Independentismo en Cataluña

Torra cierra la puerta a una nueva reunión de la mesa del referéndum con el Gobierno de Sánchez

El president cree que es "innecesario" el "paripé" de una nueva reunión que sólo beneficiaría al PSOE y ERC

Moncloa busca fecha en julio para reunir la mesa de negociación con Torra y acercarse a ERC

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Pedro Sánchez y Quim Torra.
Joan Guirado

El presidente de la Generalitat, Quim Torra, no quiere volver a reunirse con Pedro Sánchez y su Ejecutivo en el marco de la mesa del referéndum. Ésta bilateral entre el Gobierno y la Generalitat se estableció el pasado mes de enero, propiciada por Sánchez, tras el pacto alcanzado entre el PSOE y ERC para facilitar la formación de la coalición socialcomunista. Ahora, mientras Moncloa busca fecha para julio, fuentes cercanas al president afirman que él va a declinar la celebración de la mesa.

De hecho, tras el primer encuentro, celebrado en el complejo presidencial donde reside Pedro Sánchez, el sector del Govern que lidera Torra ya aseguraba que este tipo de reuniones no servían de nada. Achacaban al Gobierno inconcreciones y falta de voluntad para llegar a una solución satisfactoria para los intereses separatistas en el mal llamado conflicto catalán. Por eso, aseguran fuentes cercanas a Quim Torra, el presidente regional considera «innecesario» volver a «hacer el paripé» para tener la foto que beneficie electoralmente al PSOE y a ERC. Son tajantes cuando se les pregunta por esa reunión: «¡No la habrá!».

Y es que con un calendario que aproxima cada vez más las elecciones en Cataluña, que como muy tarde se celebrarán entre enero y febrero del año que viene, el espacio político de Torra y Carles Puigdemont vuelve a situarse en la confrontación con sus propios socios y el Estado de cara a movilizar más a su electorado. En JxCAT creen que «no se entendería estar sentados con el Gobierno negociando no se sabe qué, mientras el Tribunal Supremo comete una barbaridad como inhabilitar al President de la Generalitat», algo que ocurrirá con toda probabilidad en el mes de septiembre.

A Junts per Catalunya, de hecho, la mesa del referéndum siempre le ha parecido un estorbo. Bien porque no podían capitalizar sus posibles logros, ya que la consiguió ERC cediendo sus apoyos al PSOE y Podemos para la investidura de Pedro Sánchez, o bien porque se les desmontaba parte del discurso de que el Gobierno no se sentaba a escuchar y negociar las demandas de los separatistas. Todo por una mayoría progresista que esperaban sustentara toda la legislatura pero que, hoy, está muy lejos de eso.

Así pues, con todo el embrollo político que hay de nuevo en Cataluña, el PSOE, Podemos y ERC son los más insistentes en la necesidad de celebrar la reunión bilateral. En el PSOE, y por ente en la Presidencia del Gobierno, buscan fecha a lo largo del mes de julio para su celebración. Eso sí, siempre tras las elecciones vascas y gallegas, para no interferir en dichos comicios. Sus socios de Podemos y ERC, por su parte, rechazan supeditar la segunda reunión al calendario electoral en otras regiones y exigen que se reúna cuanto antes.

Sin nuevas reuniones la mesa, el PSOE y Podemos, se quedan sin el apoyo de ERC. Perdiendo a su socio preferente Sánchez se vería obligado a mendigar a Inés Arrimadas que sus diez diputados liberales se alíen con comunistas y proetarras para sacar adelante los Presupuestos Generales del Estado y, con ellos, la legislatura. Si no lo logra, a finales de año, el presidente no tendrá otra opción que disolver el Congreso de los Diputados y convocar a los españoles de nuevo a las urnas.

Algo similar le ocurre a ERC, a quien todas las encuestas dan por ganadora de las próximas elecciones catalanas. En enero abandonó el unilateralismo y apostó por la moderación y el posibilismo facilitando la investidura de Pedro Sánchez a cambio de una mesa que debía acabar con la celebración de un referéndum. Costó de cerrar el acuerdo, pero se vendió como un gran acuerdo. La cancelación de una nueva reunión de la mesa le supondría ahora una pérdida de confianza entre los votantes separatistas. La formación de Torra y Puigdemont ha acusado siempre a ERC de regalar sus votos a cambio de nada.

Como ya avanzó este periódico hace unas semanas, en pleno confinamiento, Sánchez dio orden a la vicepresidenta primera, Carmen Calvo, de buscar fecha a lo largo de julio para reunir la mesa con el Govern. Lo hizo por las presiones de Podemos y ERC y consciente de que, con agosto políticamente inhábil y un septiembre que pasará por los tribunales con la inhabilitación de Quim Torra, la última oportunidad para salvar los Presupuestos que iniciarán su trámite parlamentario ese mismo mes pasa por ceder con ERC en cuestión de semanas. Si no logra convencer también a Torra, a día de hoy completamente de espaldas, el presidente se complica mucho la gobernabilidad. Tendrá que volver a llamar a Inés Arrimadas y venderle que pacta con ella acabando con ese foro de diálogo bilateral con los independentistas.

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