TRIBUNALES

El patrón podemita del barco ‘Open Arms’ de Soros pierde el juicio contra OKDIARIO

Óscar Camps open arms
Oscar Camps, fundador de Open Arms.
Luis Balcarce

El barco Open Arms del podemita Òscar Camps hace aguas en los tribunales. El socorrista que montó un millonario negocio gracias a las mafias de tráfico de seres humanos en el mar Mediterráneo -apadrinado por el magnate George Soros- ha perdido el juicio contra OKDIARIO en el que demandaba al digital de Eduardo Inda por intromisión ilegítima al derecho al honor por un artículo firmado por Cristina Seguí titulado Frivolidad humanitaria para dummies. La juez del Juzgado de Primera Instancia de Mataró, Laura Ledesma, ha desestimado la demanda de Camps y ha absuelto a OKDIARIO y a su ex colaboradora. Las únicas costas que verá de momento el Open Arms  son las que tendrá que pagar de su bolsillo como condena.

El avispado socorrista exigía el pago de 10.000 euros por los «daños causados» a causa del artículo de Seguí publicado el 22 de agosto de 2019 en el que se le describía como un «traficante de seres humanos con más afición a la televisión que Isabelita Pantoja y que no ha visto un refugiado en su puñetera vida». Es más, Seguí calificaba con toda razón a su barco de «buque negrero» y de «vendernos la legitimidad moral de los esclavistas del siglo XXI». Todo bajo un mensaje humanitario revestido del toque glamuroso que le aportaban estrellas de Hollywood como Javier Bardem o Richard Gere.

La juez atendió a los argumentos de la defensa que subrayaban «el contexto social y periodístico» en el que el Open Arms era noticia por llevar a bordo a 80 inmigrantes, tras un rescate «realizado contraviniendo los acuerdos suscritos con el Gobierno italiano» y que se escudaba en el término crisis humanitaria para referirse a una situación que había sido buscada a propósito por la Fundación Pro Activa Open Arms  fundada por el mismo Camps.

Fue determinante en la demoledora sentencia de la juez contra el Open Arms la crítica que se hizo desde la Organización Comunitaria Frontex, que había denunciado «el efecto nocivo que se estaba produciendo al percibir las mafias de inmigrantes que las ONG que operaban lo hacían incluso en las propias costas de Libia, trasladando a los inmigrantes a Italia y no a puertos extracomunitarios más cercanos como Túnez o Malta». La connivencia entre Camps y las mafias de traficantes de ilegales queda señalada cuando se recuerdan «los vídeos de reuniones mantenidas en las costas de Libia con traficantes y estas ONGs que señalaban las playas desde donde saldrían las barcazas, para que el Open Arms fuera a recogerlos allí mismo para su posterior traslado a Italia».

La juez también acepta el argumento de la defensa en torno a la utilización del término «buque negrero», indiscutible en cuanto «el objetivo del Open Arms es trasladar inmigrantes africanos desde las costas libias hasta Italia» gracias al apoyo del lobby mediático con el que Camps se llenó los bolsillos con 3,6 millones de euros en ayudas, subvenciones y donaciones privadas.

La sentencia finaliza recordando que el artículo se publicó en una sección identificable para el lector como «de expresión u opinión y no de información». Por tanto, las opiniones «deben ser valoradas en el contexto informativo y de interés o proyección pública en que fueron vertidas». «La opinión de la autora [Seguí] queda amparada en el derecho fundamental a la libertad de expresión de pensamientos, ideas y opiniones», sentencia la juez.

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