Moción de censura contra Sanchez

Casado consultó con 20 históricos del PP el voto en la moción y la mayoría defendió la abstención

La deliberación contó con dos procesos de consulta: uno con cargos actuales del partido y otro con cargos antiguos e históricos

presiones CGPJ
Pablo Casado, en el Congreso.
Carlos Cuesta

Ex ministros e influyentes cargos del entorno clásico del partido y de la era Aznar fueron consultados. «Y lo cierto es que la mayoría pidió que el voto fuera el de abstención», destaca esa misma fuente.

La moción cogió desde el primer momento a contrapié al PP. Casado no quería una nueva foto de Colón, y «el ‘sí’ a la moción se interpretaba como volver a ponernos a todos en el mismo saco… y aquello nos salió muy caro en las elecciones del 28 de abril», destaca otra fuente presente en las deliberaciones.

«Por eso, desde el primer momento se rechazó el ‘sí’ a la moción. Además, votar a otro candidato que no fuera Pablo Casado era como asumir que lideraba la oposición Santiago Abascal», añade la misma fuente.

Dos procesos de consulta

Pero quedaba en el aire aún la pregunta sobre qué era mejor: un ‘no’ o una abstención. Esa deliberación contó con dos procesos de consulta. El primero interno, con cargos actuales del partido. El segundo algo menos interno: con antiguos e históricos cargos del PP. Con personas de relevancia y fuerte trayectoria y experiencia en procesos políticos. Conocedores, en concreto, del famoso ‘viaje al centro’ de Aznar. Muchos de ellos, de hecho, corresponden a la era del ex presidente.

«Se consultó a un número amplio de personas. Entre 20 y 30. Y lo más llamativo es que la mayoría pidió la abstención», señala una de las fuentes consultadas por OKDIARIO.

Alguna de estas personas, de hecho, intervino en la redacción del discurso. Esa persona fue Javier Zarzalejos, eurodiputado del PP, ex secretario de Estado de Presidencia bajo el mandado de José María Aznar y ex secretario general de FAES. Zarzalejos ha sido durante años uno de los grandes soportes en la trastienda del PP.

Las deliberaciones mostraron los puntos débiles del ‘no’. «La abstención le pareció a muchos de los consultados la mejor estrategia. Porque nos apartábamos de otra foto que nos identificaba con Vox, pero no dábamos un portazo a su electorado».

Vox cuenta en estos momentos con casi cuatro millones de votantes. «Y el peligro del ‘no’ no era ya sólo el de cortar con Vox, sino el de cortar con los votantes de Vox, que proceden en una gran mayoría del PP. Votar en contra de la moción de censura contra Sánchez podía reafirmarlos en su voto al partido de Santiago Abascal. «Si se quiere gobernar desde un gran partido de centro derecha es necesario reabsorber a los votantes que se han ido a Vox y a Ciudadanos. Y el ‘no’ podía suponer un cierre de puertas a un posible retorno de todos los simpatizantes de Vox al voto ‘popular’», señala otra de las fuentes consultadas.

El dilema no era fácil. «El objetivo del PP es captar en el espectro del centro a casi un millón de personas que no han regresado al voto ‘popular’ y que pueden encontrarse aún en la órbita de Ciudadanos. Para eso, es necesario marcar distancia con Vox». Pero, la misma fuente que desvela esta estrategia añade que «el peligro está en ganar por un lado lo que se pierde por el otro. Y el ‘no’ puede provocar esa situación».

El resto de la historia es ya conocido. Pablo Casado, pese al consejo mayoritario de estos históricos del PP, optó por votar un ‘no’ a la moción de censura de Vox. Es más, optó por un discurso de gran dureza contra Santiago Abascal. En el PP actual, en estos momentos, se mantiene la tesis de que la estrategia es un completo acierto porque Vox no dejará de apoyar los gobiernos territoriales y porque, si no se daba un portazo, el mensaje de viraje carecería de credibilidad.

Pero no faltan fuentes que temen que la escenificación haya sido excesiva y tenga coste, precisamente, en el otro gran colectivo de votantes fugados: el de Vox. O, incluso, en parte no fugada pero que comparte los postulados de Abascal y ha seguido apoyando al PP por el dilema del voto útil.

Las encuestas y el futuro mostrarán quién ha acertado. Si los históricos que querían la abstención que no ha habido. O los actuales que han optado por un ‘no’ que ha marcado un antes y un después en la era Casado.

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