Rajoy gobernará pero convocará elecciones a partir de mayo si le hacen la vida imposible
El pasado sábado, el Comité Federal del PSOE acabó con la dimisión de Pedro Sánchez como secretario general. La salida del líder socialista, enrocado en su negativa a que su partido permitiera un Gobierno del Partido Popular –»ni de Rajoy ni de ningún otro candidato, no es no»–, abría una puerta a la abstención de su grupo en el Congreso en un eventual segundo intento de investidura de Mariano Rajoy. Si esto ocurriera, el presidente de Gobierno en funciones ya ha comunicado a sus más estrechos colaboradores, según ha sabido OKDIARIO de fuentes solventes, que está dispuesto a gobernar «sin condiciones» pero advierte: «Habrá elecciones a partir de mayo si nos hacen la vida imposible».
Lo que se teme en Moncloa y en la dirección de Génova es que la proclamación de Rajoy como presidente del Gobierno se convierta en el inicio de un «viaje a ninguna parte» con un Congreso cuya aritmética se presta a múltiples alianzas para tumbar cualquier proyecto de ley o convalidación de decretos.
Tras la caída de Sánchez, en el PP se preveían tres escenarios con el PSOE para la formación de Gobierno antes de fin de mes: la opción preferida por Rajoy, que es la del Ejecutivo de coalición, la de un pacto para una legislatura que afrontara cinco grandes reformas –financiación autonómica, pensiones, unidad de España, educación y violencia machista– y la «menos deseable» de una abstención sin condiciones.
La posición que parece defender el presidente de la gestora que rige los destinos del Partido Socialista desde aquella noche, Javier Fernández, es la de facilitar la investidura de Rajoy «pero nunca darle estabilidad». Y es que las reticencias internas aún son muchas y los plazos pocos. El PSOE deberá tomar una decisión antes de la última semana de este mes de octubre, pues el día 31 se cumple el plazo de dos meses de la primera votación de la fallida investidura de Rajoy.
Así las cosas, un segundo debate de investidura debería convocarse como muy tarde el martes 25 de octubre, la primera votación sería el miércoles 26, en la que Rajoy precisaría de mayoría absoluta, y la segunda votación, el viernes 28. Ese día, al líder popular le bastarían más síes que noes, y es ahí donde el PSOE aplicaría la «abstención técnica y limitada». Técnica por ser con la nariz tapada y con la única motivación de evitar las urnas y limitada porque se prevé que sólo 11 socialistas se abstengan o, incluso, se ausenten del hemiciclo.
Pero todo eso lo debería decidir el PSOE en un Comité Federal… el máximo órgano entre congresos y el mismo foro que dio el terrible espectáculo del pasado sábado. ¿Y cuándo se convocará, en qué fecha? Siguiendo la costumbre de hacerlo en sábado para facilitar el desplazamiento de sus más de 250 miembros, sólo quedan dos opciones: el día 15, inhabilitado porque se celebran las primarias del PSC, y el 22 de octubre.
«El infierno del pasado martes»
Aunque Rajoy se teme que los adjetivos de «técnica y limitada» aplicados por la gestora socialista a la abstención que le daría la investidura no sea más que el eufemismo de una «vida imposible» en la que el PSOE presente una oposición feroz para congraciarse con sus bases.
«No estoy dispuesto a que esto se convierta en un infierno como el del pasado martes», ha apostillado el líder popular a sus más cercanos. En el pleno del referido día 4 de octubre, el Grupo Popular perdió tres votaciones de sendas proposiciones no de ley (PNL) de diferentes grupos en las que ni siquiera contó con el apoyo de Ciudadanos.
Así la Cámara Baja aprobó reclamar la rebaja del IVA de los servicios veterinarios del 21% al 10% propuesta por Esquerra (177-132), instó al Gobierno a derogar la prisión permanente revisable a iniciativa del PNV (176-135) y reclamó paralizar la aplicación de la LOMCE en una PNL defendida por el convergente del Grupo Mixto Francesc Homs (175-133).
«Si una vez que gobernemos esto sigue así y no podemos contar con la responsabilidad de los grupos, el primer día de mayo que marque la ley disuelvo las Cámaras», ha insistido Rajoy, completamente contrariado con la triple derrota y la soledad de su grupo en el Congreso. ¿Y por qué esperar a mayo? ¿Qué necesidad hay de alargar ese calvario?
La Constitución Española prevé los plazos para las convocatorias electorales y las disoluciones de las Cortes Generales. Y en el caso de que un presidente del Gobierno decida anticipar la cita con las urnas, el artículo 115 le impone la salvedad de que no se podrá disolver las Cámaras antes de un año de que éstas se hubieran constituido, a no ser que no se haya podido designar un presidente de Gobierno –como ocurrió en la fallida legislatura anterior–, como prevé el artículo 99.5.
Ésa es la razón por la que un investido Mariano Rajoy no podría evitarse el calvario de verse derrotado en cada iniciativa legislativa y proyecto de ley durante varios meses. El decreto de disolución de las Cortes surgidas en las urnas del 20 de diciembre se publicó el pasado 3 de mayo. Así que nunca antes de un año pasado de esa fecha se podría anticipar el cierre de la legislatura.
Y como la Ley del Régimen Electoral General prevé que las elecciones «habrán de celebrarse el día quincuagésimo cuarto posterior a la convocatoria» y éste debe caer en domingo, las terceras elecciones ya no serían el 18 de diciembre, sino el 2 de julio, y se convocarían en un BOE con fecha de 9 de mayo.
Rajoy va aceptar gobernar en estas circunstancias, sin condiciones de un PSOE sin candidato ni liderazgo y que no puede imponer nada, porque el PP tiene ahora la sartén por el mango ni compromisos de un PSOE necesitado de hacerle oposición. Pero si le hacen la vida imposible hará saber a todos los votantes que no ha sido él quien ha