Los policías de Linares intentaron ocultar pruebas de su agresión antes de ser detenidos
Un testigo asegura que quisieron limpiar los cristales de las botellas con las que presuntamente agredieron a la víctima.
Los agentes han sido trasladados a la cárcel de Sevilla por su propia seguridad.
Los policías detenidos y enviados a prisión después de la brutal paliza que le dieron a un vecino y que fue grabada por varios testigos se enfrentan a condenas de hasta 10 años de cárcel. OKDIARIO ha tenido acceso al auto de prisión que detalla los hechos por los que los encarcela pese a que la Fiscalía ofreció dejarlos en libertad con una orden de alejamiento como alternativa a la cárcel. El domingo de madrugada el juzgado número 3 de Linares mandó a la cárcel a los dos policías de Linares que el viernes por la tarde fueron grabados mientras golpeaban una y otra vez a un vecino de la localidad y, en un momento dado, a su hija de 14 años cuando ésta intentó interponerse entre los agentes y su padre. Pesó mucho que al menos uno de ellos intentara ocultar pruebas en la misma escena de la agresión. El juez decidió sacar a los agentes detenidos de los calabozos del juzgado del pueblo para llevarlos a Jaén. Fuentes cercanas al caso aseguran a OKDIARIO que los vecinos de Linares estaban tan alterados que por dos veces intentaron entrar a los juzgados creyendo que los agentes seguían en su interior. “Apenas se podía escuchar la videoconferencia por la que estaban declarando del follón que había en la calle”, explican las mismas fuentes.
Por espacio de varias horas el tribunal recibió la declaración de los agentes, revisó los datos de los testigos y los detalles del atestado adelantado por OKDIARIO. Ya entrada la madrugada el tribunal convocó a las partes: “Los dos agentes de la Policía Nacional detenidos como presuntos autores de la agresión a un hombre y a su hija son investigados por un presunto delito de lesiones agravadas por el empleo de métodos o formas peligrosas para la salud física de la víctima y en la que ha mediado ensañamiento”. Este farragoso párrafo legal tiene una traducción más que preocupante ya que a renglón seguido la decisión del tribunal fue inapelable: prisión provisional, comunicada y sin fianza.
No son pocos los juristas que han mostrado su sorpresa por la decisión del juzgado, máxime cuando este diario les ha explicado que la Fiscalía propuso una alternativa a la prisión provisional: una orden de alejamiento de la víctima de la agresión. Entonces, ¿por qué teniendo esa opción el juzgado los manda presos? Para empezar porque lo ha pedido la acusación que representa al ciudadano agredido, y con esa ya son dos partes las que lo piden pese a la alternativa del Ministerio Público.
Riesgo de fuga
El auto de prisión justifica los tres pilares en los que apoya su decisión: valora que la condena futura puede llegar a ser severa, algunas fuentes indican que en el peor horizonte para los policías podría haber 10 años de prisión, y que el riesgo de fugarse para evitarla es alto. Además, dice el auto judicial que su condición de policías les puede servir para afectar a testigos clave en la causa o incluso destruir más pruebas si las hubiera. Sigue el auto justificando lo que para muchos es una medida desproporcionada. El hecho de que los agentes no tengan arraigo en Linares es la guinda para mandarlos a la cárcel y evitar su fuga. Desde el lunes por la tarde los dos están ya presos en Sevilla, que tiene un módulo específico para miembros de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Poco ha pesado en la opinión de juez que los policías de Linares hayan negado haberse identificado como agentes de la Ley o que hayan asegurado que no amenazaron con detenciones ni a la víctima ni a sus familiares. Bien al contrario, el auto refleja indicios de delitos de coacciones y detención ilegal en grado de tentativa.
Pero si algo ha pesado en el auto es el extracto del relato de uno de los testigos contenido en el atestado. ¿Qué es eso de empleo de medios peligrosos por parte de los agentes durante la agresión? Pues que usaron una botella al menos para golpear, o al menos intentarlo, a Carlos, la víctima. ¿Y qué dice ese testigo en concreto sobre el episodio de la botella? Pues que al menos uno de los policías de Linares se dirigió a él antes de que llegaran las patrullas de policía que los acabaron deteniendo y le pidió que limpiara los cristales que había en la terraza, con lo que interpreta el juzgado, pretendía deshacerse de indicios materiales que demuestran el uso de esos métodos peligrosos.
El panorama para los policías de Linares es incierto. Las fuentes consultadas por OKDIARIO asumen que antes o después serán puestos en libertad, al menos cuando el ambiente se calme de Linares, pero aun libres su futuro no escampa: la acusación será peleona y con el Código Penal en la mano hablamos de cinco años de prisión por lesiones agravadas, dos por delito contra la integridad moral y dos o tres más por detención ilegal. Una década a la sombra por un calentón que ellos mismos describieron en uno de los vídeos que ya tiene el juzgado: “Nos habéis buscado la boca y nos la habéis encontrado”.