esa «voluntad de entendimiento y de integrar nuestras diferencias» debe encauzarse «en el respeto a nuestra Constitución, que reconoce la diversidad territorial que nos define y preserva la unidad que nos da fuerza».
«Estos valores llevan muchos años presentes ente nosotros y constituyen una seña de identidad de la España de nuestros días», ha vuelto a insistir Don Felipe.
Lejos de conformarse, el monarca ha advertido de los peligros de caer en la parálisis y ha avisado de la urgencia de que los valores se mantengan vigentes. «No podemos darlos por supuestos ni tampoco olvidar su fragilidad; y por ello debemos hacer todo lo posible para fortalecerlos y evitar que se deterioren», ha opinado el monarca.
«El tiempo no se detiene y España no puede quedarse inmóvil, ni ir por detrás de los acontecimientos», ha añadido.
El monarca ha culminado el mensaje alertando de que los «nuevos desafíos que tenemos por delante no son sencillos» pero, como en otras ocasiones, ha mostrado su confianza en que seremos capaces de superarlos.
«Confiemos en nosotros mismos, en nuestra sociedad; confiemos en España y mantengámonos unidos en los valores democráticos que compartimos para resolver nuestros problemas; sin divisiones ni enfrentamientos que sólo erosionan nuestra convivencia», ha guiado el monarca, que ha concluido, con claro optimismo: «Tenemos un gran potencial como país. Pensemos en grande. Avancemos con ambición. Todos juntos. Sabemos hacerlo y conocemos el camino».