Los ‘pablistas’ quieren trasladar su triunfo en Vistalegre a las regiones y eliminar el ‘errejonismo’
La victoria ‘pablista’ en la Asamblea de Vistalegre ha animado a los afines al secretario general a reclamar una mayor cuota de poder en las direcciones regionales controladas por los partidarios del ya ex número dos del partido, Íñigo Errejón.
Uno de los ejemplos está en el País Vasco, donde las corrientes críticas presionan a la dirección, en manos de la diputada errejonista Nagua Alba, para que equilibre las fuerzas en línea con los resultados. Los ‘pablistas’ de la región han conseguido por primera vez representación en el nuevo Consejo Ciudadano Estatal (CCE), en el que únicamente se sentaban la propia Alba y el también ‘errejonista’ Eduardo Maura. A partir de ahora, a la nueva dirección se incorporarán dos miembros afines a Iglesias, David Soto y Pilar Garrido. Maura, por su parte, no seguirá al no haberse presentado a la reelección, aunque sí lo hará Alba, miembro nato por su condición de líder autonómica.
Un renovado poder para los críticos vascos, ya que se da la circunstancia de que Garrido fue rival de Alba en las primarias celebradas el año pasado y cuenta con el apoyo del dimitido secretario general de Podemos en esta comunidad, Roberto Uriarte, de la corriente de Iglesias. Uriarte renunció al liderazgo en noviembre de 2015, cargando con dureza contra la secretaría de Organización del partido, entonces en manos de Sergio Pascual, y a la que calificó de «aparato» dirigido por «generales mediocres». Su renuncia abrió una brecha aún irreconciliable.
La comunidad vasca es una de las más convulsas para Podemos, y la contundente victoria del secretario general y su proyecto podría agrandar aún más las hostilidades. Por ahora, los ‘pablistas’ reclaman a Alba que utilice el margen de que dispone para que los órganos de dirección y también el proyecto político se hagan eco de lo expresado en las urnas de Vistalegre.
Aunque el Consejo Ciudadano vasco no habrá de ser aún renovado, los críticos presionan para que el actual organigrama incorpore a representantes de su corriente y se haga eco del desequilibrio de poder que puso de manifiesto la pasada Asamblea Ciudadana. Tras conocerse los resultados, la secretaria general de Podemos en el País Vasco ya admitió que la hoja de ruta del partido en esta región tendría que ser adaptada a la nueva realidad.
La Comunidad Valenciana
Otro de los territorios en situación crítica para el errejonismo es la Comunidad valenciana, donde el secretario general, Antonio Montiel, lleva tiempo cuestionado por los alineados con Pablo Iglesias.
Su lista y la de los críticos se enfrenarán en un congreso, en el mes de mayo, que se prevé en pie de guerra. Por ahora, estos últimos celebran como victoria que sea una comisión técnica la encargada de asegurar la neutralidad del proceso y evitar injerencias de la dirección, una vez que la Comisión de Garantías se disolviese por diferencias con Montiel. Los resultados de Vistalegre les ha insuflado un ánimo renovado.
«La unidad no se impone, se construye porque hay que trabajarla. Y eso supone gestionar la diversidad», asumió el líder valenciano tras conocerse los datos.